Bush acusa a Siria de intentar reafirmar su influencia en Líbano
Más de 200 personas han muerto en Líbano en los siete días de ofensiva israelí. - Israel dice haber destrozado cuatro camiones llenos de armas provenientes de Siria
El presidente de EE UU, George W. Bush, ha acusado a Siria de intentar reafirmar su influencia en Líbano y ha reiterado que la "raíz" de la crisis desatada en Oriente Próximo es la milicia chií libanesa Hezbolá. Según el presidente, en declaraciones realizadas desde la Casa Blanca tras reunirse con un grupo de legisladores estadounidenses, Siria estaría "está intentando volver a Líbano". Bush ha reiterado que el culpable de lo que está ocurriendo en la región es el grupo Hezbolá y ha añadido que es "esencial" que el Gobierno libanés pueda sobrevivir a esta crisis.
Este martes, el Gobierno de EE UU ha dicho que tanto Irán como Siria deberían presionar a la milicia chií libanesa Hezbolá para frenar la actual crisis en Oriente Próximo y ha reiterado que no está dispuesto a respaldar un alto el fuego precipitado. Según el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, "Hezbolá empezó esto e Irán y Siria, sus patrocinadores, deberían usar su influencia" para que frene su ataques contra Israel.
Más de 200 muertos
Desde que hace una semana comenzara la ofensiva israelí contra Líbano por el secuestro de dos soldados a manos de la milicia chií de Hezbolá, más de 200 personas, en su mayoría civiles, han fallecido. Entre los últimos muertos se cuentan los trece miembros de una misma familia. El Ejército israelí continúa bombardeando por mar y aire el sur libanés y los suburbios de Beirut, en especial el barrio chií de Dahia, donde está el cuartel general de Hezbolá, así como la región cristiana de Biblos, donde se refugian miles de habitantes de otras zonas que huyen de las bombas.
Esta tarde, la aviación israelí ha destruido al noreste de Líbano cuatro camiones que llegaban de Siria y que transportaban armas y municiones destinadas a Hezbolá, según ha anunciado un portavoz del Ejército israelí. La pasada madrugada, varios misiles cayeron sobre cuarteles del Ejército libanés cerca de Beirut, no lejos del palacio presidencial, además de en la ciudad de Cana, en la región sur de Tiro, donde la población pidió ayuda para sacar a las víctimas de los escombros de los edificios afectados.
Los ataques más recientes se han cobrado la vida de unas 30 personas, que se suman a las 175 víctimas mortales contabilizadas hasta ayer por el Ministerio libanés de Salud. Entre los últimos muertos figuran trece miembros de una misma familia alcanzados por un proyectil en una vivienda en la localidad de Aitarun (sur) y al menos nueve militares que fallecieron en el bombardeo de los cuarteles de Yamur e Ifashima, en el suroeste de Beirut, según fuentes militares libanesas.
También hoy se ha sabido que dos miembros indios de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en Líbano (FINUL) están en paradero desconocido tras el bombardeo israelí del pasado domingo en Tiro en el que fallecieron cinco personas. El otro escenario bélico de la crisis, el norte israelí, objetivo de los cohetes lanzados por los milicianos de Hezbolá, permanece en relativa calma en las últimas horas después de una salva de más de 40 katyusha lanzados anoche contra distintas localidades de Galilea. La mayor parte de los cohetes cayeron en terrenos abiertos.
No se descarta una operación terrestre
"No descartamos, si fuesen necesarias, operaciones por tierra" en territorio libanés, ha dicho hoy en rueda de prensa el subjefe de las Fuerzas Armadas, general Moshe Kaplisky, que ha precisado que de momento no hay decisiones en ese sentido. Según fuentes militares, fuerzas de infantería y de ingenieros se internaron anoche en territorio libanés, en la zona de la aldea de Rayar, donde destruyeron dos posiciones de Hezbolá, mientras que efectivos del Ejército frustraron una invasión de comandos libaneses a la altura del pueblo de Avivim.
Kaplinsky ha confirmado que, desde que comenzaron las operaciones en Líbano, han muerto 25 israelíes (12 civiles y 13 soldados) por los misiles de milicianos libaneses y también de palestinos en Cisjordania y Gaza. Fuentes militares citadas por la televisión y la radio públicas han indicado que la ofensiva en Líbano "finalizará en los próximos días, hacia finales de esta semana o a principios de la próxima", pero sin dar más detalles. Esa posibilidad podría estar relacionada con las gestiones de la delegación de la ONU que se reúne hoy con la ministra israelí de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, para explorar la posibilidad de concretar un alto el fuego entre Israel y Hezbolá.
La delegación, encabezada por Vijay Nambiar, asesor político del secretario general de la ONU, Kofi Annan, llegó a Jerusalén procedente de Beirut, donde se entrevistó ayer con el primer ministro libanés, Fuad Siniora. Nambiar, acompañado por el enviado de la ONU para Oriente Medio, Álvaro de Soto, y por su antecesor, Terje Roed-Larsen, presentará una propuesta de Siniora para una tregua que incluye la entrega de los tres soldados israelíes secuestrados -dos por Hezbolá y uno por comandos palestinos de Gaza-, pero que no propone el desarme de los guerrilleros de Hezbolá, exigido por Israel.
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