"Nunca he visto una devastación como esta"
Obama visita la ciudad de Tuscaloosa, una de las zonas más afectadas por los tornados que estos días han matado a 350 personas
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se paseó este viernes por entre la devastación sufrida en la ciudad de Tuscaloosa, sede de la Universidad de Alabama y una de las zonas más afectadas por los tornados que en los últimos días han dejado al menos 350 muertos en seis Estados del sur y centro del país. "Nunca he visto una devastación como esta", ha dicho el presidente.
Desde el Air Force One, Obama ya pudo tener una primera visión de la destrucción que iba a contemplar de primera mano. Desde el aire, el presidente vio enormes cicatrices dejadas en la tierra al haber sido arrancados de cuajo los árboles y observar que donde antes había casas ahora hay escombros aplastados contra el suelo por la fuerza del viento.
Con la camisa arremangada, el presidente paseó entre las ruinas y conversó con familias. Una de ellas permanecía a la entrada de una casa marcada con una gran X, lo que significa que ha sido inspeccionada y no hay víctimas en su interior. "Vamos a hacer todo lo que podamos," ha asegurado el presidente. "Lo que he visto rompe el corazón", ha proseguido en referencia a los más brutales tornados sufridos en los últimos 40 años.
Michelle Obama permaneció buena parte al lado de su esposo mientras este ofrecía condolencias a las víctimas. Obama viajó hasta Alabama con su familia, ya que después todos debían seguir viaje hasta Florida para asistir al último lanzamiento del Endeavour, aunque este fue demorado 48 horas por problemas técnicos.
Según un comunicado de la Casa Blanca, lo que el presidente quería enfatizar con su visita a la zona era asegurar a los ciudadanos el compromiso de la Administración para ayudar de todas las maneras posibles a los afectados. En Alberta, una zona de Tuscaloosa, el presidente hizo una pequeña declaración en la que aseguró que se iba a ayudar a reconstruir estas comunidades. "No podemos traer de vuelta a aquellos que hemos perdido, ya están con Dios".
Las autoridades de Alabama intentan sobreponerse a una tragedia que ha dejado a más de un millón de personas sin luz y que en estos momentos enfrenta problemas tan básicos como no tener suficientes bolsas para guardar los cadáveres, por lo que están siendo almacenados en camiones refrigerados.
Las gasolineras que siguen en pie recogen inmensas colas de clientes a la espera de poder obtener algo de combustible con el que hacer funcionar generadores y tener luz. El Gobernador de Alabama, Robert Bentley, ordenó ayer el despliegue de 2.000 miembros de la Guardia Nacional para ayudar en lo que sea necesario.
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