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CRISIS EN ASIA CENTRAL

La OSCE duda de la viabilidad de unos comicios presidenciales en Kirguizistán en tres meses

El Parlamento kirguizo convocó ayer para el próximo 26 de junio comicios presidenciales

La Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), cuyo secretario general, Jan Kubish, llega hoy a Bishkek, capital kirguiza, ha puesto hoy en duda la viabilidad de celebrar elecciones presidenciales en un plazo de tres meses en esta ex república soviética de Asia Central. Tras la breve revuelta popular que puso fin el pasado jueves a 14 años del régimen presidido por Askar Akáyev, el Parlamento kirguizo convocó ayer para el próximo 26 de junio comicios presidenciales, a los que se presentará el presidente en funciones y primer ministro, Kurmanbek Bakíyev, de 56 años.

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El adelanto de los comicios, a los que el derrocado presidente Akáyev aseguró que no se presentaría, ante la incredulidad de la oposición, era una de las reivindicaciones de los líderes de la llamada Revolución de los Tulipanes. Sin embargo, Marcus Muller, representante de la OSCE en Kirguizistán, ha declarado a la prensa: "No creo que esta sea una posibilidad real porque queda un corto período de tiempo. Existen aún muchos asuntos sin resolver". En opinión de Muller, "existe un problema constitucional, porque conviven dos cámaras parlamentarias. Tenemos una antiguo parlamento, una nueva Constitución y un nuevo parlamento elegido en las urnas".

La convocatoria se mantiene

No obstante, las nuevas autoridades mantienen que la convocatoria de comicios presidenciales "lo antes posible" es esencial para la estabilidad de este país de poco más de cinco millones de habitantes. Tras estos comicios, el presidente electo convocará elecciones parlamentarias, con las que se consumará el proceso de normalización institucional. Mientras, el secretario general de la OSCE se reunirá hoy con los líderes del nuevo Gobierno para "estudiar la situación creada tras la caída del antiguo régimen" encabezado por Akáyev desde 1990. La OSCE intentará "contribuir a la estabilidad del país", aunque Rusia acusó a este organismo el pasado jueves de "falta de responsabilidad" por dar "justificaciones" a elementos destructivos que únicamente deseaban crear el caos en Kirguizistán.

La OSCE calificó la primera vuelta (27 de febrero) de las elecciones presidenciales como "no plenamente democráticas", y puso en duda la "limpieza" de la segunda ronda (13 de marzo), en la que la oposición obtuvo únicamente seis escaños de los 75 que forman el Parlamento. Mientras, la Comisión Electoral Central de Kirguizistán declaraba "legítima" la nueva composición del Parlamento del país centroasiático, en la que dos cámaras convivirán hasta la celebración de los comicios presidenciales. El Tribunal Constitucional ya había legitimado en la víspera al nuevo Gobierno, aludiendo a que el presidente derrocado había "abandonado a su pueblo al caos", por lo que no era necesario "que firmara ningún documento de dimisión".

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El Parlamento se ha convertido en escenario de acalorados debates sobre la urgente necesidad de reformar la Constitución y presentar una moción de censura contra el derrocado presidente con el objetivo de dar carta de legalidad al nuevo Gobierno frente a la comunidad internacional. Akáyev se encuentra ahora en Moscú, a donde llegó hace dos días para consultas con el Kremlin, que se ha mostrado abierto a ofrecerle refugio, pero también se ha ofrecido a colaborar con los nuevos dirigentes. Por su parte, Bakíyev se dirigirá hoy al Parlamento, que se ha convertido en el órgano de poder más importante del país, para detallar los planes para la normalización de la situación social, política y económica.

"Una nueva política de desarrollo económico"

La nueva ministra de Asuntos Exteriores, Rosa Otunbáyeva, ha anunciado hoy que "la restauración del orden público" y el introducción de "una nueva política de desarrollo económico" son las prioridades del nuevo Gobierno. Además, aunque existen informaciones sobre protestas populares contra el nuevo Gobierno en regiones septentrionales -de mayoría kirguiza, a diferencia del sur del país-, Félix Kúlov, responsable de los órganos de seguridad, ha insistido en que la situación en el país "está bajo control". "Somos un país civilizado, miembro de la ONU. Ésta ha sido la primera noche tranquila", ha subrayado Kúlov, ex vicepresidente encarcelado a principios de 2003 y liberado por los manifestantes el jueves.

En este sentido, las autoridades de Keminsk, región natal de Akáyev que se encuentra a 60 kilómetros de Bishkek, han negado hoy que tengan intención de marchar hacia la capital kirguís. Partidarios del derrocado ministerio del Interior, Keneshbek Dushebáyev, que amenazó con "recurrir a las armas" para disolver las protestas, tampoco se han dejado oír en las últimas horas. Los principales edificios públicos en Bishkek son protegidos por efectivos del Ministerio del Interior y unidades de una división motorizada del Ejército kirguizo, que llegaron ayer procedentes de las afueras de la capital.

Una mujer compra productos lácteos del país en el mercado de Osh en Bishkek, la capital de Kirguizistán.
Una mujer compra productos lácteos del país en el mercado de Osh en Bishkek, la capital de Kirguizistán.EFE

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