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Myanmar comienza a desmantelar la dictadura birmana

Miles de presos, aunque se desconoce cuántos de ellos son prisioneros políticos, abandonarán las cárceles en los próximos días

Activistas birmanos sostienen pancartas por la libertad durante una protesta contra el gobierno birmano.
Activistas birmanos sostienen pancartas por la libertad durante una protesta contra el gobierno birmano.AHMAD YUSNI (EFE)

El Gobierno birmano ha dado un nuevo paso hacia el desmantelamiento de medio siglo de dictadura. El anuncio de la puesta en libertad de 6.359 presos en los próximos días refleja la voluntad de los nuevos gobernantes de romper el aislamiento que sufre el país y de sentar las bases para que Estados Unidos y Europa levanten las sanciones económicas y políticas impuestas contra la Junta Militar que ha controlado con puño de hierro el país y de la que han salido, aunque sin el uniforme, los actuales dirigentes.

La amnistía ha sido aprobada después de la que la nueva Comisión para los Derechos Humanos, establecida el pasado 9 de septiembre, pidiera por escrito al presidente, el exgeneral Thein Sein, la liberación de los “presos de conciencia”. En una carta abierta publicada por el diario gubernamental Nueva Luz de Myanmar, la Comisión pide al mandatario que permita la excarcelación de todos los prisioneros políticos que “no supongan una amenaza para la estabilidad del Estado”.

La oposición en el exilio y los activistas de derechos humanos consideran que en las cárceles birmanas hay más de 2.000 prisioneros de conciencia, algunos de los cuales llevan décadas encerrados. La Nobel de la Paz y líder opositora, Aung San Suu Kyi, que pasó más de 15 años bajo arresto domiciliario, siempre consideró que el camino para la reconciliación nacional comenzaba en la liberación de los presos políticos. De ahí que su reunión con el presidente en la nueva capital Naypyitaw, el pasado agosto, desatara todas las expectativas sobre una próxima amnistía.

El ritmo de apertura del régimen es tan notorio que el lunes pasado, el subsecretario de Estado de EE UU, Kurt Campbell, durante una conferencia celebrada en Bangkok, reconoció que Washington puede tomar “pronto” medidas para mejorar sus relaciones con Myanmar ante “los espectaculares cambios” que está introduciendo el Gobierno. Campbell dio casi por sentado el levantamiento de las sanciones si se tomaban “medidas concretas” para la liberación de la presos de conciencia.

Los activistas de derechos humanos consideran que en las cárceles birmanas hay más de 2.000 presos de conciencia, algunos de los cuales llevan décadas encerrados

Este claro proceso de democratización, por el que muy pocas personas apostaban, se ha acelerado, informa la página web de la cadena británica BBC, desde que el pasado 22 de agosto, Thein Sein se dirigió a la nación por televisión e hizo un sorprenden llamamiento a los exiliados para que vuelvan al país. Thein hizo hincapié en que se van a poner en marcha medidas que garantizarán “el buen Gobierno, la transparencia y las prácticas democráticas”.

De momento, el discurso ha sido mucho más que un montón de frases esperanzadoras. Después de invitar al relator de Derechos Humanos de la ONU para Myanmar, Tomás Ojeda Quintana, que tenía las puertas cerradas desde hace más de un año, se cumplió su petición de crear una Comisión de Derechos Humanos independiente. La forman 15 académicos y exfuncionarios , que se comprometieron a defender los derechos de los ciudadanos y son los autores de la carta que ha alumbrado la amnistía.

Este importante paso se suma al anuncio del mes pasado del director del departamento de Registro e Investigación de la Prensa, U Tint Swe, sobre que se prepara una nueva ley que abolirá la censura en los medios de comunicación social. En una entrevista con la radio Asia Libre, que financia EE UU, el director indicó que la cesura de prensa no se corresponde con los valores democráticos.

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