Argentina, conmovida por dos accidentes viales con 11 niños muertos
El país es el cuarto de Latinoamérica con la mayor tasa de fallecidos en carreteras, después de México, Ecuador y Paraguay
Alumnas de 10 y 11 años de un colegio católico de San Luis (835 kilómetros al oeste de Buenos Aires) iban cantando el pasado miércoles al mediodía en un autocar con rumbo a Cazador, un pueblo a 70 kilómetros de aquella capital provincial adonde iban a pasar una jornada de retiro espiritual y misión solidaria. Cuando faltaban sólo 5 kilómetros para llegar, al chofer se le detuvo el bus sobre las vías del tren y un ferrocarril de carga, que iba a 15 kilómetros por hora, lo embistió. Murieron seis niñas, una docente y la vicedirectora del colegio.
Al día siguiente, un equipo de fútbol de niños de 6 a 13 años del pueblo de Banderaló (de 1.300 habitantes, a 492 kilómetros al oeste de Buenos Aires) regresaba de un día de pruebas en el Racing de Avellaneda. Era de noche y la furgoneta que los llevaba embistió de frente contra un camión.
Fallecieron cinco niños, dos madres que los acompañaban y el chófer de la furgoneta.
En apenas dos días Argentina se vio conmovida por dos grandes accidentes viales con 16 muertos en total, de los cuales 11 eran niños. La actividad cotidiana de la serrana San Luis y del pequeño Banderaló, en plena pampa agrícola, quedó patas para arriba por el dolor de las familias destrozadas.
Padres que perdieron a sus hijos, niños sin sus madres, hermanos separados por la muerte. El desconsuelo reinaba, mientras la justicia intentaba buscar responsables de los accidentes.
Ambos choques se suman al ocurrido en Buenos Aires en septiembre pasado entre un autobús y un tren, en el que murieron 11 personas y 228 resultaron heridas. Aquel había sido el peor accidente ferroviario de la capital argentina en casi medio siglo.
Argentina es un sitio peligroso para conducir y desde hacía dos décadas figuraba entre los tres países latinoamericanos con más muertes en accidentes de tránsito. En el periodo 2009/2010, sin embargo, logró salir de ese podio nefasto y situarse en el cuarto puesto, con 26,33 fallecidos por cada 100.000 habitantes, por debajo de México (27,82), Ecuador (27,16) y Paraguay (26,38), según el Instituto de Seguridad y Educación Vial, una organización privada.
En el anterior periodo censado, en 2007/2008, Argentina había sufrido 27,01 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que evidencia una leve mejora.
Todavía se encuentra muy lejos de los países latinoamericanos con menos decesos viales: Cuba (8,47), Bolivia (9,83) y Costa Rica (11,55). El Instituto de Seguridad y Educación Vial atribuyó la suave reducción de muertes en Argentina a la creación en 2008 de una Agencia Nacional de Seguridad Vial, que comenzó a centralizar las políticas en la materia y que acaba de instaurar el carné por puntos en toda Argentina, pero la ONG advirtió que resta mucho por hacer. En los últimos años, Buenos Aires y algunas provincias han reducido los accidentes viales porque anticiparon en la creación del carné por puntos y han aumentado los controles de alcoholemia y velocidad.
La muestra de lo que falta por hacer está en los últimos grandes accidentes: desde el de Buenos Aires, donde el chófer del autobús cruzó las vías pese a que la barrera estaba baja, hasta el de San Luis, donde el conductor venía escuchando música con cascos y no escuchó el claxon del tren, según los testimonios que llevaron a que la Policía lo detuviera el jueves. En el bus de San Luis viajaban 49 personas, la mayoría niñas. Una docente permanece ingresada por una fractura de pelvis, una alumna perdió un brazo y otra, a la que se le amputó una pierna, aún pide que se la vayan a buscar al lugar del accidente para volver a bailar reggaeton. El alcalde de Zanjitas, el pueblo donde ocurrió el choque, reclamó al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que pusiera una barrera en la intersección de la carretera y el tren, mientras que el gobernador de San Luis y reciente candidato presidencial, Alberto Rodríguez Saá, calificó el siniestro ferroviario como el más grave de la historia provincial.
También será histórico para Banderaló el pesar por el accidente de los pequeños futbolistas del club Juventud Unida. El choque se produjo en la carretera nacional 7, que une Buenos Aires con una ciudad importante como Mendoza, pero que en buena parte del trayecto solo tiene un carril para ir y otro para volver. Se supone que el choque se produjo porque el camión mordió una banquina en mal estado y su chófer perdió el control. Hay siete heridos graves ingresados en diversos hospitales. Uno de ellos es la esposa de un hombre que ya perdió a un hijo en este accidente. Un niño que iba en la furgoneta salvó su vida, pero murieron su hermano mellizo y su madre.
Equipos de psicólogos procuraban contener a las familias.
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