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ELECCIONES EN MARRUECOS

La apatía y la abstención ganan en Marruecos

Rabat ha intentado hasta el último momento movilizar al electorado La participación alcanza el 45% del censo, ocho puntos más que en 2007

Cabina de votación en un colegio electoral de Rabat.
Cabina de votación en un colegio electoral de Rabat.YOUSSEF BOUDLAL (REUTERS)

“No comprendo nada a la política, pero mi hijo me dijo que pusiera dos veces la cruz en la rosa y es lo que he hecho”. Khadija, septuagenaria, se disculpa con una sonrisa de no poder dar más explicaciones sobre el voto que depositó, sin saberlo, hace unos minutos en la urna a favor de los socialistas marroquíes en el colegio electoral de los Oudayas en el centro de Rabat. En las papeletas electorales los símbolos de los partidos son más visibles que sus nombres para facilitar el voto a los analfabetos que son aún el 32% de la población adulta.

Como Khadija 13,6 millones de marroquíes fueron convocados el viernes a las urnas —ocho millones de adultos residentes en Marruecos no figuran en las listas de electores— para votar en las primeras elecciones legislativas tras la aprobación en referéndum, en julio, de una nueva Constitución. Ésta recorta algo los poderes del rey Mohamed VI para transferirlos al jefe del Gobierno que el monarca designará en el partido con más escaños en el Parlamento.

De ahí que las elecciones hayan sido las más importantes de cuantas se han celebrado en Marruecos desde su independencia, hace 55 años. Hasta el último momento el Ministerio del Interior ha intentado movilizar a los electores enviando SMS o con anuncios en televisión. Algunos imanes, todos ellos funcionarios del Estado, disculparon incluso a los fieles de que no acudieran a la mezquita el viernes si aprovechaban ese rato para cumplir con su deber.

El islamista PJD asegura que "supera sustancialmente a sus rivales" en votos

Democratización

Con estas legislativas, que se celebraron diez meses antes de que expire la legislatura, el rey Mohamed VI quiso cerrar la peculiar primavera árabe que ha vivido Marruecos desde que el 20 de febrero jóvenes apartidistas, izquierdistas e islamistas empezaron a reivindicar la democratización del país. Impulsó una nueva Constitución que será aplicada en cuanto sea investido el nuevo Gobierno.

Hasta el último momento, también, aquellos que preconizan el boicoteo de las urnas han continuado manifestándose. Decenas de miles de militantes de Justicia y Espiritualidad, el gran movimiento islamista ilegal pero tolerado, se echaron el jueves por la noche a las calles de Tánger para expresar su rechazo a las urnas. En algunas localides del Rif como Beni Bouayach la población convirtió el viernes su protesta social crónica en un llamamiento al boicoteo.

Solo votó uno de cada cuatro marroquíes en edad de hacerlo; hay ocho millones no registrados

Participación

Para quién ha visto, hace un mes, las colas ante los colegios electorales de Túnez para los ciudadanos inscritos como votantes, las mesas electorales de Rabat, Salé o Casablanca parecían el viernes poco concurridas. Bien es verdad que Marruecos dispone de 38.000 colegios, cinco veces más de los abiertos en Túnez, para un cuerpo electoral que ni siquiera duplica al tunecino. Hay exceso de colegios electorales y los partidos no cuentan con suficientes interventores.

Dos horas después del cierre de las urnas, el ministro del Interior, Taieb Cherkaui, informó de que la participación ha alcanzado el 45% del censo electoral, aunque ello equivale en realidad al 28,4% de los marroquíes mayores de 18 años, es decir, solo ha acudido a votar uno de cada cuatro marroquíes en edad de hacerlo. Esta afluencia supera en ocho puntos la registrada en los comicios de 2007 (37%).

En la escuela Golán, en el barrio rabatí de Akkari, Salima apuntaba con aplicación los nombres que pronuncia al presidente de mesa. El hiyab (pañuelo islámico) que llevaba no deja escapar un mechón de su pelo y conocía a la perfección los nombres de los dirigentes del islamista Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) para el que trabaja “sin cobrar” como interventora.

A su lado Ahmed, un chaval sonriente, explicaba que representa al Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), llamado por la prensa el “partido del rey” porque lo fundó un gran amigo suyo y contó con el apoyo discreto de la administración para ganar las municipales de 2009. Ahmed, en cambio, no sabía nada de la formación para la que vigiló las votaciones excepto el nombre del cabeza de lista en esa circunscripción de Rabat. ¿Te pagan por pasar aquí el día? “Sí”, contestó escuetamente sin querer dar más detalles.

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