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CRISIS POLÍTICA Y SOCIAL

Dos muertos en una ola de protestas contra el Gobierno de Paraguay

El Gobierno declara el estado de excepción y ordena detener a todos los políticos y sindicalistas seguidores del general Oviedo

Dos personas murieron ayer tiroteados durante las violentas manifestaciones organizadas ayer en Paraguay para exigir la dimisión al presidente de Gobierno, Luis González Macchi. Otro medio centenar de personas han resultado heridas durante la ola de protestas que han sacudido todo el país, y que ha provocado que el Ejecutivo decretase el estado de excepción. El ministro del Interior, Víctor Hermoza, ha ordenado la detención de los dirigentes políticos y sindicales partidarios del prófugo general Lino Oviedo, a los que el Gobierno considera instigadores de la protesta.

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Poco antes de declarar el estado de excepción, González Macchi ha sacado al Ejército a la calle para restablecer el orden y despejar las carreteras, autorizando a las Fuerzas Armadas por decreto "a realizar operaciones y adoptar todas las medidas pertinentes para el cumplimiento del cometido que se les asigna, ajustando sus actos a las normas constitucionales".

El estado de excepción, una medida que suspende las garantías constitucionales de los ciudadanos y debe ser ratificada por el Congreso en 48 horas, había sido impuesto por última vez el 18 de mayo de 2000, cuando un grupo de militares y civiles también partidarios del general Oviedo se alzó contra sus mandos. Los portavoces de González Macchi acusan nuevamente ahora a los seguidores del general de promover los disturbios sociales.

Oviedo, el amigo de Ménem

El germen de las protestas, que han causado cortes de carreteras y puentes, ha sido el anuncio de Oviedo desde Brasil de su intención de regresar en pocos días al país. Centenares de personas cortaron los dos puentes que unen el país con Argentina y Brasil, mientras otros tantos salían a las calles de Asunción, en una marcha que ha finalizado en la plaza del Congreso y el palacio presidencial.

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Oviedo, ex comandante en jefe del Ejército de Tierra, permanece exiliado en Brasil desde que huyó de Paraguay a Argentina y, a fines de 1999, de Buenos Aires a Brasil, poco antes de que finalizara el mandato de su amigo, el ex presidente peronista Carlos Menem. El militar fue condenado a 10 años de prisión tras encabezar un intento de golpe de Estado en 1996.

Macchi, ex presidente del Senado, asumió la presidencia en marzo de 1999 tras la renuncia de Raúl Cubas. Su Gobierno soportó constantes denuncias por actos de corrupción. En los últimos días se anunciaba su inminente reemplazo por el vicepresidente Julio César Franco, el líder del Partido Liberal, como primer paso para adelantar las elecciones.

6.000 campesinos amenazan la capital

La prolongada crisis política paraguaya, que afecta en particular al mayoritario y dominante Partido Colorado, parece entrar ya en su fase terminal. González Macchi anunció el pasado junio la suspensión del proceso de privatizaciones en un intento de calmar las protestas de los campesinos, que se alzaron contra el plan y que obligaron al Congreso a votar la derogación del la Ley de Reforma del Estado en un intento de salvar al Gobierno. Los incidentes provocaron entonces un muerto y decenas de heridos. Más de 6.000 campesinos amenazaban con tomar la capital.

El conflicto estalló cuando el Gobierno trató de imponer su programa de privatizaciones tras varias suspensiones de la venta de la empresa de telecomunicaciones Copaco. González Macchi fue acusado de eludir en el trámite a la Notaría General del Gobierno y de hacer pagar 500.000 dólares a un notario amigo suyo para redactar la escritura de la empresa, que, según la oposición, sería entregada en concesión por 200 millones de dólares, cuando los analistas calculaban que valía 600 millones. Las denuncias obligaron a postergar también la venta de la empresa ESSAP, de agua potable.

Un grupo de personas huye aterrorizado ante la carga policial con balas de goma y gases lacrimógenos.
Un grupo de personas huye aterrorizado ante la carga policial con balas de goma y gases lacrimógenos.REUTERS
Un hombre muestra las heridas sufridas por otro en las protestas.
Un hombre muestra las heridas sufridas por otro en las protestas.EPA

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