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LA ZONA DEL CONFLICTO

Pakistán niega que existan tropas de combate de EE UU en su territorio

Islamabad cede dos de sus aeropuertos para operaciones de rescate.- Musharraf anuncia que se deportarán a los refugiados afganos que participen en actos violentos

Pakistán ha puesto a disposición del Ejército estadounidense el aeropuerto de Pasni, en la provincia de Baluchistán, y de Jacobabad, en la provincia de Sind, para operaciones rápidas de búsqueda y rescate de soldados o pilotos que puedan quedar atrapados en Afganistán. Aunque las noticias sobre la presencia de tropas son cada vez más insistentes, Pakistán mantiene la posición oficial de que su territorio no será utilizado como base para una ofensiva terrestre estadounidense contra el país vecino.

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El general Rashid Qureshi, portavoz del Gobierno, ha reconocido que hay personal militar estadounidense en su territorio en el marco del "apoyo logístico" prometido por Islamabad a Washington. Sin embargo, el general ha asegurado que no hay "tropas de combate utilizando el suelo paquistaní para lanzar ataques contra Afganistán".

El Gobierno ha querido así salir al paso de las noticias cada vez más insistentes publicadas en los diarios locales sobre la presencia de aviones de transporte y helicópteros en varios aeropuertos paquistaníes.

Al menos 15 aviones militares, incluidos aparatos Hércules C-130 de transporte, aterrizaron el martes pasado en la base de la fuerza aérea de Jacobabad, en la sureña provincia de Sinh y a unos 480 kilómetros al noreste de la ciudad de Karachi. Tanto la base de Jacobabad como la de Pasni disponen de pistas de media y pequeña dimensión, y radares de reducida cobertura.

Refuerzan la seguridad

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Coincidiendo con la llegada de los aparatos estadounidenses, el Ejército paquistaní envió varios cientos de soldados a la base de Jacobabad, incluidos tiradores de elite que permanecen apostados en lo alto de edificios próximos al aeropuerto. Esta base está ubicada en un área dominada por los partidarios de la organización integrista Jamiat Ulema Islam, opuesta a la política proestadounidense de Islamabad.

En un intento de controlar el país, el presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, se ha reunido hoy de urgencia con los gobernadores provinciales, el ministro paquistaní del Interior y altos mandos militares para evitar que grupos extremistas traten de desestabilizar Pakistán.

Tras la reunión, el presidente paquistaní ha impuesto estrictas medidas de seguridad de cara a las nuevas manifestaciones antiestadounidenses anunciadas para mañana.

El general afrontará mañana las protestas de integristas radicales por todo el país -Quetta, Peshawar, Hangu, Lahore, Karachi, Rawalpindi e Islamabad- coincidiendo con el segundo aniversario del golpe de Estado que le llevó al poder.

Deportarán a los refugiados violentos

Por el momento, sobre los resultados de la reunión sólo ha trascendido una medida concreta: se deportarán a todos los refugiados afganos implicados en actos violentos. Además, el Ministerio paquistaní del Interior ha autorizado a los gobiernos provinciales a que hagan uso de la ley antiterrorista para emprender acciones judiciales contra las personas que se manifiestan en Pakistán contra los ataques estadounidenses contra Afganistán.

El Ministerio ha explicado que, de acuerdo con esta ley "cualquier persona que protagonice disturbios públicos o dañe propiedades privadas podría ser condenado a penas de cárcel de entre uno y 14 años así como al pago de multas dependiendo de la magnitud de los daños causados".

Hoy, al menos diez personas han resultado heridas en choques con la policía pakistaní en la zona de Bajaur, al noroeste y próxima a Afghanistán. Los agentes han usado porras y gases lacrimógenos para contener a una muchedumbre que pretendía asaltar la prisión, donde permanecen arrestadas dos personas por provocar disturbios.

AP

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