Israel desmantela 10 enclaves ilegales en Cisjordania, la mayoría deshabitados
Los colonos vuelven a ocupar uno de los asentamientos 'piratas'
El Ejército israelí ha completado esta madrugada el desmantelamiento de diez enclaves judíos establecidos ilegalmente en Cisjordania -la mayoría de ellos deshabitados- y tiene orden de continuar con la llamada Operación colina desnuda, según ha informado el viceministro de Defensa, Zeev Boim. Éste es el primer paso para la aplicación de la Hoja de Ruta, pero va a resultar complicado, ya que los colonos, tal y como prometieron, han vuelto a ocupar uno de los asentamientos piratas y amenazan con hacer lo mismo con los demás.
El ministro de Defensa israelí, Saúl Mofaz, ha advertido a los representantes del Consejo de los Asentamientos de Judea y Samaria (Cisjordania) y de Gaza que todos esos mini-asentamientos, erigidos desde marzo de 2001 -cuando llegó al poder el primer ministro, Ariel Sharon-, deben ser evacuados pacíficamente o serán desmantelados por la fuerza. De momento, no se sabe si la operación proseguirá hoy con 15 colonias más o si el Gobierno concederá "un breve período de reflexión" a los colonos, que han prometido resistir "dentro de la ley".
"La conversación fue muy difícil y decepcionante", ha declarado por su parte el presidente de los colonos, Benzi Lieberman, al concluir la reunión con Mofaz quien, tras entregarles la lista de los asentamientos afectados, ha asegurado que el Gobierno no negociará y que la evacuación es también una exigencia de EE UU. En este sentido, la Comisión de los Rabinos de Judea y Samaria ha emitido esta madrugada un comunicado en el que llama a Sharon a reflexionar sobre si la orden no es "inmoral" y también exhorta a hacer lo mismo a los soldados.
Una polémica medida
En este sentido, los líderes del movimiento colono, que agrupa a más de 230.000 personas, han llamado a sus seguidores a no enfrentarse a las tropas, pero sí a adoptar una resistencia pasiva y a volver a levantar los asentamientos. Uno de sus portavoces ha declarado: "Por cada uno de los asentamientos destruidos, nosotros levantaremos diez". Esta promesa se ha cumplido esta mañana con la reocupación del enclave de Amona (Cisjordania).
El objetivo de Sharon, que prometió evacuarlos el pasado 4 de junio en la cumbre de la ciudad jordana de Áqaba para lograr la paz con los palestinos, es "respetar la ley y el orden". Pero los colonos, que ven en la evacuación de los primeros enclaves "un anticipo de lo que se viene" -en alusión al posible desmantelamiento de todas las colonias para crear un Estado palestibo-, acusan a Sharon, que paradójicamente es uno de los padres de la colonización, de "rendirse al terrorismo palestino" y a la presión de EE UU.
En total, en los últimos dos años y medio se han levantado, sin autorización, 94 de esos asentamientos en potencia, que se diferencian de los más de 150 establecidos con permiso oficial porque sus instalaciones son precarias: alguna casa prefabricada para sus contados habitantes, una línea de electricidad, un tanque de agua y una torre de vigilancia. Los israelíes sólo llaman "ilegales" o piratas a los "no autorizados" pero todos los asentamientos lo son según la IV Convención de Ginebra (1949), que prohíbe a una potencia ocupante establecer a su población en territorios adquiridos por la fuerza, como es el caso de Gaza y Cisjordania, conquistadas en 1967.
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