Moratinos viaja hoy a Rabat para rebajar la tensión tras la visita real a Ceuta y Melilla
La visita ministerial pondrá fin a dos meses de crisis diplomática entre España y Marruecos
Ha llegado la hora de la reconciliación con Marruecos. El jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, viaja hoy a Rabat para cerrar una crisis que empezó hace dos meses cuando se anunció la primera visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla cuya soberanía reivindica Marruecos.
El rey Mohamed VI reaccionó entonces llamando, el 2 de noviembre, a consultas a su embajador en Madrid, Omar Azziman, y haciendo público días más tarde un comunicado en que el lamentaba el viaje real que tachaba de provocación.
Rabat esperaba ahora un gesto del Gobierno español para ordenar el regreso de su embajador. Moratinos se lo brinda hoy con su viaje relámpago. Con su homólogo Taieb Fassi-Fihri repasará el texto de un comunicado o declaración conjunta hispano-marroquí que sellará la reconciliación.
En él ambos ejecutivos reiteran su empeño por ahondar aún más la relación y evitan mencionar el litigio territorial de Ceuta y Melilla. Tras la publicación de este texto Rabat considerará que se reúnen las condiciones para que Azziman se reincorpore a su puesto en Madrid en los próximos días.
Algunos miembros del Gobierno marroquí habían dejado caer, en sintonía con el diario "Al Massae", el de mayor difusión, que la normalización con España estaba supeditada a la apertura de un diálogo bilateral sobre el futuro de las "ciudades ocupadas", pero el presidente José Luís Rodríguez Zapatero rechazó de plano esta sugerencia.
Durante la reciente crisis diplomática, mucho menos grave que la que estalló en 2001 cuando gobernaba José María Aznar, se han suspendido algunas reuniones bilaterales y viajes como el que la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, tenía previsto hacer a Rabat a finales de noviembre.
Ambos gobiernos han actuando, sin embargo, con cautela. Rabat no ha querido que las manifestaciones nacionalistas contra la "ocupación" española adquieran grandes proporciones. El ministro Moratinos ha evitado, por su parte, protestar cuando el jefe del Ejecutivo marroquí, Abbas el Fassi, comparó en tres ocasiones la Palestina ocupada por Israel con Ceuta y Melilla "ocupadas" por España.
Al litigio hispano-marroquí sobre Ceuta y Melilla, reactivado por la visita real, se han añadido recientemente otros dos. Rabat está también molesto por el respaldo que la fiscalía de la Audiencia Nacional ha dado al juez Baltasar Garzón que en octubre se declaró competente para investigar un supuesto genocidio de saharauis a manos de las fuerzas de seguridad marroquíes.
Las autoridades marroquíes están, por último, descontentas por lo que consideran el apoyo del Ministerio de Justicia y del CNI a la corriente islámica del Tablig en Ceuta con objeto de sustraer a los musulmanes de la ciudad al rito malekita, vigente en Marruecos, y de la influencia que sobre ellos ejerce el Ministerio de Asuntos Religiosos marroquí que remunera a algunos imanes.
Las autoridades españolas niegan rotundamente cualquier intervención de la vida religiosa de Ceuta y de Melilla.
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