Un suicida palestino causa dos muertos y 30 heridos cerca de Tel Aviv

Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, facción armada de Al Fatah, han asumido la autoría del atentado. De hecho, el suicida, Yihad Titi, de 18 años y originario del campo de

refugiados de Balata, era el sobrino de uno de los dirigentes de esta organización terrorista.

El Gobierno de Israel ha responsabilizado al presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, del atentado suicida perpetrado esta tarde y ha lamentado que el rais palestino "habla de reformas pero no hace nada contra el terrorismo". Arafat, por su parte, ha condenado el atentado y ha rechazado las acusaciones de Israel vertidas contra él, según ha afirmado el principal negociador palestino, Saeb Erakat.

Los servicios de emergencia han llegado rápidamente a la zona y han comenzado con la evacuación de los heridos más graves a los hospitales de la zona. Fuentes médicas señalan que entre los afectados se encuentran niños y bebés, uno de los cuales, de 18 meses, se encuentra muy grave. Al menos seis de los heridos están en estado grave y otros siete con heridas de consideración.

El jefe de la Policía del distrito de Sharon, comandante Ilan Franko, ha afirmado a la televisión pública que el cuerpo del suicida sigue en el lugar de los hechos, que se están iniciando las investigaciones sobre el incidente y que de momento no se conocen los detalles.

Por su parte, el alcalde de la ciudad, Itzhak Ohaión, señala que el suicida llegó a la zona en un vehículo amarillo que aparcó en el lugar de los hechos. La policía estudia si la bomba que hizo explosión estaba en el interior del coche o la portaba el suicida en un cinturón explosivo.

El de hoy es el primer atentado que se produce en esta ciudad, a pesar de las amenazas que se habían producido con anterioridad, según el alcalde.

El último atentado tuvo lugar el pasado día 22 en la ciudad de Rishon Le Zion, a 10 kilómetros al sur de Tel Aviv, donde dos israelíes resultaron muertos y otros 37 heridos.

Ocupaciones y una retirada

En estos momentos el Ejército israelí ocupa distintos barrios de las ciudades cisjordanas de Tulkarem y Ramala, todas ellas bajo toque de queda, así como el distrito de Belén en su totalidad. El Ejército se ha retirado de Kalkilia después de permanecer 24 horas en ella, donde ha arrestado a cinco palestinos.

En éste último lugar, el Ejército ha impuesto el estado de sitio en toda la ciudad, así como en los campos de refugiados de Dehaishe y El-Aida y las aldeas vecinas El-Jader, Artas y El-Doha.

En una secuencia harto repetida desde hace tres semanas, cuando finalizó la llamada Operación Muro de Defensa, la tropas israelíes han impuesto el estado de sitio a la población palestina mientras los soldados efectúan una redada casa por casa para arrestar sospechosos.

Entre los detenidos en Belén están Ahmed Al Mugrabi, y su hermano Ali, dirigentes locales de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.

Un portavoz militar señala que el Ejército permanecerá en ese distrito durante varios días más hasta completar el arresto de palestinos sospechosos de llevar a cabo "actividades terroristas".

Las tropas israelíes, que comenzaron la invasión el sábado, sólo completaron esta mañana la toma de la ciudad, después de haber rodeado los lugares sagrados (entre ellos nuevamente la basílica de la Natividad) para impedir una situación similar a la que se dio durante la última gran ofensiva militar de abril, cuando unos 160 palestinos que huían de las tropas israelíes lograron llegar hasta la basílica, a los que el Ejército asedió durante 38 días junto a unos 40 religiosos.

El portavoz agrega que se ha prohibido a los soldados que entren en los hoteles de la ciudad o que hagan uso de las viviendas de la población palestina para evitar imágenes que desacrediten aún más a Israel ante la opinión pública internacional.