Putin defiende el rearme como base del desarrollo de Rusia
Moscú planea gastar en una década más de medio billón de euros en defensa
Vladímir Putin, primer ministro y candidato favorito a la presidencia de Rusia, aspira a que su país esté preparado para la guerra al más alto nivel y se rearme con equipos sofisticados de producción nacional. Según Putin, la industria militar rusa puede ser la base de la modernización económica y, a semejanza de la norteamericana y a diferencia de la soviética, debería ser capaz de transferir tecnologías al sector civil.
Putin ha expuesto sus ambiciones en el terreno militar y en la industria de defensa en uno de los artículos dedicados a su programa electoral. Su objetivo es que Rusia, apoyándose como antes en su potencial de disuasión nuclear, desarrolle nuevas armas y recupere el papel de superpotencia mundial desempeñado por la URSS. El enemigo ahora hay que buscarlo entre quienes piensan que la “soberanía nacional no debe ejercerse sobre los recursos de importancia global”.
“La renovación de la industria militar será la locomotora del desarrollo de las más diversas ramas, la metalurgia, la construcción de maquinaria, la industria química, radioelectrónica, las tecnologías de información y las telecomunicaciones”, ha afirmado Putin, según el cual la inversión en industria bélica tendrá el “mismo efecto que otros programas de modernización” existentes, pero con “más envergadura”. El presidente Dmitri Medvédev ha apoyado varios programas de modernización que afectan al sector civil.
A lo largo de la próxima década Moscú planea gastar 23 billones de rublos (más de 580.000 millones de euros) en Defensa. El coste de ese “programa sin precedentes” ha sido criticado por el exministro de Finanzas Alexéi Kudrin, y, según Ruslán Pújov, director del centro de análisis de estrategias y tecnologías, es imposible de financiar si los precios del petróleo descienden por debajo de los 100 dólares por barril. “Unos excesivos gastos militares” podrían impedir la modernización de la infraestructura de sanidad y educación y hacer aumentar los impuestos, ha afirmado el experto.
Putin alega que no se trata de una “militarización” del presupuesto nacional, sino del pago atrasado por los años en los que el Ejército y la Flota estuvieron “crónicamente infradotados”. Admite el primer ministro que la probabilidad de una guerra mundial entre las potencias nucleares es “reducida”, porque ella significaría “el fin de la civilización”. En el futuro las capacidades militares en el espacio, las batallas informativas y el ciberespacio podrán llegar a ser “decisivas” para determinar el carácter de los conflictos armados. A más largo plazo, Putin se ha referido a “la creación de armas sobre nuevos principios físicos”, a saber, “de rayos, geofísicas, de ondas, de genes, psicofísicas”. Junto con el arma nuclear, todo esto permitirá obtener instrumentos cualitativamente nuevos para lograr fines políticos y estratégicos”, ha dicho y, sin dar detalles, ha sentenciado: “Estos sistemas de armamento serán equiparables por sus resultados al empleo del arma nuclear, pero más “aceptables” en el terreno político y militar”.
Los planes de de Putin suenan inquietantes, pero a veces designan más un deseo que una realidad. El dirigente considera necesario “fortalecer” a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la entidad militar formada por Rusia y sus aliados en el espacio postsoviético. Según Putin, la OTSC está “preparada para cumplir su misión de garante de la estabilidad en el espacio euroasiático”. Sin embargo, las fuerzas de reacción rápida de la OTSC no han actuado en ningún conflicto y se quedaron al margen durante los pogromos contra la población uzbeka en el sur de Kirguizistán en 2010.
Tras pasar revista a las penurias sufridas por el Ejército y la industria militar en los años noventa, Putin ha afirmado que el potencial de desarrollo de la estructura militar heredada de la URSS está agotado. La única salida, ha dicho, es “construir un nuevo Ejército de tipo moderno, móvil y capaz de mantener una disposición de combate permanente”. Entre otras cosas, Moscú ha reanudado los vuelos de su aviación estratégica y su flota ha restablecido su presencia en las regiones estratégicas del océano y en el mar Mediterráneo. “Esta exhibición de la bandera rusa ahora será permanente”, ha agregado. En diciembre de 2011 se crearon en Rusia las tropas de defensa espacial-cósmica, que, junto con las fuerzas nucleares estratégicas, forman parte de la respuesta al escudo antimisiles norteamericano.
Para rearmar al Ejército con centenares de misiles balísticos intercontinentales, decenas de submarinos, centenares de aviones, más de 1.000 helicópteros, y decenas de equipos de misiles antiaéreos, Rusia apostará por su industria nacional, ha afirmado Putin, quien, en una aparente justificación por la compra de los portaviones tipo Mistral a Francia, ha afirmado que las ventas al extranjero serán aisladas y tendrán por objeto “estimular la producción nacional”. El objetivo es dotar al Ejército de un equipo nuevo que “ve más lejos, dispara con más precisión, reacciona más deprisa que los sistemas análogos de cualquier adversario potencial”.
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