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Falsos secuestradores trataron de extorsionar al vicepresidente de Brasil

Pedían un rescate para la supuesta liberación de su hija

Juan Arias

El empresario José Alencar, a quien el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, escogió para ocupar la vicepresidencia en 2002 con el objetivo de enviar un mensaje tranquilizador al mundo de los negocios, ha sido víctima del falso secuestro de una de sus hijas. Alencar es un personaje muy apreciado entre los ciudadanos por su lucha titánica contra el cáncer que padece desde hace 12 años y por el que ha debido someterse a más de 20 intervenciones quirúrgicas.

El empresario estaba solo en casa. Sonó el teléfono y le anunciaron que habían secuestrado a una de sus hijas, que lloraba desesperada al teléfono pidiendo ayuda a su padre. Alencar trató de no perder la calma y escuchó al secuestrador, que le pedía 50.000 reales (más de 21.000 euros) por el rescate. "No tengo ese dinero en casa", le dijo. Y bajaron la cifra a 20.000. Así que se dispuso a localizar a algunos amigos para que le ayudaran a reunir la cantidad de dinero exigida.

El supuesto secuestrador también le preguntó si su mujer tenía joyas. Contestó que no. Entonces preguntaron cuál era su profesión: "Soy el vicepresidente del Gobierno", dijo, y le pidieron el nombre: "José Alencar Gomes da Silva". Mientras tanto, llegó su mujer con una de las hijas; entre las dos consiguieron localizar a la hija supuestamente secuestrada, que estaba bien y no sabía nada de lo que estaba ocurriendo. Para entonces, y una vez que el secuestrador conoció la verdadera identidad de Alencar, se asustó y colgó el teléfono.

A este tipo de violencia se la conoce como trote y generalmente la llamada de teléfono llega desde una cárcel. Después del intento de extorsión a Alencar, la policía brasileña va a divulgar un vídeo en Internet con consejos para potenciales víctimas de este tipo de engaño. Generalmente, el secuestrador pide que se coloque el dinero en una cuenta bancaria o que se deposite en algún lugar determinado. El preso, desde la cárcel, suele estar en contacto con algún familiar o amigo cómplice en el exterior. En el vídeo, la policía pide sobre todo no perder los nervios y no dar ninguna información sobre familiares o bienes. Como el secuestrador está en la cárcel, cuando la víctima se mantiene firme acaba desistiendo.

Ese tipo de delito es cada vez más común en Brasil y la desesperación de un padre o una madre, ante la duda de que su hijo pueda estar secuestrado de verdad, hace que en ese momento no se detenga a pensar que pueda tratarse de un engaño, especialmente si la supuesta víctima se encuentra fuera de casa y no es posible contactar con ella, como le ocurrió al vicepresidente Alencar.

Este periodista fue objeto de uno de estos trotes. Me dijeron que tenían secuestrado a mi hijo, a quien oía al teléfono llorando y diciendo: "Papá, sálvame, por favor". Cuando les dije que yo no tenía ningún hijo, cortaron la comunicación.

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