El campo argentino reanuda su protesta
Los agricultores convocan actos contra la subida de impuestos que votará el Senado la próxima semana
Las cuatro principales entidades rurales de Argentina reanudaron ayer las protestas contra la subida de impuestos a la exportación de soja, el principal cultivo del país, pero de momento no cortarán carreteras ni emprenderán una huelga de comercialización de granos. Los colectivos de agricultores, en los que están representados desde grandes terratenientes hasta pequeños productores de la rica región pampeana, buscan presionar al Senado, que la semana próxima deberá votar el proyecto de ley que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner envió al Congreso para ratificar el aumento tributario.
Esta subida desencadenó en marzo un persistente conflicto económico y político.
Agricultores de Pergamino (225 kilómetros al oeste de Buenos Aires) organizaron un tractorazo entre la carretera nacional 8 y la plaza principal de esa ciudad, enclavada entre las mejores tierras de Argentina. En algunos pueblos de la provincia de Córdoba (centro del país), los manifestantes protestaron en las cunetas y repartieron folletos a los motoristas, pero no interrumpieron el tráfico porque quieren evitar el desabastecimiento de mercancías, como el que se registró durante las huelgas de marzo y junio.
Una protesta similar se vivió en Tres Arroyos (500 kilómetros al sur de Buenos Aires). Allí uno de los manifestantes, Félix Vejrup, explicó sus planes: "La idea es estar a la vera de las carreteras, sin cortarlas, hasta el próximo lunes; después se analizará el viaje a la Capital Federal para participar de la movilización programada para el martes".
Las cuatro entidades rurales convocaron para el martes a un acto masivo en Buenos Aires, en el Monumento de los Españoles. Un día antes, volverán a instalar frente al edificio del Congreso una tienda para desplegar la propaganda callejera a favor de sus intereses. Para contrarrestar esta campaña, tres agrupaciones que responden a la presidenta argentina y a su marido y antecesor, Néstor Kirchner, instalaron ayer mismo otras tres tiendas ante el Congreso.
En momentos en que los precios de las materias primas han saltado por los aires y el mundo se debate sobre la escasez, Argentina, una de las potencias en producción de alimentos, discute quién se quedará con la riqueza: si el Estado, que clama a favor de una distribución del ingreso menos desigual, o el heterogéneo colectivo de agricultores.
El sábado, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de subida impositiva, pero los legisladores que responden al Gobierno lo modificaron para ampliar las compensaciones que reciben los pequeños y medianos agricultores para aliviarles el peso del aumento. Sin embargo, las entidades que representan a las pymes agrícolas desconfían de las compensaciones, porque sólo un tercio de los productores las recibe.
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