Un país dividido en dos
El principal partido de la oposición domina los Estados más ricos y poblados - El apoyo de algunos aliados de Rousseff en el Congreso es considerado frágil
A pesar de que la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, salió ayer vencedora con un 56% de los votos, el mapa de las elecciones regionales (para elegir gobernador en los 27 Estados del país) deja claro que Rousseff solo ha ganado una batalla. El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el principal partido de la oposición, ha salido reforzado, y el país queda dividido en dos.
El PSDB de José Serra gobernará en ocho Estados, mientras que el Partido de los Trabajadores (PT), el partido de la nueva presidenta y de Lula da Silva, ha conquistado solo cinco de ellos. Con una salvedad, los territorios conquistados por el partido de la oposición son los mayores y los más ricos del país. Cuatro de ellos, São Paulo, Minas Gerais, Paraná y Goiás, poseen juntos el 47% de la población y producen casi el 54% del PIB nacional. Mientras tanto, las cinco regiones gobernadas por el PT suponen un 15,4% del PIB y su población supone el 15% del total.
Cuatro territorios regidos por el grupo de Serra generan el 54% del PIB
Donde Rousseff sí tendrá una mayoría clara es en el Congreso, gracias a los partidos que muestran su apoyo. Aun así, muchas de estas formaciones se consideran de alquiler y algunas ya piensan en presentar candidato propio en las elecciones de 2014.
La oposición, anestesiada durante los mandatos de Lula con una operación de "morfina social", en palabras del analista político Fernando de Barros, tiene una oportunidad ahora para resurgir. Así lo comprendió Rousseff, que, por si acaso y nada más conocerse los resultados, tendió una mano a sus rivales en su primer discurso como presidenta.
Los tres grandes diarios del país, Folha de São Paulo, O Globo y O Estado de São Paulo, subrayaron ayer en sus editoriales la idea de que la oposición ha recobrado la vida. Los principales periódicos señalaron además que los resultados no eran los más deseados por Lula da Silva. Pese a haber trabajado duramente en la campaña por su candidata, Lula no ha conseguido trasvasar su popularidad, de un 83% al final de la legislatura, a su sucesora.
El editorial de ayer de Folha de São Paulo, un diario que se declaró neutral durante las elecciones, dice de Rousseff que "no ha dado hasta ahora muestras de poseer expresión política y luz propia para dirigir una de las mayores democracias del mundo". Algunos llegan a considerar que su mandato solo será un paréntesis que acabará con el regreso de Lula al poder. El diario O Globo aseguraba ayer en su primera página que "el primer paso del lulismo, la vuelta de Lula en 2014, ya está siendo articulada en el Congreso y en el palacio presidencial".
El gran reto de la nueva presidenta será desmentir con su Gobierno que estos años sean solo una larga espera para la vuelta de su tutor. Para ello, tendrá que crear un Gabinete que lleve su verdadera personalidad.
Algunas noticias sugieren que eso no va ser así y que Lula estará gobernando en la sombra. Según la prensa brasileña, el presidente Lula ya ha pedido a Rousseff que mantenga en sus puestos al ministro de Economía y al presidente del Banco Central, dos pilares de su política económica neoliberal, siempre criticada por el sector más izquierdista de su partido. En cualquier caso, sigue sin conocerse cuál será la política económica que seguirá Rousseff. La analista Miriam Letão escribía ayer en O Globo: "Dilma en economía es una incógnita. Nadie sabe lo que ella realmente piensa al respecto".
Otras especulaciones configuran un Gabinete formado en gran parte por mujeres. La presencia femenina en algunos estamentos, como los medios de comunicación, es normal. No así en política; de los diputados del Congreso, solo el 10% son mujeres. Todo indica que Rousseff, la primera presidenta de Brasil, nombrará a mujeres para algunos de los Ministerios más importantes del país.
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