Italia pide frenar los combates en Libia para abrir corredores humanitarios
"La situación humanitaria es dramática", asegura el ministro de Exteriores italiano.- La guerra en Libia agota a Europa
El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, ha hecho un llamamiento al "cese inmediato de las hostilidades" en Libia para establecer corredores humanitarios para ayudar a la población. La "prioridad", ha dicho Frattini, es un "alto el fuego en Libia" pero, mientras tanto, "la suspensión de las acciones armadas es fundamental para que sea posible una ayuda inmediata".
Frattini ha hecho este llamamiento durante su comparecencia ante una comisión de la Cámara de los Diputados que analiza el Consejo Europeo que se inicia mañana en Bruselas. El titular de Exteriores ha subrayado que esa interrupción de las hostilidades permitiría el acceso a localidades aisladas de Libia, en las que la situación humanitaria es "dramática, como sucede en las inmediaciones de Misrata o en la misma Trípoli".
El jefe de la diplomacia italiana se ha referido además a las noticias sobre víctimas civiles registradas durante los ataques de la OTAN en Libia, después de que la Alianza Atlántica reconociera el pasado lunes que el mal funcionamiento de un proyectil pudo haber causado la muerte de al menos cinco civiles durante un ataque aéreo sobre Trípoli. Frattini ha señalado que esos "errores dramáticos" no forman parte de la misión de la OTAN y ha insistido en que Italia ha hecho indicaciones claras al respecto.
El pasado lunes el titular de Exteriores italiano aseguró que "la credibilidad de la OTAN" está a prueba y que "no se puede correr el riesgo de matar a civiles". Frattini señaló también que la OTAN debe reflexionar sobre la "falta de comunicación a la opinión pública, que no hace frente a la propaganda mediática" de Gadafi. La Alianza ha justificado los ataques, aunque ha lamentado la muerte de civiles.
Contexto de dudas
Sus palabras llegan en mitad de un contexto repleto de dudas por parte de los aliados. Europa se cuestiona la eficacia y coste de la guerra en el país norteafricano. Errores con víctimas mortales han hecho sonar las alarmas de la credibilidad de la Alianza, cumplidos los tres meses del inicio de la operación contra Muamar el Gadafi, lanzada el pasado 19 de marzo por Washington, París y Londres, y a punto de cumplirse los tres meses del relevo tomado por la OTAN el 31 del mismo mes.
Algunos socios advierten de que los fondos no son ilimitados en tiempos de crisis; otros anuncian ya retiradas; analistas hay que se cuestionan una campaña lanzada con prisa (y que sobre la marcha se atribuyó un objetivo que trasciende el mandato de Naciones Unidas para poner la continuidad de Gadafi en el punto de mira), y en Estados Unidos se cuestiona hasta la legalidad de la operación.
La protección de la población civil, el embargo naval de armas y la zona de exclusión aérea han hecho su efecto, pero las fuerzas gadafistas siguen teniendo medios para controlar la parte occidental del país e impedir los avances de las precarias fuerzas rebeldes asentadas en el este. De ahí que la OTAN haya concluido que la raíz del problema es Gadafi y que el objetivo último de la operación debe ser forzar su salida.
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