La Iglesia pide a sus fieles ayuno por el obispo Cappio
La Conferencia Episcopal de Brasil no encuentra en Lula apoyo para resolver el conflicto del río San Francisco
La Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB) se dirigió ayer a todos los católicos del país para pedirles que se unan al ayuno y las oraciones del obispo Luiz Cappio, que cumple hoy 18 días de huelga de hambre en protesta contra el desvío de las aguas del río San Francisco, cuyas obras siguen su curso a pesar de haber sido prohibidas por una sentencia del Tribunal de Justicia Regional.
La importante decisión de la jerarquía católica de pedir la solidaridad de todos los católicos en vez de condenar la actitud de rebeldía del obispo, que ha declarado que ama la vida pero que está dispuesto al martirio por defender la causa de los pobres, se produjo después de un encuentro entre la cúpula de la Conferencia Episcopal y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia.
En el encuentro con el cardenal Geraldo Majella, presidente de la CNBB, Lula dejó claro que continuarán las obras ya empezadas y que van a suponer un gasto de 5.000 millones de reales. También les aconsejó a los obispos que fueran ellos mismos quienes busquen una solución para acabar con la huelga de hambre del obispo Cappio.
La respuesta de la CNBB ha sido contundente al pedir a los fieles que se solidaricen con el obispo. En una nota oficial, la Conferencia Episcopal, tras analizar los resultados de un encuentro con el Consejo Episcopal de Pastoral (Consep), afirma: "Convidamos a las comunidades cristianas y personas de buena voluntad a unirse en ayuno y oración a Monseñor Cappio, por su vida, su salud y en solaridad a la causa que defiende". La nota añade: "El Gobierno democrático tiene la responsabilidad de interpretar las aspiraciones de la sociedad civil, en vistas del bien común, ofreciendo a sus ciudadanos la oportunidad de participar en las decisiones".
Es lo que el obispo Cappio había pedido a Lula durante su primera huelga de hambre en 2005: que antes de comenzar la obra faraónica del desvío de un río que riega varios Estados del país, se realizara una consulta popular y un análisis científico del posible impacto de las obras tanto a nivel medioambiental como social sobre las vidas de millones de pobres que viven del río.
Para el Consejo, la actitud del obispo revela respeto por la dignidad de la persona y de la creación y su convicción de que el ser humano es capaz de convivir en armonía y respeto con el medio ambiente. Además, despierta en la sociedad el conocimiento del embate que existe entre dos modelos opuestos de desarrollo: el participativo y sustentable que valora la agricultura familiar y la preservación de la naturaleza; y el que privilegia los negocios con serios perjuicios ambientales y sociales, ya que explota al pueblo y destruye los ríos y la vegetación.
El Consejo Episcopal también pide que el Gobierno considere otras propuestas alternativas a la transposición, como las presentadas por la Agencia Nacional de las Aguas (ANA), a través del Atlas Nordeste, y por la Articulación del SemiÁrido brasilero (ASA) con la construcción de un millón de cisternas.
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