Rousseff va a cambiar al presidente del Banco Central brasileño
Lula ha mantenido a Meirelles en el cargo durante sus dos mandatos
La permanencia o no en el Gobierno de Dilma Rousseff del presidente del Banco Central (BC), Henrique Meirelles, una figura internacional en el mundo de la política monetaria, era uno de mayores misterios por descifrar del nuevo gabinete de la sucesora del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Según publica hoy unánimemente toda la prensa nacional, Dilma ya ha decidido sustituir a Meirelles, que ayer prácticamente se despidió del cargo.
Meirelles había sido escogido en 2002 por Lula, a pesar de militar en la oposición del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y ser un hombre de su predecesor, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, y a pesar también de presentarse como un claro neoliberal en macroeconomía. Lo hizo para calmar entonces a los mercados internacionales preocupados con la llegada de las izquierdas al Planalto.
Lula mantuvo firme en su cargo a Meirelles los ocho años de sus dos mandatos -contra el malestar a veces de grupos radicales de su partido, el Partido de los Trabajadores (PT)- porque le aseguró los tres goznes para la estabilidad económica: el control de las metas de inflación, sin que le temblase el pulso al mantener los índices de intereses más altos del mundo; el cambio fluctuante y el superávit primario. Gracias a esos tres pilares, Brasil consiguió salir de la crisis internacional, como indicó el mismo Meirelles ayer en una especie de despedida, "más fuerte de lo que había entrado".
A Lula le hubiese gustado que Rousseff hubiese mantenido, como lo ha hecho con el ministro de Economía, Guido Mantega, a Meirelles al frente del BC, para demostrar al mundo que su sucesora, a pesar de ser más partidaria que él de una política de Estado más fuerte, no iba a cambiar su línea económica.
Meirelles sabe, sin embargo, que a pesar de que su posible sucesor, Alexandre Tombim, actual director de Normas del BC y colaborador suyo, en quién parece que ha puesto sus ojos Rousseff, no va a cambiar sustancialmente la actual política económica, tampoco tendrá ya la autonomía que él tuvo de Lula. Dilma ya ha dado a entender que quiere centralizar en ella toda la política económica.
Precisamente, uno de los requisitos que Meirelles había exigido para continuar en el cargo era poder seguir gozando de plena autonomía. La nueva presidenta se irritó con la exigencia presentada públicamente por Mereilles y comentó que ella aún no lo había convidado para seguir en el cargo y que nadie tenía el derecho de poner en duda que ella no va a mantener la autonomía del BC.
Sin embargo, Dilma es más propensa que Lula a bajar los intereses, hoy en 10,75% -uno de los más altos del mundo y que arrastra a Brasil dólares de todo el globo-, hasta un 2% en 2014. Según Meirelles, eso es imposible sin una reestructuración a fondo del gasto público, ya que dejaría libre la inflación que ya está dando muestras de superar los índices permitidos por gobierno de un 5%.
Según algunos analistas, como Cesar Maia, probablemente el mismo Meirelles haya provocado su salida, porque prevé que 2011, dadas las dificultades por las que atraviesa la economía de los países ricos, no será un año de vacas gordas para Brasil. La inflación, según la Fundación Getulio Vargas, podría ya estar en un 8% por lo que habría que aumentar aún más los intereses ya muy altos. Se prevé que el crecimiento del PIB, que este año puede superar el 7%, en 2011 no superará el 3%. El cambio hoy con la supervalorización del real, crea problemas a la balanza comercial. El déficit en cuenta corriente va hacia los 60.000 millones de dólares y, si se desvalorizase el real por decreto, la inflación se dispararía aún más, y China, con su política económica agresiva de exportaciones, sigue siendo una incógnita para Brasil
Meirelles, uno de los grandes expertos mundiales en política monetaria, sabe todo eso y probablemente ha preferido salir dejando a Brasil en su mejor momento económico, pero con vientos menos favorables a la vista. Sale glorioso y se podrá dar el lujo de observar los toros desde la barrera.
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