La ONU pide una fuerza de paz en Líbano
El Gobierno israelí rechaza de plano el despliegue de fuerzas internacionales en Oriente Próximo
Los esfuerzos de los líderes del G 8 para poner fin al derramamiento de sangre en Oriente Próximo cristalizaron en la idea de enviar a la zona una fuerza internacional de pacificación bajo la égida de la ONU, una iniciativa que está pendiente de concretar. El primer ministro británico, Tony Blair, y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, lanzaron el llamamiento a la creación de una "fuerza de estabilización". El presidente de EE UU, George Bush no se pronunció sobre esta iniciativa, que fue expresamente rechazada por Israel, pero aludió a un despliegue diplomático para devolver la paz a la región. Los ministros de Exteriores de la UE se mostraron dispuestos a apoyar la fuerza internacional de estabilización.
En la comida celebrada a orillas del golfo de Finlandia, en Strelna (San Petersburgo), Bush anunció a Blair: "Condi va a ir allí muy pronto". El presidente se refería a Condoleezza Rice. El portavoz del Departamento de Estado, Steve McCormack, confirmó ayer en Washington que "la secretaria [de Estado] va a viajar en el futuro a la región". Bush propuso también que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, llamara al presidente sirio Bachar el Asad para que éste "hiciera algo" para contener a Hezbolá. Annan, por su parte, exhortó a ambas partes a respetar la legislación internacional, en tanto que Blair manifestó que poner a punto una fuerza de pacificación "mucho mayor que los 2.000 observadores actuales" puede llevar tiempo.
El comunicado final de la presidencia del G 8 no llega a formular de forma explícita la propuesta. El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo que su país está dispuesto a considerar el envío de tropas de pacificación a Oriente Próximo si el Consejo de Seguridad aprobaba esa decisión.
Francia, a su vez, envió ayer a su primer ministro, Dominique de Villepin, a Beirut, y el presidente Jacques Chirac se pronunció a favor de dotar al contingente internacional de algún medio de "medios coercitivos" con el fin de poner en práctica una resolución de la ONU que exige el desarme de Hezbolá y de otras milicias libanesas. "Es absolutamente intolerable una situación cuando el territorio del Líbano está controlado por formaciones armadas", dijo el presidente francés.
El primer ministro italiano, Romano Prodi, se atribuyó a sí mismo la iniciativa del contingente pacificador, cuyos efectivos, según dijo, deberían sumar 8.000 hombres. Prodi explicó que tanto Rusia como EE UU habían abandonado sus posiciones iniciales en búsqueda de un compromiso en el marco del G 8. Refiriéndose a Líbano y Gaza, el comunicado afirma que "la prioridad inmediata es poner fin a la violencia y no permitir que los grupos extremistas hundan la región en el caos y provoquen un conflicto más amplio". "Es necesario", continuaba el texto, "poner fin a los sufrimientos de gente inocente y debe darse prioridad a una regulación política y diplomática, manteniendo un papel central de la ONU". "Hemos apoyado la misión del secretario general de la ONU en la región y esperamos el informe que realizará al Consejo, que podrá servir de base para la puesta en práctica de nuestros objetivos comunes", señala.
La propuesta de Naciones Unidas tiene escasos visos de prosperar a corto plazo. El Gobierno del primer ministro israelí, Ehud Olmert, rechazó la iniciativa sin medias tintas. La confianza de este Ejecutivo, y de muchos anteriores de Israel, en Naciones Unidas tiende a cero. En varias ocasiones han acusado a funcionaros del organismo internacional -aunque se haya comprobado la falsedad de la imputación- de colaborar con las milicias palestinas o con Hezbolá. "No creo que estemos en esa etapa todavía. Estamos en la fase en la que queremos asegurarnos de que Hezbolá no vuelve a desplegarse en la frontera norte", dijo la portavoz del Ejecutivo, Miri Eisem.
A continuación, Eisem explicó las condiciones exigidas por su Gobierno, ya repetidas en días pasados, para detener los ataques masivos sobre Líbano: debe cesar el lanzamiento de cohetes sobre Israel; se tiene que liberar a los dos militares capturados desde el 12 de julio, y Hezbolá debe desarmarse, según demanda la resolución 1559 de Naciones Unidas, y el Ejército regular libanés tiene que hacerse con el control de la región sur, feudo de la milicia islamista.
Los Estados de la UE están dispuestos a participar en una fuerza internacional en el Líbano, según manifestó ayer Erkki Tuomioja, ministro de Exteriores de Finlandia, que ostenta la presidencia de turno de la Unión. El Consejo de Ministros de la UE acordó ayer en sus conclusiones que "reconoce a Israel su legítimo derecho a la autodefensa pero le urge a que ejercite la máxima contención y no recurra a una acción desproporcionada".
El ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, se mostró partidario de "revisar o actualizar la Hoja de Ruta". El titular de Exteriores recalcó que ante la gravedad de la situación "no podemos quedarnos encorsetados por los documentos".
Con información de Andreu Missé y Juan Miguel Muñoz
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