Recetas desde Miami para la crisis
Economistas del exilio cubano piden cambios estructurales en la isla
Las dos orillas del estrecho de Florida han coincidido al menos en algo los últimos días. Tanto en un lado como en otro se vive de lleno la grave crisis económica cubana, aunque con las visiones dispares de siempre. Mientras en La Habana el Gobierno ha anunciado tiempos aún peores, con recortes sin cambios sustanciales, aferrándose a la resistencia semicentenaria, en Miami el exilio ha certificado el desastre y ha repetido las recetas elementales de apertura como la única salida.
Como colofón, en la capital de la diáspora, al igual que en otras ciudades de Estados Unidos y del mundo, la noche del miércoles hubo actos conmemorativos del 15º aniversario del maleconazo. Con los mismos gritos de libertad de entonces, el exilio recordó la revuelta popular del 5 de agosto de 1994 en distintas calles de La Habana y especialmente en su emblemático paseo marítimo.
El estallido de la protesta contra la miseria del "periodo especial" fue el momento más difícil atravesado por la Revolución, tras cesar en los años noventa la ingente ayuda de la desaparecida URSS. Fue el preludio del último gran éxodo masivo de balseros. Analistas apuntan a que la historia podría repetirse ahora de forma distinta, ya sin Fidel Castro en primera fila. Pero las detenciones continúan.
En poco más de una semana, las previsiones más pesimistas se han confirmado en Cuba. El presidente Raúl Castro ha anunciado recortes en los emblemáticos campos de la salud y la educación para afrontar la crisis. Hasta se ha aplazado el 6º Congreso del Partido Comunista, previsto para finales de año. Castro reiteró su oferta de diálogo con Estados Unidos, pero sin renunciar a los principios revolucionarios.
"Cuba necesita un cambio estructural. Hacer cambios cosméticos en un sistema económico que no funciona es perder el tiempo, prolongar la miseria y los problemas que tiene la sociedad cubana", dijo Carlos Saladrigas, del Grupo de Estudios Cubanos, como resumen de la opinión de más de 200 expertos reunidos en Miami en la 19ª Conferencia de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE).
Jorge A. Sanguinetty, presidente de la ASCE, fue muy gráfico: "Cuba es como una gran bodega [tienda de comestibles o ultramarinos] en la que sólo se hace lo que dice el bodeguero. El dependiente no es nadie. La finalidad de la ASCE es preparar a los cubanos de allá y de acá para una transición a la democracia".
El disidente Óscar Espinosa intervino desde La Habana para recalcar la necesidad de reformas y señaló que puede repetirse un maleconazo como el de 1994. Juan del Águila, profesor de la Emory University, de Atlanta (Estados Unidos), recordó que Cuba lleva el mismo camino que Haití.
En una de las jornadas dedicadas a la agricultura, sector que atraviesa una crisis especialmente grave, pues la isla debe importar la mayoría de los productos, José Álvarez señaló que el sector "se encuentra en un callejón sin salida. Es difícil reanimar algo sin estímulos suficientes".
Cuba apenas está sacando rentabilidad a una de sus cuatro fuentes de ingresos, los servicios médicos a países extranjeros, especialmente a Venezuela. Pero además han bajado de forma significativa los del turismo, las remesas enviadas por los exiliados y el precio del níquel que produce. El momento es de alerta roja.
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