Lula pide a su sucesora Rousseff que mantenga en el cargo al ministro de Defensa
Se teme que el cambio pueda crear conflicto con los militares dado el pasado de guerrillera de la nueva presidenta
El presidente saliente, Luis Inácio Lula da Silva ha pedido a su sucesora Dilma Rousseff que mantenga en el cargo al actual ministro de Defensa, Nelson Jobim, que es un moderado bien visto por los tres cuerpos del ejército. El temor de Lula es que un cambio en el mando de los militares pueda crear problemas, al inicio de su mandato, a Rousseff debido a su pasado como guerrillera y militante en uno de los grupos activos en la lucha armada que tentaba imponer en Brasil la dictadura del proletariado.
Los militares, durante la dictadura, tuvieron encarcelada durante más de dos años a Rousseff, que también sufrió torturas y no han visto con buenos ojos su llegada a la Presidencia de la República. Los documentos que justifican la detención de la entonces joven guerrillera por parte de los militares aún no han sido hechos públicos y están encerrados en un cofre en el Supremo Tribunal Militar, según ha revelado el diario Folha de São Paulo que en vano pidió repetidas veces durante la campaña que se hicieran públicos para que los electores pudieran conocer esa parte del pasado de la candidata a la Presidencia antes de ejercer su derecho al voto.
Lula sigue muy activo en sus consejos a Rousseff en la composición de su nuevo gabinete. Acusada de ser una criatura de su creador, ya que fue Lula quien la escogió y quién consiguió elegirla como su sucesora, todos los ojos están puestos en su capacidad de independencia a la hora de formar su gobierno que debería "tener su nueva cara".
Sin embargo, Lula ya le ha pedido que no cambie tampoco al ministro de Economía, Guido Mantega ni al presidente del Banco Central, Henrique Meirlles, dos moderados que aseguraron en su gobierno la defensa de una política neoliberal de ajuste fiscal, metas de inflación y cambio fluctuante del dólar que tan buenos resultados le dio en el crecimiento económico y que le ayudó a superar bien la crisis mundial.
A sí mismo, Lula desearía que su sucesora dejara en su puesto al actual ministro de Educación, Fernando Haddad y que nombrara ministro de Sanidad a su ex ministro de Economía del primer mandato, Antonio Palocci que tuvo que salir del gobierno acusado de un presunto escándalo de corrupción y que tras haber sido absuelto por el Supremo ha acabado siendo el principal coordinador de la campaña de Rousseff.
Escuchar o no a su antiguo jefe, no será tarea fácil para la neófita que en su capacidad de independencia se juega buena parte de su credibilidad y autonomía. Las mujeres son las más interesadas en que la primera presiden te femenina del país, demuestre que no por ser mujer necesita para gobernar de la tutela de un hombre.
Rousseff, sin embargo se lo debe todo a Lula. Sin él, según afirman unánimemente todos los analistas políticos, ni hubiese sido nunca la candidata elegida por su partido ni hubiese salido victoriosa. Su triunfo se debió sobretodo a la popularidad de Lula que pidió el voto para ella como si fuera para él y a las promesas repetidas de la candidata de que seguiría fielmente su política.
En su primer discurso destacó que lo había aprendido todo de Lula, que acudiría a él cada vez que lo necesitara y que estaba segura que "su puerta estaría siempre abierta para ella".
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