El Vaticano exhibe a la curia y a las autoridades italianas los restos de Juan Pablo II

La sala Clementina del Vaticano ha cerrado esta tarde sus puertas tras celebrarse el primer desfile ante el cadáver del Papa Wojtyla, reservado a los miembros de la curia romana y, por primera vez, a las autoridades italianas y al Cuerpo Diplomático. El acto ha permitido a las televisiones italianas ofrecer las primeras imágenes de la muerte del Pontífice. En la sala se encontraban ya muchos cardenales, mientras que el resto de los purpurados electores han sido ya avisados para que viajen al Vaticano a fin de participar en el cónclave. De nuevo en privado, le velan ahora sus más estrechos colaboradores.

Durante mas de tres horas y media, y también por primera vez retransmitido por televisión, se ha celebrado la primera etapa de los ritos de las exequias papales, que se han inidicado poco después del mediodía. En las imágenes se ve el cuerpo postrado del Papa, que reposa sobre un catafalco realzado revestido por tres almohadones dorados y una tela de terciopelo. Su cabeza está tocada con la característica mitra blanca papal y viste una casulla roja, que simboliza el luto. Escoltado por dos miembros de la guardia suiza con traje de gala y con un crucifijo negro y un cirio pascual en la cabecera, el Papa que vino del Este tiene las manos juntas sobre el pecho y sujeta bajo el brazo izquierdo el característico báculo pastoral.

Durante la visita, se ha celebrado una oración común guiada por el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo -que en este período se encarga de la custodia y gestión de los bienes de la Sede Vacante-, y en ella han participado el presidente dela República, Carlo Azeglio Ciampi, su esposa, el presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, varios ministros y destacados miembros de la oposición, que han querido abrazar al grupo de monjas polacas que durante todos estos años se han ocupado de asistir a Juan Pablo II y que ahora velan sus restos. Los cardenales han cantado y rezado a coro un responso, al final del cual el camarlengo ha bendecido con el hisopo los restos mortales del Papa.

Capilla ardiente

Después de un último responso, la Sala Clementina, en la que permanecerá el cuerpo del Pontífice polaco, ha cerrado sus puertas, que se volverán a abrir mañana, lunes, para que los empleados de la Santa Sede puedan rendir tributo al Papa fallecido. La capilla ardiente con el cuerpo de Juan Pablo II se abrirá mañana al público a las 17.00 horas en la Basílica de San Pedro, según ha informado hoy el portavoz vaticano, el español Joaquín Navarro Valls. Los fieles podrán dar su último adiós al Papa durante los tres días en los que permanecerá su cadáver expuesto en la Basílica vaticana, antes de que se celebren los funerales, que no tendrán lugar antes del jueves.

En el mismo comunicado de Navarro Valls se explica que hoy a las 9.30 se han realizado los ritos de constatación de la muerte del Pontífice, tal como requiere la Constitución apostólica. En este sentido, el Vaticano ha confirmado oficialmente que la causa del fallecimiento de Juan Pablo II fue una septicemia y un colapso cardiocirculatorio irreversible. Posteriormente, sobre las 12.30 horas, más de 120.000 personas han aclamado al Wojtila, fallecido ayer sábado tras 26 años de pontificado, en una misa solemne celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano, durante la que el cardenal Angelo Sodano le llamó "Juan Pablo II el Grande", título reservado a los santos. En cuanto al proceso abierto para su sucesión, la primera reunión del colegio cardenalicio se celebrará mañana para decidir los detalles del funeral y preparar el cónclave, que no comenzará antes de 15 días, tal y como está establecido.

A las exequias del Papa, que está previsto que se celebren en la Plaza de San Pedro, se prevé que asistan reyes, presidentes y personalidades de todo el mundo. Junto a ellos, las autoridades italianas calculan que más de dos millones y medio de peregrinos se desplazarán a Roma para rendir un último tributo al Papa. De momento, se desconoce dónde será enterrado y habrá que esperar a conocer su testamento, que se abrirá mañana durante la reunión del colegio cardenalicio. Aunque algunas fuentes apuntan a Cracovia, todo hace pensar que será enterrado, como la mayor parte de los papas, en las grutas de la basílica de San Pedro, a pocos metros de la tumba del Apóstol Pedro. En ambientes religiosos polacos se afirma que si no es posible enterrarlo allí se podía llegar a una solución salomónica: el cuerpo en el Vaticano y el corazón en Cracovia