La Iglesia mexicana pide la paz
Los seis obispos de Chihuahua publican un exhorto contra la violencia 'narco'
Los seis obispos de Chihuahua (norte de México) lanzaron el lunes un exhorto para que pare la ola de violencia que azota a México. En un documento publicado en dos diarios locales y dirigido a "los fieles de nuestra Iglesia y a demás personas de buena voluntad", los dirigentes de la Iglesia católica expresan su preocupación por "las tristezas y las angustias" de su pueblo y expresan que no pueden "permitir que se siga manchando de sangre" al país.
Chihuahua es uno de los Estados más violentos de México. Ahí se han registrado cerca de 2.000 de las 6.000 muertes relacionadas con el narcotráfico que el Gobierno mexicano contabilizó en 2008. La tendencia continúa este año. Unos 380 de los cerca de 1.000 asesinatos vinculados al crimen organizado han ocurrido en ese Estado fronterizo.
El texto publicado por los sacerdotes, titulado Exhortación, se dirige directamente a "los que están implicados en la violencia", a quienes dice: "Les gritamos, con corazón de pastores: 'Arrepiéntanse y cambien de vida".
Los firmantes son el arzobispo de Chihuahua, José Fernández Arteaga; de Ciudad Juárez, Renato Ascencio León; de Parral, José Andrés Corral Arredondo; de Nuevo Casas Grandes, Gerardo de Jesús Rojas López; de Cuauhtémoc-Madera, Juan Guillermo López Soto, y de la Tarahumara, Rafael Sandoval.
El Gobierno que encabeza Felipe Calderón había anunciado el viernes el envío de unos 3.200 soldados al Estado fronterizo, y ayer declaró que otros 1.000 policías se sumarán contra el combate al crimen organizado en Chihuahua.
El portavoz de la diócesis de Ciudad Juárez, Hesiquio Treviño, declaró al diario mexicano Reforma que la publicación es un mensaje de que la jerarquía eclesiástica no es indiferente a la grave situación que atraviesa la ciudad fronteriza. Cerca de 1.600 ?un 26%? de los asesinatos ocurridos en México en 2008 ocurrieron en la ciudad fronteriza, que suma además unas 160 ejecuciones en lo que va de este año. "La población vive con miedo. Es una ciudad semiparalizada, que ha sufrido mucho", señaló Treviño.
Los efectos de la guerra contra el narcotráfico han alcanzado a la Iglesia católica. En Celaya (a unos 400 kilómetros de la capital del país), el obispo Lázaro Pérez Jiménez declaró que a un cura de su diócesis le pidieron dinero a cambio de "protección".
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