Lula se niega a aplazar el trasvase que rechaza un obispo en huelga de hambre
Diez seglares se suman a la protesta del prelado brasileño
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó ayer en São Paulo que no va a aplazar el inicio de las obras de trasvase del río San Francisco, en protesta por las cuales el obispo Luiz Flávio Cappio lleva once días en huelga de hambre. Lula afirmó ayer que no piensa reunirse con el obispo Cappio y que enviará en su lugar al ministro de Coordinación Política, Jacques Wagner.
Otras diez personas se sumaron el martes a la huelga de hambre que mantiene el obispo brasileño. Los huelguistas consideran que el trasvase favorecerá sólo a los grandes terratenientes y a las grandes empresas. Se trata de diez integrantes seglares de la Comisión Pastoral de la Tierra del Estado de Alagoas, una institución de la Conferencia Episcopal brasileña.
Preocupado por la repercusión internacional del caso y por el apoyo que el obispo en huelga de hambre, dispuesto a morir, está recibiendo de los mayores movimientos sociales y ecologistas del país, desde los Trabajadores Sin Tierra a los sindicatos, sin contar a las instituciones religiosas, el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, reunió en la tarde del martes a sus principales ministros para estudiar el caso. Lula mostró su preocupación por la carta que la Conferencia Episcopal le ha enviado, en la que ésta pide el aplazamiento de las obras, ya que la opinión pública no ha sido consultada sobre el faraónico proyecto.
Según Wagner, la prioridad del Gobierno es convencer al obispo de que abandone la huelga, alegando que el proyecto favorecerá a 12 millones de familias pobres del noroeste del país, aunque añadió que nada será resuelto "por imposición de quién quiera que sea".
Lula, por su parte, según el diario Folha de São Paulo, se mostró fuertemente irritado ante los ministros y comentó que "nadie le pidió al obispo que entrase en huelga de hambre" y que por tanto "él debería cargar con todas las consecuencias". Se trataría de la respuesta a la afirmación del obispo de que, si Lula no cambiaba su posición, "iba a recaer sobre su conciencia" el desenlace de la huelga, que Cappio quiere llevar hasta sus últimas consecuencias.
Carlos Lima, coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra de Alagoas, afirmó ayer que los diez integrantes que el martes entraron en huelga de hambre no han fijado una fecha de finalización y que el gesto tiene "carácter nacional". Y añadió que "la huelga terminará sólo con la muerte del obispo Cappio o con un documento del presidente Lula anunciando que renuncia, por ahora, al proyecto".
La familia de Cappio ha anunciado que la voluntad del obispo y la suya propia es que, si Lula no se vuelve atrás, el prelado no será trasladado a un hospital ni siquiera en caso de pérdida de conocimiento. "De su capilla saldrá vivo o muerto", dijeron los hermanos de Cappio.
Luiz Flávio Cappio.
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