El milagro europeo de Orio al Serio
Los acuerdos de cielo abierto de Bruselas dieron un tremendo impulso al transporte aéreo
Existen historias locales que explican mejor que los manuales de economía las virtudes de la integración europea. Una de ellas es el “milagro” de Orio al Serio, el pequeño aeropuerto de Bérgamo, a 50 kilómetros al este de Milán, junto a la autopista que lleva a Venecia. Abierto al tráfico civil en 1972, durante mucho tiempo fue tirando con el paso de unos 4.000-5.000 pasajeros al año. Daba hospitalidad a pequeñas compañías nacionales como Air Sicilia, Meridiana, Air Dolomiti y Volare, además de los vuelos chárter directos hacia destinos exóticos. A menudo recibía vuelos desviados cuando en Milán había demasiada niebla. En resumen, el típico pariente pobre y periférico de los ricos aeropuertos urbanos de Linate y Malpensa. Había una pugna constante entre las entidades locales y las asociaciones empresariales a las que se pedía que invirtieran dinero en el aeropuerto. Nadie asumía responsabilidades. ¿Qué podía hacerse con un aeropuerto que costaba mucho y era muy poco rentable?
El giro decisivo se produjo a finales de los años noventa gracias a Europa. Los acuerdos de cielo abierto de Bruselas dieron un tremendo impulso al transporte aéreo y le hicieron perder la pátina de viajes selectos y caros. Gracias a las nuevas compañías low cost, nacidas con la liberalización, volar de una ciudad europea a otra dejó de ser un privilegio para unos pocos. Para reducir los costes y vencer la tiranía de las pistas y las franjas horarias congestionadas, los nuevos trayectos empezaron a utilizar aeropuertos secundarios cercanos a las grandes áreas metropolitanas. En poco tiempo, los nuevos viajeros del continente se familiarizaron con nombres hasta entonces desconocidos como Frankfurt-Hahn, París Beauvais, Barcelona Gerona y Bérgamo Orio al Serio, a 45 minutos del centro de Milán, sobre una llanura con buena visibilidad y poco riesgo de niebla. Después de un rápido experimento, en 2003 Ryanair escogió Orio como base en Italia. De golpe, la compañía irlandesa activó 30 rutas de tarifasbajas desde allí, entre ellas a Londres, París, Frankfurt, Barcelona, Hamburgo y Bruselas.
Los nuevos viajeros se familiarizaron con nombres como Frankfurt-Hahn, París Beauvais, Barcelona Gerona y Bérgamo Orio al Serio
Desde aquel instante, el aeropuerto bergamasco está en constante expansión. Llegaron otras compañías similares. En 10 años, el millón y pico de pasajeros se ha multiplicado por ocho (8,5 millones a finales de 2011), que colocan al pequeño aeropuerto entre los 50 más activos de Europa. Los puestos de trabajo han pasado de 3.601 a 18.000 (incluido el empleo indirecto en la zona). Mientras que la producción total supera los 2.500 millones de euros, con un crecimiento real del 785%. Ni la Italia del boom económico tuvo mejor comportamiento. Pero, sobre todo, gracias al aeropuerto low cost, la región de Bérgamo, una tierra laboriosa de pequeñas empresas, ha reencontrado, en unos años difíciles, una vocación turística.
Bed & breakfast
La red hotelera está sufriendo una fuerte transformación, con el cierre de pequeñas estructuras obsoletas y la apertura de otras más apropiadas a la nueva demanda de ocio inducida por el aeropuerto. Mientras que en 2002, en toda la provincia, existían apenas 20 bed & breakfast, hoy son ya 150.
Orio al Serio abarca con sus rutas el 84,6% del PIB europeo, un verdadero centro euromediterráneo del vuelo low cost
Además, Bérgamo se ha convertido en un auténtico destino urbano, gracias al intenso movimiento turístico internacional. Han surgido tiendas de recuerdos, de productos típicos, y nuevos servicios de alquiler. Todo el distrito se ha beneficiado. El año pasado, en plena crisis económica, la afluencia de turistas al cercano lago de Iseo experimentó un crecimiento importante. Lo mismo ocurre con el valle de Imagna, gracias a las rutas enogastronómicas y deportivas. Según los cálculos del IRER (Instituto Regional de Investigaciones), de 2003 a hoy, la presencia de visitantes en la región bergamasca ha crecido un 63,8%: un 10% más de italianos y un 72% más de extranjeros, sobre todo jóvenes. Más del 60% de los que aterrizan en Bérgamo tiene menos de 35 años. Llegan en su mayoría de España, Gran Bretaña y Alemania, así como, cada vez más, de los países de la última ampliación, como Polonia, Rumanía y Eslovaquia. Hay quien llega de vacaciones (el 70%), por trabajo (el 15%) y para estudiar (el 12%). Es la famosa generación Erasmus, socializada con la caída del muro de Berlín, la primera con una genuina conciencia europea y que no utiliza el low cost para visitar solo las grandes capitales. Este es el segundo “efecto” Orio al Serio: el 60% de los que aterrizan tiene como destino Lombardía, sí, pero solo la mitad va directamente a Milán. El resto prefiere descubrir la región, la zona de Bérgamo (14%), la de Brescia o la delos lagos.
Hoy, Orio al Serio abarca con sus rutas el 84,6% del PIB europeo, se ha convertido en un verdadero centro euromediterráneo del vuelo low cost y, en los cómodos bares de su terminal se puede ver a parejas llegadas de Hamburgo que prueban los pinchos a base de taleggio, el queso local, estudiantes de Barcelona, ejecutivos de Dublín cuyas empresas han recortado los vuelos en business o italianos de laregión que van de compras al megacentro comercial Orio Center, situado frenteal aeropuerto, mezclados con jóvenes ingleses que hacen turismo de día (lleganpor la mañana y se van en el último vuelo, después de haber hecho todas lascompras posibles). La fuerza de la Europa unida, por una vez
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