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Los laboristas evitan 'in extremis' la caída de Olmert por un caso de corrupción

Los grupos de oposición iban a votar hoy en el parlamento la disolución de la Cámara.- Los laboristas fuerzan al primer ministro a someterse a primarias en su partido

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha logrado in extremis salvar su Gobierno gracias a un pacto con el Partido Laborista. El primer ministro ha conseguido que los laboristas del ministro de Defensa, Ehud Barak, no voten hoy a favor de la disolución de la Knesset (Parlamento) a cambio de someter a primarias su liderazgo en el partido Kadima. Los partidos de oposición exigían a Olmert la disolución de las cámaras por la implicación del primer ministro en un escándalo de corrupción.

El pacto alcanzado con los laboristas implica que Olmert debe convocar primarias para elegir al próximo líder de su partido, Kadima, el próximo 25 de septiembre. Los laboristas de Barak, socios de Olmert en el Gobierno, han accedido a no apoyar una moción presentada por el resto de partidos de la oposición para que se disuelva el parlamento. De haber salido adelante la moción, presentada por el Likud, el partido derechista en el que antes militaba Olmert y ahora dirigido por el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, se habría hecho inevitable la celebración de elecciones anticipadas. La actual legislatura debería extenderse hasta 2010.

"El verdadero significado de este acuerdo es que el Estado de Israel queda liberado de la preocupación diaria de tener que celebrar elecciones legislativas", ha declarado el negociador del partido Kadima Tzachi Hanegbi. "Barak ha hecho bien en reconocer que hay una línea roja", ha dicho.

Olmert está implicado en un escándalo de corrupción tras conocerse que un magnate estadounidense, Morris Talansky, le entregó unos 97.000 euros en efectivo a Olmert cuando éste ejercía como ministro de Industria en el anterior Gobierno de Ariel Sharon. Los grupos de oposición quieren su cabeza y también dentro de su partido. Olmert sostiene que se irá si sale imputado, pero se resiste a abandonar el cargo aduciendo que está en plena negociación de paz con los palestinos y con los chiíes libaneses de Hezbolá, en este caso para la liberación de dos soldados israelíes.

Los laboristas amenazaban con aliarse con el partido ultraortodoxo Shas y con el Likud, entre otros, para apoyar la moción para la disolución parlamentaria. Ni los laboristas ni Olmert son partidarios de celebrar ahora elecciones anticipadas, ya que todas las encuestas muestran que serían barridos por el partido Likud, dirigido por el ex primer ministro Benjamín Netanyahu.

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