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Irán intenta ganar tiempo en Turquía

Ankara subraya que solo aceptará sanciones acordadas antes por la ONU

El presidente del parlamento iraní, Ali Alarinjani.
El presidente del parlamento iraní, Ali Alarinjani.STRINGER/TURKEY (REUTERS)

En plena ofensiva diplomática y económica contra su programa nuclear, el presidente del Parlamento iraní, Alí Alarinjani, ha anunciado hoy desde Ankara que Irán reanudará las conversaciones sobre el controvertido proyecto iraní. Pero el anuncio, con el que Irán trata de ganar tiempo y demostrar que no está aislado, tuvo un matiz importante. “Las conversaciones tendrán lugar siempre y cuando sean tomadas en serio y no de manera maliciosa”, apuntó Alarinjani tras reunirse con el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davotoglu y el primer ministro, Tayyip Erdogan.

La “manera maliciosa” que teme el régimen de Teherán se traduce en que el Gobierno turco habría propuesto retomar en Estambul las conversaciones con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania.

Esta ciudad fue escenario de las últimas e infructuosas conversaciones que se celebraron hace aproximadamente un año. No se ha hablado de fechas, pero todo apunta a que la propuesta ha sido bien acogida por el Gobierno iraní, quien ya ha anunciado la visita de su ministro de Exteriores, Ali Akbar Salehi, a Turquía la semana que viene.

La decisión de Alarinjani podría rebajar la escalada de tensión de las últimas semanas. Tras la amenaza de Irán de bloquear el estrecho de Ormuz, por donde circula el 40% del petróleo mundial, el aumento de las sanciones por parte de EE UU, la Unión Europea y ahora también Japón; y el asesinato de otro científico nuclear iraní, Teherán parece querer un respiro. La decisión de mantener una nueva ronda de conversaciones ha venido acompañada del anuncio del próximo viaje de representantes del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a Irán. Según fuentes diplomáticas citadas por la cadena Al Yazira, sería el próximo 28 de enero.

La visita de Larinjani a Turquía también llega en un momento delicado para las relaciones bilaterales. Turquía siempre ha mantenido una actitud conciliadora con las ambiciones nucleares de su vecino. Sin embargo, los lazos entre ambos países se han deteriorado considerablemente desde que Ankara aceptó acoger parte del escudo antimisiles de la OTAN. Su posición frente a la represión siria también difiere. También este viernes las autoridades turcas interceptaron en la frontera cuatro camiones iraníes que supuestamente transportaban armas para Siria.

Pero la economía turca no puede permitirse un nuevo varapalo. 2011 ha dejado en la bancarrota a cientos de empresarios que comerciaban con Siria y la violencia en Irak amenaza con perjudicar a otros tantos. Ankara sabe que se convertiría en uno de los grandes perjudicados por el cierre del estrecho de Ormuz. Turquía, sin apenas recursos energéticos, recibe el 40% de su petróleo de Irán. Además su mayor refinería —Tupras— firmó recientemente un acuerdo para comprar nueve millones de toneladas de crudo a Teherán. Una crisis energética sería difícil de explicar para Erdogan, que basa gran parte de su política en el éxito económico y las relaciones amistosas con sus vecinos.

Por eso Ankara se está empleando a fondo. La semana pasada el ministro de Exteriores Ahmet Davutoglu realizó una vista de varios días a Teherán. Días más tarde, recibía al subsecretario de Estado estadounidense, William Burns, quien aseguró a la agencia de noticias Anadolu que, “a pesar de diferir en las tácticas, ambos compartimos las mismas preocupaciones estratégicas” con respecto al programa nuclear iraní.

Ankara ya ha dejado clara su postura ante la política de sanciones a Irán. “Turquía no se siente obligada excepto por aquellas [sanciones] impuestas por las Naciones Unidas”, anunció el portavoz de Exteriores turco, Selcuk Unal, ayer tras la reunión entre el ministro de Exteriores y Larijani. En este sentido, Unal aseveró que su país hará todo lo posible para “resolver el problema a través de la diplomacia antes de que la escalada de tensión aumente”.

Durante su visita de dos días, Alarinjani, también tuvo palabras duras para Israel. “Tenemos una generación de jóvenes científicos muy activa. Si Israel piensa que puede acabar con nuestro trabajo a través de actos terroristas, está muy equivocado”, subrayó.

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