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Medvédev exhibe su debilidad ante Putin

El presidente ruso justifica en televisión su renuncia a competir por la presidencia

Pilar Bonet
El presidente ruso, Dmitry Medvedev, durante su entrevista televisiva del viernes.
El presidente ruso, Dmitry Medvedev, durante su entrevista televisiva del viernes.DMITRY ASTAKHOV (AFP)

El actual presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, debilitó su ya quebrantada imagen de flojo e interino al reconocer el mayor peso de Vladímir Putin en una entrevista emitida el viernes por la noche en los tres canales centrales de televisión. Medvédev convocó a los directores de los tres medios más poderosos del Estado para explicarles por qué había propuesto a Putin como candidato a la presidencia. Al presentar decisiones importantes para la vida de su país como fruto de acuerdos con Putin, Medvédev indicó con ello su disciplina y su lealtad hacia su mentor, pero también cuán lejos está aún Rusia de la democracia y cuán poco cuenta el partido del Gobierno, Rusia Unida. Las autoridades deben encontrar “fuerza en sí mismas para renovarse”, dijo. Putin y él no dirán “adiós” y se irán conjuntamente. “Debe haber continuidad, debe haber una situación en la que comprendamos quien se queda al timón del Estado”, afirmó.

“El primer ministro Putin en la actualidad es, sin duda, el político con más autoridad de nuestro país y su rating es algo mayor [que el mío]”, afirmó Medvédev, que se refería a sí mismo en tercera persona. “El presidente actual conserva un nivel bastante alto de confianza, tiene un rating electoral bueno para la actual situación”, agregó.

Con bolsas bajo los ojos, una marcada arruga en la frente y la sombra de un afeitado no reciente en las mejillas, Medvédev explicó que tanto él como Putin son miembros de la misma fuerza política y se guían por el espíritu de servicio a la patria y no por la “ambición” (cosa que, como dijo, ocurre a otros candidatos presidenciales). Señaló que sus posiciones estratégicas y tácticas son muy próximas y que nunca se darían “codazos”. Medvédev utilizó un ejemplo desacertado al comparar su situación con la del presidente Barack Obama y la secretaria de Estado Hillary Clinton. Según él, como ambos son del partido Demócrata, “tomaron la decisión considerando quién era capaz de obtener un mejor resultado. Y nosotros también tomamos esa decisión”, afirmó. El líder ruso olvidó que Obama y Clinton compitieron fieramente dentro del partido por conseguir el puesto de candidato y el resultado final fue el fruto de la victoria interna de Obama y no de un acuerdo con Clinton celosamente guardado durante años.

“Nos dedicamos a la política práctica y a la dirección práctica del Estado, pero en la vida todo puede cambiar”, dijo Medvédev asegurando que no mintió al dejar abierta la posibilidad de presentarse él mismo a las elecciones. “Nosotros hace verdaderamente bastante tiempo teníamos una idea sobre cómo configurar el poder, si la gente confiaba en nosotros […], pero por otro lado, la vida podría haber introducido correcciones paradójicas y especiales”, continuó con tono profesoral.

“¿Y si hubieran cambiado las preferencias del electorado por alguna razón? Yo debía tener esto en cuenta. Vladímir Vladímirovich Putin y yo ocupamos dos posiciones en la cumbre […] y estamos obligados a cubrirnos el uno al otro, porque somos gente normal. Por eso cuando dije que no excluyo esto, no engañaba a nadie. Claro, la vida podría haber dado un giro inesperado, pero de todas maneras ya teníamos un acuerdo”.

Medvédev señaló, no obstante, que cualquier dirigente político puede “fracasar” tanto en Rusia como en otro país. Comentaristas en los blogs rusos recordaban que ningún dirigente ruso ha dejado el poder como producto de unas elecciones. Subrayando las palabras como si estuviera dictando una clase, Medvédev recalcó que Rusia tiene un régimen presidencial y “el que no esté de acuerdo, que se aparte”.

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Negó el presidente que en Rusia haya estancamiento, consideró que la televisión actual no es aburrida y calificó de “situación desafortunada” la pasión por los debates políticos que engendró en 1989 el primer congreso de los diputados de la URSS, cuando la gente no se apartaba de los televisores durante horas despreciando películas y seriales. “Cuando más próspera es la vida, tanto menos tiempo presta la gente a esto (retrasmisiones como la de aquel congreso), porque están conformes más o menos con el orden de la vida”, sentenció. Además, prometió “renovación permanente” y un nuevo Gobierno.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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