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Kirguizistán celebrará elecciones presidenciales en junio tras la revuelta que derrocó a Akáyev

El depuesto presidente Akáyev llega a Rusia tras abandonar Kazajistán

El nuevo Gobierno de Kirguizistán ha asumido hoy el control político, social y militar de este país del Asia Central y ha convocado elecciones presidenciales para el 26 de junio. Mientras tanto, el derrocado presidente Askar Akáyev llegó anoche a Moscú. Akáyev, en el poder desde octubre de 1990, se refugió en el balneario de Borovoye, en el norte de Kazajistán, después de que la oposición tomara el poder y el Parlamento nombrara presidente en funciones al líder opositor Kurmanbek Bakíyev.

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"Los órganos de seguridad han restaurado el orden público. La situación en Bishkek es tranquila, los saqueos y pogromos han terminado", ha asegurado hoy Edil Baisálov, presidente de la coalición Por la Democracia y la Sociedad Civil, una de las principales fuerzas de la llamada revolución de los Tulipanes. Según fuentes militares, una división motorizada del Ejército kirguís se dirige a Bishkek para reforzar la seguridad en los principales edificios gubernamentales. La división Koitásh, acantonada en las afueras de Bishkek, se unirá a las fuerzas del Interior, las unidades especiales, la policía antidisturbios y los grupos de defensa ciudadana para garantizar el orden en la capital, de 800.000 habitantes.

Mientras, el Parlamento de Kirguizistán ha adoptado hoy por mayoría la decisión de convocar el próximo 26 de junio elecciones presidenciales y prolongar la vigencia del actual Parlamento bicameral hasta la celebración de los comicios. El presidente en funciones ya ha anunciado que se presentará a los comicios. "No existen apenas divergencias entre los nuevos dirigentes. La revolución ha sido un éxito", ha agregado Baisálov, en relación al nuevo Gobierno dirigido por Kurmanbek Bakíyev, nombrado ayer por el Parlamento presidente en funciones y primer ministro. El nuevo presidente ha asegurado hoy que los habitantes de la capital han vuelto "al trabajo" y los niños "a las escuelas", mientras en el sur, de mayoría uzbeka, la situación está bajo el control de las nuevas autoridades.

La "orden número 15"

Por su parte, Félix Kúlov, responsable interino de los órganos de seguridad en Kirguizistán, ha confirmado hoy la muerte durante la noche de dos personas, una víctima de una cuchillada y otra de un disparo de un ciudadano que intentaba evitar el robo de sus propiedades. Además, otras 18 personas, en su mayoría maleantes, han sido atendidas en los hospitales de la ciudad a causa de golpes y fracturas, y un total de 129 personas fueron detenidas. No obstante, Kúlov ha descartado la imposición del toque de queda: "No tomaremos esta medida, ya que la situación en Bishkek se ha normalizado. Nadie ni nada amenaza ya la seguridad de los habitantes de la capital". Debido a los desórdenes callejeros, que en la noche del jueves se saldaron con tres muertos y casi 400 heridos, Interior dio ayer la "orden número 15" que autoriza al personal a "emplear las armas contra bandidos y merodeadores".

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Entretanto, el derrocado "Akáyev cruzó anoche la frontera con Rusia y, tras una escala en los Urales, llegó a Moscú", señala la agencia de noticias rusa Interfax, que no confirma si el dirigente kirguizo viajó acompañado de su familia. El presidente ruso, Vladímir Putin, invitó ayer desde Armenia a Akáyev, de 60 años, a refugiarse en Rusia, si "ése es su deseo", subrayó. Putin, que lamentó la caída de Akáyev y tachó de "ilegal" la sublevación popular en Kirguizistán, se mostró dispuesto a colaborar con los líderes opositores, "bien conocidos en Rusia". Las protestas estallaron tras la segunda vuelta de los comicios legislativos celebrada el 13 de marzo pasado, tachados de "fraudulentos" por la oposición, que únicamente consiguió seis escaños en el Parlamento de 75 asientos.

Tras varios días de desórdenes y protestas, los manifestantes tomaron el edificio del Gobierno en la capital, Bishkek, sin que ni la policía ni el Ejército opusieran una resistencia seria. En su primera intervención pública tras ser desbancado, Akáyev tachó ayer de "golpe de Estado" la sublevación popular que le apartó del poder y advirtió de que su exilio es "provisional". El presidente en funciones garantizó ayer la protección e inmunidad a Akáyev, aunque avisó de que la "ira" contra el clan familiar del huido líder es aún "muy grande".

Ciudadanos de Kirguizistán se informan de la situación en su país en la sede del Gobierno en la capital, Bishkek.
Ciudadanos de Kirguizistán se informan de la situación en su país en la sede del Gobierno en la capital, Bishkek.EFE

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