Un obispo brasileño reanuda una huelga de hambre contra el trasvase que promueve Lula

El obispo católico Luiz Flavio Cappio comenzó ayer una nueva huelga de hambre para pedir que el Gobierno brasileño detenga la construcción del trasvase del río San Francisco, que pretende llevar agua a la región más pobre y árida de Brasil. Cappio, de 61 años, ya mantuvo una huelga de hambre durante 11 días en 2005 por el mismo motivo. El religioso aseguró que, en esta ocasión, sólo parará su protesta "con la retirada del Ejército de las obras" y "con el archivo definitivo" del proyecto, según un comunicado que fue divulgado ayer por la Diócesis de Barra, que regenta el obispo. En la nota, el obispo dijo que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, "no cumplió su palabra", "no honró" su compromiso y lo "engañó" a él y a "toda la sociedad brasileña".

En 2005, Lula intermedió personalmente con el obispo para solicitarle que pusiera fin a la huelga de hambre y se comprometió a estudiar alternativas al trasvase del río, que prevé la construcción de dos canales que suman 720 kilómetros y cuyo presupuesto asciende a 6.600 millones de reales (unos 2.500 millones de euros).

Las obras comenzaron el pasado junio, con la oposición de varios movimientos sociales, religiosos, indígenas y de agricultores y pescadores de la región. Estos grupos movilizaron a unas 1.500 personas que ocuparon y paralizaron las canteras de obras durante una semana, hasta que fueron desalojados por el Ejército. El trasvase del San Francisco es uno de los estandartes del ambicioso plan de fomento de infraestructuras que Lula ha convertido en el eje de su segundo mandato.

Los detractores del proyecto argumentan que esta obra sólo beneficiará a los grandes exportadores agrícolas y que perjudicará a los pequeños productores y a la población de la región, con el deterioro del entorno natural del cauce del San Francisco, tercer río más caudaloso de Brasil.