El sucesor del candidato Lula
El presidente de Brasil busca entre los miembros de la coalición de Gobierno un aspirante electoral de su gusto para disputar los comicios del año 2010
Podría parecer un sinsentido hablar de quién será el candidato a la presidencia de Brasil en lugar del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones de 2010, de no haber partido de él mismo las primeras insinuaciones al respecto, según informaciones publicadas por el diario Folha de São Paulo. Y esto, bajo la mirada preocupada de su formación política, el Partido de los Trabajadores (PT), que cada día se siente más relegada en los proyectos de su líder. En palabras del analista político Aldo Fornazieri, director académico de la Fundación Escola de Sociologia e Politica de São Paulo, Lula ha colocado al PT "en el limbo".
Al parecer, Lula ha entablado ya conversaciones con los líderes del Partido del Movimiento Demócrata Brasileño (PMDB), el mayor partido de la coalición de Gobierno; quiere que convenzan a Aecio Neves, actual gobernador de Minas Gerais y uno de los principales dirigentes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en la oposición, para que abandone su partido y se pase a las filas del PMDB. Si lo hiciera, podría convertirse en 2010 en el candidato a la presidencia de la República de la actual coalición y contaría con el apoyo de Lula.
Gran acpetación popular
Neves tiene un nivel de aceptación popular en su Estado de casi un 100%. Y es, junto con el gobernador de São Paulo, José Serra, la principal baza del PSDB para disputar las próximas presidenciales, sobre las que ya no planeará la potente sombra de Lula.
Curiosamente, tanto Neves como Serra son firmes defensores del diálogo entre la oposición y el Gobierno de Lula, porque en el fondo ambos saben que en 2010 nadie logrará ser elegido candidato si tiene en su contra a Lula, teniendo en cuenta el carisma y la popularidad de que goza entre las clases sociales más bajas, sobre todo en el noreste del país, donde nació y desde donde su familia, sin trabajo, se trasladó a São Paulo en busca de fortuna.
Lula ya ha dicho públicamente que quiere nombrar en 2010 a su sucesor en la candidatura a la presidencia y ha dejado entrever que debe ser alguien que pertenezca a la actual alianza entre los partidos que apoyan a su Gobierno.
Oposición débil
Todo apunta a que Lula desea que su sucesor, además de provenir de esa coalición, no pertenezca a su partido, el PT, que fue el que salió peor parado de los escándalos de corrupción que se conocieron durante su anterior mandato y de los que Lula consiguió con habilidad salir ileso alegando que había sido "traicionado" por los líderes de su partido. En la actualidad, Lula apenas tiene oposición, que se halla dividida y débil. Tampoco encuentra obstáculos en los dos grandes sindicatos del país, ya que ha nombrado a un ministro de cada uno de ellos. No los tiene en el Parlamento, donde tiene mayoría gracias a la coalición de 12 partidos que le apoyan.
El único problema es que esa tranquilidad política de Lula hace que no se preocupe excesivamente de desarrollar las grandes reformas estructurales ?política, de la Seguridad Social y tributaria? que necesita el país. Las tres son antipopulares y Lula no está dispuesto a sacrificar su consolidada popularidad personal en aras de dichas reformas que, por otro lado, algunos consideran indispensables para que crezca la economía.
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