Y los Blair están en... Barbados
El primer ministro revela el secreto al acudir a un acto en recuerdo de los veteranos de guerra
Mucho se ha hablado en Reino Unido sobre las vacaciones de los Blair ya que, a diferencia de todos los años anteriores, esta vez no se había hecho público el destino del primer ministro y su familia por razones de seguridad. Pocos conocían el lugar de descanso elegido por los habitantes del ilustre número 10 de Downing Street, y los que lo sabían, por ejemplo algunos directores de los medios de comunicación, guardaban silencio. Sin embargo, el secreto se descubrió ayer y lo hizo el propio Tony Blair, al acudir a un acto público en las islas Barbados.
Desde que Blair se fue de vacaciones el 6 de agosto, los británicos no sabían a dónde había ido, aunque la prensa había especulado con que podría encontrarse en esas islas del Pacífico, e incluso se publicaron algunas fotografías del primer ministro, en bañador y en un barco, cinco días después de su marcha. Pero en ellas no había nada que permitiera identificar el lugar y el diario que las difundió, el sensacionalista The Daily Mail, se cuidó de decir dónde fueron tomadas.
Con camisa hawaiana
Varios periódicos se mofaron de los michelines de Blair, pero poco más. Hasta el Museo de Cera de Madame Tussauds se sumó a las bromas vistiendo a su figura del líder laborista con una camisa hawaiana y un pañuelo blanco anudado en la cabeza. Otro tabloide, The Sun, se aventuró a decir que Blair se encontraba en el Caribe. Pero todos respetaron la petición sin precedentes que les hizo por carta David Hill, portavoz del primer ministro, que escribió semanas antes de la partida de Blair a todos los directores de medios para solicitarles "por razones de seguridad" que no se publicasen detalles sobre sus vacaciones. Aunque no podían revelar el gran secreto, sí podían hablar de ello. Así, la prensa ha criticado estos días no sólo el hecho de desconocer el destino de las vacaciones, sino que se las haya tomado después del más grave atentado sufrido por Reino Unido, que todavía se encuentra en alerta máxima.
También han censurado que, mientras Blair descansa a salvo, el resto de los británicos corre el riesgo de sufrir un atentado en casa. El primer ministro ya se justificó de antemano. El pasado 21 de julio, cuando informaba de los atentados fallidos en Londres, una copia del brutal 7-J pero sin víctimas, un periodista le preguntó si ministro de Interior, Charles Clarke, iba a tomarse sus vacaciones o, en cambio, pensaba quedarse al frente de la investigación de los ataques contra la red de transportes. Blair contestó llamando a la población a "mantener la calma" y a continuar con sus actividades normales, a lo que añadió que tanto Clarke como él mismo darían ejemplo yéndose de vacaciones.
Esta ola de críticas aumentó de tono tras la muerte del ex ministro de Asuntos Exteriores, Robin Cook, que dimitió por su oposición a la guerra de Irak. A pesar de que Cook integró su gabinete, Blair no regresó de su retiro para acudir al entierro. También se comparó la actitud de Blair con la de su colega estadounidense, George W. Bush, que no ha hecho ninguna tentativa de ocultar sus vacaciones en su rancho de Texas. Y todo esto hasta que ayer, domingo, no se sabe si en un acto premeditado para cortar de raíz la polémica, Blair acudió a un acto en honor de los veteranos de guerra de las Barbados en la isla en la que veranea.
¿En un hotel o en casa de algún amigo?
Hoy, un portavoz de Downing Street, su residencia oficial, ha confirmado que los Blair están en las Barbados, pero no ha querido desvelar ni la isla concreta en la que se encuentran ni el día en que regresan de las vacaciones. El portavoz ha explicado que Blair y su esposa, Cherie, aceptaron una invitación de la Legión de Barbados para acudir a un acto conmomorativo de los 60 años del fin de la II Guerra Mundial. "Ya que se trataba de un acto público, su equipo de seguridad aceptó que se informara del lugar donde pasan las vacaciones", ha añadido.
Pero parte del secreto se mantiene todavía, ya que tampoco se sabe si se alojan en un hotel, para variar, o en casa de algún amigo multimillonario como es su costumbre. A diferencia de lo que ocurre en España, el primer ministro paga el veraneo de su bolsillo y las malas lenguas, que acusan a Cherie de ser una tacaña, suelen comentar sus estancias estivales en la casa del cantante Cliff Richard y sus escapadas de Semana Santa a las villas de Silvio Berlusconi de Italia. Pero este año, el silencio ha resultado ser todavía peor.
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