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Una huelga opositora bloquea las calles argentinas

Unos 20.000 manifestantes acuden convocados por la central sindical que se opone a la presidenta Cristina Fernández

El ala opositora de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) organizó ayer una huelga general, que repercutió sobre todo en las oficinas públicas y los hospitales. También quedó trastornado el tránsito dado que se montaron unos 100 bloqueos de carreteras y calles en toda Argentina, y unos 20.000 manifestantes recorrieron hoy los dos kilómetros que separan el Congreso de la Casa Rosada (sede presidencial), en Buenos Aires, para reclamar al Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner la subida de las pensiones y el salario mínimo y la ampliación de la cobertura de un subsidio para niños. Desde temprano, cuando la mayoría de los conductores de la periferia ingresan a Buenos Aires para trabajar, comenzaron los piquetes en puentes y autopistas de acceso a la capital.

La CTA es la central sindical de izquierdas y su tamaño es mucho menor que el de la peronista Confederación General de Trabajo (CGT), que dirige el camionero Hugo Moyano. Además, la CTA está dividida en dos ramas desde el año pasado: una apoya al Gobierno, la de Hugo Yasky, del sindicato de maestros, y otra lo critica y por eso organizó la huelga de ayer. Esta línea crítica del kirchnerismo está encabezada por Pablo Micheli, del gremio de los funcionarios. A diferencia de la CGT, la CTA carece de la personería gremial que concede el Estado y por eso reina la falta de libertad sindical. Es decir, los trabajadores de cada actividad solamente pueden estar representados por un sindicato, que a su vez se enrola en una de las centrales, la mayoría en la CGT.

"Me tiene sin cuidado si Moyano quiere o no que la CTA tenga personería gremial", ha declarado Micheli. "Este gobierno cree en el partido y en el sindicato únicos. No son pluralistas", se quejó el sindicalista. La libertad sindical no rige pese a un fallo de la Corte Suprema que en 2008 la autorizó para un colectivo específico, el del personal civil de las Fuerzas Armadas.

Más allá de la reclamación histórica por la personería gremial, el ala opositora de la CTA convocó la huelga por la situación social que prácticamente no mejora pese al fuerte crecimiento de la economía desde 2010, y dada una inflación que ronda el 23,6%, según un índice que elabora el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda) a partir de datos de las direcciones provinciales de estadística. Una de las quejas de la CTA dirigida por Micheli radica en la cobertura de la asignación universal por hijo, el subsidio de 36 euros mensuales para cada menor de 18 años cuyos padres están en el paro (el índice es del 7,4%) o trabajan en el mercado informal (que son el 33,7% de los empleados). La asignación, que creó el Gobierno en 2009, beneficia a 3,5 millones de niños y adolescentes, pero la CTA opositora considera que se ha dejado afuera a otros 3,3 millones.

"Queremos que el Gobierno escuche que hay una Argentina que no es la que le muestra la UIA (Unión Industrial Argentina), la CGT y (Guillermo) Moreno (el secretario de Comercio Interior y responsable de los controles de precios y de la intervención del polémico Instituto de Estadística)", advirtió Micheli. "El país no es el que le cuentan a la presidenta", añadió el sindicalista.

La huelga de ayer de la CTA coincidió con los tiempos preliminares de la campaña para las elecciones presidenciales de octubre próximo. Fernández aún no ha anunciado si se presentará o no a la reelección, pero su partido la alienta a hacerlo, dada que ha recuperado la popularidad que tenía al comienzo de su gobierno, en 2007. En la oposición ya están lanzados a la campaña el ex presidente argentino Eduardo Duhalde (2002-2003), peronista disidente, y el diputado radical Ricardo Alfonsín, mientras que la centroizquierda, que incluye a algunos dirigentes de la CTA, se ilusiona con que pronto se proclame candidato el gobernador de la provincia de Santa Fe, el socialista Hermes Binner.

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