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Premios y cinismo

Pilar Bonet

Varios destacados periodistas críticos de la política rusa acaban de ser galardonados con premios estatales (la más alta distinción del Estado) por el gobierno que dirige Vladímir Putin. Entre los distinguidos está Mijaíl Békevov, el director del diario Jímkinskaia Pravda, que publicó valientes artículos denunciando a las autoridades de Jimki, municipio satélite de Moscú en cuya jurisdicción se ha talado un antiguo bosque para construir una nueva autopista de Moscú a San Petersburgo.

La tala del bosque provocó la más amplia y organizada movilización social y ecológica que ha vivido Rusia en los últimos años. En 2008, Béketov fue golpeado brutalmente y,a consecuencia de la agresión, perdió una pierna y sufrió irreparables daños cerebrales. El galardón concedido -una suma que en 2010 equivalía a un millón de rublos (algo menos de 25.000 euros)- no podrá devolverle la salud perdida al valiente periodista, que se mueve en silla de ruedas y tiene dificultades de habla.

El premio con cedido a Béketov no puede ser considerado como un acto de generosidad, ni mucho menos. La investigación sobre los autores de la paliza no ha dado resultado y la autopista Moscú-San Petersburgo, proyecto en el que participa un empresario cercano a Vladímir Putin, sigue adelante. La autopista en cuestión corre a cargo de la empresa Compañía Concesionaria del Noroeste, el 50% de la cual pertenece a Arkadi Rótenberg, que es un amigo de Putin, y otro 50%, a la francesa Vinci, según Védomosti. Este diario ha afirmado que Putin se disculpó personalmente ante los franceses porque las obras se habían retrasado.

REUTERS.

Efectivamente, las protestas en contra de la tala en el verano de 2010 obligaron al presidente Dmitri Medvédev a paralizar las obras y a encargar estudios suplementarios del proyecto, lo que paralizó temporalmente las excavadoras, pero no alteró el plan inicial. El asunto ha tenido también repercusiones internacionales y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo se salió de la financiación de la autopista, siendo sustituido por bancos controlados por el Estado ruso.

En la Rusia actual hay otros ejemplos de iniciativas críticas contra instituciones del sistema que han sido premiadas por otras instituciones de ese mismo sistema. ¿Esquizofrenia de las autoridades? ¿Nuevo estilo de gestión post modernista? ¿Distintos centros ideológicos dentro de la administración? ¿Nuevos y perversos métodos propagandísticos para tranquilizar a los críticos occidentales de la falta de libertad de expresión?

Sean las que sean las razones, lo importante no ha cambiado. Como afirma Védomosti, la autopista Moscú-San Petersburgo pasará por donde está programado, seguirán deteniendo a quienes participan en manifestaciones críticas y los “funcionarios y amigos del tándem dirigente (el presidente Dmitri Medvédev y el jefe de Gobierno Vladímir Putin) se enriquecerán “más deprisa que Steve Jobs”. “El mejor premio a la sociedad civil sería el esclarecimiento de los asesinatos de periodistas, el fin de la censura en la televisión y el cese de las palizas, por las cuales después entregan premios”.

Y como muestra actual de que la realidad rusa no ha cambiado, las autoridades de Jimki han vetado (alegando un defecto de forma) la lista entera de los candidatos del partido Yábloko a las elecciones del consistorio local, que se celebran el 4 de diciembre. La lista contaba con la presencia de los principales activistas de oposición y el apoyo la líder del movimiento de defensa del bosque de Jimki, la enérgica y carismática Yevguenia Chírikova. Así, todos los compañeros de lucha de Béketov acaban de ser eliminados de la contienda por el control de la política local en Jimki.

"Es el colmo del cinismo y pura propaganda que le den el premio a Béketov y no hayan llegado a esclarecer quien le golpeó ni hayan castigado a la gente que organizó esa paliza para matarlo",dice Serguéi Parjómenko. Este veterano y crítico periodista también galardonado por Vladímir Putin piensa entregar su premio a una fundación a cargo de niños con leucemia y opina que Béketov se merecería una pensión estatal que cubriera los gastos de su costoso tratamiento médico.

 

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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