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Pakistán lanza una ofensiva aérea contra los talibanes

Más de 500.000 civiles han huido de sus casas en dos años de combates

El Gobierno paquistaní ha decidido pasar de las palabras a la acción en Buner. Este martes, el Ejército lanzó una ofensiva aérea contra los talibanes en ese distrito de la Provincia de la Frontera Noroccidental (NWFP, en sus siglas inglesas) donde los extremistas se hicieron fuertes la semana pasada. A pesar de que el viernes anunciaron su retirada, unos 500 aún permanecían allí. En un adelanto de lo que se les viene encima, las autoridades de esa provincia reconocieron que los combates que desde el domingo se libran en el Bajo Dir, otro distrito de la misma región, han provocado 30.000 desplazados.

"Unas 30.000 personas han abandonado la zona de Maidan, en el distrito del Bajo Dir, durante los últimos días", declaró el ministro de Información de la NWFP, Mian Iftikhar Hussain, durante una conferencia de prensa. Sus palabras confirman la advertencia de Amnistía Internacional (AI) el día anterior. Esta organización de defensa de los derechos humanos eleva hasta 33.000 el número de desplazados, basándose en un registro elaborado por Al Khidmat, una ONG local afiliada con el partido religioso Jamaat-ul Islami.

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"Ni los talibanes ni las tropas gubernamentales parecen preocuparse del bienestar de los residentes del Bajo Dir", denuncia Sam Zarifi, el director de AI para Asia, en un comunicado. "Los talibanes no dudan en usar áreas civiles como zonas de combate, a sabiendas de que los militares van a responder con bombardeos indiscriminados de artillería y de aviación".

Según testigos a los que ha tenido acceso AI, el Ejército atacó con cañones y helicópteros varias localidades de Maidan después de que los talibanes dispararan contra las fuerzas de seguridad desde zonas residenciales. El hospital del distrito en Timergara ha confirmado la muerte de cinco civiles, entre ellos dos mujeres y una niña, pero los desplazados cuentan que vieron cuerpos abandonados en las calles porque la gente tenía miedo de recogerlos. Los civiles huyen campo a través para evitar los combates en las carreteras.

"Estamos buscándoles acomodo en los distritos de Peshawar, Nowshera y Timargarh", manifestó el ministro Hussain. No va a ser fácil. Esta nueva oleada de desplazados internos viene a sumarse a los más de medio millón que ha provocado el enfrentamiento de las fuerzas de seguridad con los talibanes desde hace dos años, según las últimas cifras de la agencia de la ONU para los refugiados (UNHCR). El Centro para el Diálogo Humanitario, con sede en Ginebra, eleva esa cifra a un millón ya que recuerda que muchos de los afectados aún no están registrados.

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Los combates en el Bajo Dir, que han dejado 8 paramilitares y unos 70 talibanes muertos según fuentes oficiales, se iniciaron el domingo después de que los insurgentes atacaran un convoy militar. Sin embargo, los líderes talibanes han visto esa intervención como un intento de frenar su expansión fuera del Valle de Swat, después de que su presencia en Buner, a apenas 100 kilómetros de Islamabad, causara la alarma internacional y de los propios paquistaníes la semana pasada.

Su gesto constituyó un desafío al Gobierno. Sólo habían pasado 10 días desde que el presidente Asif Ali Zardari ratificó la ley que les concedía la instauración de la laye islámica sharia a cambio de que depusieran las armas. Tras numerosas advertencias para que se retiraran, la última ayer por parte del ministro del Interior, Rehman Malik, el Gobierno dio finalmente la orden de intervenir.

"El Ejército ha lanzado una operación militar en Buner a las 16.00 horas", anunció el portavoz militar, el general Athar Abbas. A esa hora (cuatro menos en la España peninsular), la aviación comenzó a bombardear presuntos escondites talibanes en las montañas de Babaji Kandao, en tanto que un combinado de tropas regulares y paramilitares de la guardia de fronteras penetraban en el distrito para desalojar a los insurgentes.

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