Monti anuncia nuevas medidas para el crecimiento económico
El primer ministro inaugura la segunda fase de su plan con liberalizaciones, reforma del mercado laboral y fomento de la economía como ejes principales
El primer ministro italiano, Mario Monti, ha aprovechado la habitual rueda de prensa de finales de año para inaugurar la segunda fase de su Gobierno: liberalizaciones, reforma del mercado laboral, fomento del crecimiento son los tres ejes que van a centrar un nuevo paquete de medidas que tiene que estar listo para finales de enero.
Después de los recortes, los ajustes, las subidas en la edad de jubilación y en los impuestos contenidas en el decreto que el mismo Monti bautizó Salva Italia', el Ejecutivo quiere centrarse en el PIB que lleva años sin crecer más que unas pocas décimas porcentuales. "No me molestaría si llamarais el nuevo paquete ¡Vuelve a arrancar, Italia!”, sugirió a los periodistas el jefe de Gobierno (y también titular de Economía).
Las medidas que el Profesor y su equipo están estudiando van a estrenarse en Bruselas cuanto antes. La primera cita útil es la reunión del Eurogrupo del 23 de enero. Luego llega el Consejo en Bruselas, el 30 de enero. "Aquello es nuestro plazo", ha declarado Monti. "Para entonces vamos a tener un paquete con medidas sólidas para el crecimiento".
"No hay tiempo, me doy perfectamente cuenta de ello. De lo que va a hacer Italia depende el destino de la economía mundial. Porque de lo que hagamos aquí, depende el futuro de la zona Euro y de ésta depende la economía global". Palabra de un profesor como siempre calmo, directo, riguroso en la argumentación, sintético y rápido hasta en la comparecencia de finales de año, la ocasión que los políticos italianos solían utilizar para sacarse brillo.
"No consideramos cerrada la turbulencia financiera. Nos queda mucho trabajo por hacer", ha admitido. Su equipo de tecnócratas, académicos y expertos - promete Monti - va a apretar los ritmos aún más, va a seguir concentrado y centrado en los hitos impuestos por la Unión Europea. El primer ministro ha pedido incluso disculpas a los periodistas que llenaban la sala - a la que acceden por primera vez también los medios extranjeros, señal de cuánto Monti esté pendiente de la imagen de Italia en el extranjero - por no dedicar mucho rato "a contestar a vuestras preguntas y a desmentir cuando sea necesario". Pero los ministros italianos no van sobrados de tiempo. La calma no es un lujo que Roma se pueda permitir. Lo recordaba también el Washington Post, hace unos días: "Super Mario tiene prisa. Al país se le acaba el tiempo. Y el dinero".
Cumplir con Bruselas y con Roma
A pesar de la expectación, Monti no detalló ninguna medida concreta, solo dejó claros los tiempos y la lógica general de la que nombra 'fase dos' de su Gobierno, nacido hace poco más de un mes sobre los escombros del Gabinete de Silvio Berlusconi. Los frentes en los que va a meter mano el nuevo Gobierno son las liberalizaciones (es decir, acabar con los gremios a los que es obligatorio pertenecer para ejercer casi todas las profesiones, por ejemplo, abogados, contables, periodistas); la reforma laboral para reducir la precariedad entre los jóvenes y para hacerlo -pronostica Monti, siempre realista- “habrá que negociar con los sindicatos más de lo que hicimos para la reforma de las pensiones"; y una red de incentivos - los rumores dicen que privados, ya que las arcas del Estado están vacías - para fomentar las obras públicas.
"Si hasta ahora hemos cumplido con lo pactado con Bruselas, es decir, asegurar las cuentas para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2013, ahora nos dedicaremos a impulsar la economía. No existe consolidación sostenible de las cuentas públicas si el PIB no crece de forma adecuada. Así que, tras el acto debido hacia Bruselas, ahora viene el acto querido por Roma".
Habla mucho de futuro, Monti. Siempre cita a los hijos, a los jóvenes que van a heredar el país. "Tenemos que convertirnos en una nación que confía en sí misma, respetada en el extranjero y sólida económicamente". El primer ministro intenta infundir optimismo y control, tanto que proporciona una lectura edulcorada también del "problema de la prima de riesgo". Tras tocar su récord (558 puntos) el 9 de noviembre, el diferencial entre los bonos italianos y los alemanes bajó un poco, pero sigue en niveles de alarma roja, que suelen establecerse por encima de los 500 puntos. "Hay que remarcar que aquel índice creció hasta noviembre pese a que el BCE comprara bonos. En las semanas que llevamos de Gobierno, se nota una tendencia a la baja y el Banco Europeo ya no compra mucho. Así que es una buena noticia, significa que la bajada no es ficticia, sino hecha de equilibrio y confianza", ha explicado Monti.
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