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El PRI pierde a un poderoso aliado en las elecciones de México

El partido de Peña Nieto rompe con el PANAL, la formación del gremio de maestros presidida por la influyente Elba Esther Gordillo

Salvador Camarena
El candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
El candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.Eduardo Verdugo (AP)

En unas cuantas semanas ha desaparecido el guion perfecto que los priistas habían diseñado para su reconquista del poder. Primero, en lo que ya se conoce como los “errores de diciembre”, Enrique Peña Nieto tuvo un par de salidas en falso ante la prensa que le convirtieron en objeto de un ruidoso escarnio, sobre todo en las redes sociales. Y ahora, el acorazado multipartidista que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) había armado para arrasar en la cita electoral del primero de julio ha sufrido una abolladura cuyas consecuencias están por verse. El viernes por la noche, la alianza de Peña Nieto con la poderosa líder del Partido Nueva Alianza (PANAL), Elba Esther Gordillo.

En noviembre pasado, el PRI y el Partido Nueva Alianza (PANAL), fundado en 2005 a petición del Sindicato Nacional de Trabajadores, firmó una alianza electoral en la que también estaba el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). A cambio del apoyo a Peña Nieto, la líder sindical recibió las candidaturas a cuatro senadurías y 24 diputaciones. De las primeras, una sería para su hija (Chiapas), otra para su yerno (Sinaloa) y otra más para Jorge Kahwagi, un controvertido político al que considera su hijo.

Los priistas cedieron además posiciones al PVEM, entre ellas la candidatura a la gubernatura de Chiapas, que junto con la presidencial y seis más también se renuevan este año. En los últimos días, militantes priistas de distintos estados se rebelaron ante lo que consideraron imposiciones del equipo de Peña Nieto y una cesión desproporcionada a los otros partidos de la alianza. Incluso una senadora chiapaneca renunció al PRI al que se enfrentará por la gubernatura de ese estado.

Desde que era gobernador del Estado de México (2005-2011), Peña Nieto había venido tejiendo una relación con Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educaciòn, el SNTE, y líder detrás de los bastidores del PANAL, una organización política surgida en 2005 a partir de los cimientos del gremio magisterial compuesto por más de un millón de maestros. Gordillo, una priista de toda la vida, salió de manera forzada de ese partido en el mismo año en que fundó su propia organización.

La ruptura se produce después de que miembros del PRI censurasen las concesiones que el candidato había hecho a Gordillo a cambio de su apoyo

Se considera que el peso del PANAL fue determinante para que en 2006 el presidente Felipe Calderón se impusiera al candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador. Gordillo habría garantizado al hoy mandatario que buena parte del magisterio votaría al Partido de Acción Nacional (PAN) en aquella cita. A cambio, durante todo el sexenio panista gente de la maestra, como es conocida coloquialmente, ha estado en posiciones clave del gobierno calderonista.

Peña Nieto había recibido críticas por la asociarse con Gordillo, a quien especialistas consideran un obstáculo para la modernización de la educación en México, un renglón donde el país aparece siempre en los últimos lugares de, por ejemplo, los rankings que comparan a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En una entrevista con EL PAÍS en diciembre pasado, el candidato priista había defendido esa alianza argumentando que su partido ganaba competitividad y que mostraba además que no estaban confiados. “El PRI quiere integrar todo ese bloque. Al final, el gran reto del PRI es ganar de manera contundente”, dijo en esa ocasión.

PRI y PANAL se reunieron la noche del viernes para tratar de encontrar una salida a la crisis que amenazaba con desbordar a los primeros.

Casi a la medianoche, ambos partidos informaron que “de común acuerdo”, se separaban (el PRI y el PVEM seguirán juntos), y que eso se debió a que “no se alcanzaron las condiciones políticas necesarias en los equilibrios internos de los partidos”.

Es casi impensable que la líder magisterial apoye al candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador, quien la ha denostado hasta el cansancio y a quien culpa de haberle “robado” la presidencia en 2006. No se sabe si el precandidato panista que resulte ganador de entre Josefina Vázquez Mota (ex secretaria de Educación y enemistada con la maestra), Santiago Creel y Ernesto Cordero tratará de conseguir el apoyo de Gordillo. 

Las filas del PRI habrán ganado sosiego momentáneo, pero también amanecieron con la novedad de que la gran aliada será de nuevo adversaria, un giro casi digno de culebrón. A los tres puntos porcentuales que le costaron en las encuestas “los errores de diciembre”, ahora Peña Nieto también deberá decir adiós a los que le sumaba, según él, Gordillo. El guion que sostenía que la elección sería un paseo campestre para el PRI no existe más.

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