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Costa Rica se desmarca de la 'parapolítica'

Sólo unas horas duró la incertidumbre sobre la respuesta del Gobierno costarricense a la petición de asilo diplomático planteada el martes por Mario Uribe, primo del presidente colombiano, Álvaro Uribe, tras la orden de detención dictada en su contra por supuestos vínculos con los paramilitares. Numerosos factores entraron en juego durante las seis horas que tardaron las autoridades costarricenses en decidir el rechazo al ex senador, una negativa que no deja de ser vista como un pequeño desaire político al propio régimen de Bogotá, tan cercano a San José.

Si el Ejecutivo ya ha debido administrar los escándalos por los tentáculos de la guerrilla colombiana en Costa Rica, lo menos deseable para el presidente, Óscar Arias, habría sido untarse también de la parapolítica, que ha puesto en aprietos a prácticamente todo el Congreso colombiano. El argumento: Mario Uribe debe someterse a las investigaciones judiciales que se desarrollan en su contra. La presión: numerosos grupos defensores de los derechos humanos que esperaban la respuesta de Arias para activar o frenar su afilado discurso. El problema: la decisión dejó en manos de la policía al familiar y ex colaborador de uno de los mandatarios más afines a Arias en una América Latina dominada ahora por las alianzas ideológicas entre Gobiernos.

El martes, a las 8 de la noche, dos horas después de conocer el rechazo de Costa Rica, Mario Uribe abandonaba la Embajada tica en Bogotá y con ello concluía la situación comprometida en que se había encontrado San José. Los contactos telefónicos con Bogotá, la fraternidad con que Arias y Álvaro Uribe llevan sus relaciones bilaterales y la fuerte presencia de colombianos en Costa Rica quedaron fuera de juego.

Emigrantes colombianos

La población colombiana es la segunda comunidad extranjera en el país centroamericano, adonde han emigrado desde los noventa por razones de seguridad, en un proceso que ahora es criticado porque supuestamente abrió la puerta a guerrilleros y paramilitares colombianos. El diputado izquierdista José Merino exigió al Congreso investigar los vínculos entre líderes de los grupos armados de la derecha colombiana con políticos costarricenses, además de las millonarias inversiones en curso.

Arias ha mantenido siempre abiertas las posibilidades de intervenir como mediador en el conflicto del país amigo, aunque su afinidad con Uribe le ha restado las simpatías de otros actores de las conversaciones.

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El mandatario sólo está dispuesto a participar si todas las partes están de acuerdo. Así lo subrayó el 4 de agosto de 2006, cuando recibió en su despacho a varios líderes paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con la supuesta intención de dialogar sobre el proceso de desmovilización.

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