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ASIA CENTRAL

Pakistán y Afganistán emprenden el despliegue de tropas en su frontera

Los talibán sitúan entre 20.000 y 25.000 soldados y cierran su espacio aéreo.- La delegación paquistaní permanecerá un día más en Kabul

El despliegue de tropas afganas y paquistaníes ha comenzado en la frontera de ambos países, mientras continúan los esfuerzos diplomáticos de la delegación de Islamabad. Los mediadores, que tratan de convercer a Kabul para que entregue a Bin Laden y evite el inminente ataque de EE UU en represalia por los ataques, han anunciado que permanecerán un día más de lo previsto en la capital afgana.

El Gobierno talibán ha trasladado a las inmediaciones del país vecino, concretamente en el Paso de Khyber, una fuerza de entre 20.000 y 25.000 soldados, según han informado fuentes militares paquistaníes.

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Las mismas fuentes aseguran que entre el armamento que Afganistán ha colocado en la frontera se encuentran misiles Scud de fabricación rusa. Además, el régimen talibán ha decretado el cierre del espacio aéreo de Afganistán y ha amenazado con derribar todo avión que lo viole.

"Por razones de seguridad, el espacio ha sido cerrado a todos los vuelos", ha indicado el ministro afgano de aviación civil, Ajtar Mohamed Mansur. El cierre del espacio aéreo afgano perturbará los vuelos que realizan la conexión entre Europa y Asia.

Este responsable ha indicado que si alguien "viola este espacio, el Ministerio de Defensa tomará las medidas apropiadas", pero ha precisado que "Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja podrán utilizar este espacio aéreo bajo autorización previa" del Ministerio de Asuntos Exteriores.

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Simultáneamente, el Gobierno de Islamabad ha reforzado los 1.400 kilómetros de zona fronteriza con Afganistán con miles de soldados, aunque no se ha constatado la existencia de enfrentamientos.

Sin embargo, en previsión de que el moviento de tropas derive en un ataque de los talibanes a la oposición afgana, agrupada en la frontera tayik, han puesto a las fuerzas armadas de Tayikistán en estado de alerta, según ha informado el ministro de Defensa.

En esta ex república soviética también se encuentra en alerta máxima un contingente de tropas rusas "para garantizar la paz y la seguridad" de la Federación Rusa y evitar la incursión de integristas en su territorio.

Esfuerzos diplomáticos

Los delegados de Pakistán se han reunido en la ciudad de Kandahar, al sur del país, con el ministro de Exteriores afgano y se han encontrado con su líder religioso, el mulá, Mohammad Omar.

Pakistán tiene tres días de plazo para conseguir que Afganistán entregue a Osama Bin Laden. Sin embargo, el Gobierno afgano ha reiterado en varias ocasiones que no entregará al millonario saudí, a quien consideran su "invitado".

Según un portavoz talibán citado por la agencia Afghan Islamic Press (AIP), cercana a Kabul, "las entrevistas ya han concluido y daremos detalles más tarde".

Por el momento, sólo ha trascendido que la misión se quedará un día más en Kabul. "Pensamos en un principio que la delegación debía regresar hoy, pero ahora hemos decidido que la misión tiene que quedarse un día más", ha indicado Rashid Qureshi, portavoz del régimen militar que gobierna Pakistán, con el general Pervez Musharraf a la cabeza.

Pakistán, en el papel de mediador en la crisis, está atrapado entre dos fuegos, ya que gran parte de sus 140 millones de habitantes cree que Estados Unidos es un país antimusulmán, y se muestra partidaria de luchar al lado de Afganistán a pesar de que su presidente, el general Pervez Musharraf, anunció el sábado que apoyaría a EE UU en una acción contra el terrorismo dentro del marco de la ONU.

Por otro lado, el presidente iraní, Mohamed Jatamí, ha exigido una reunión urgente de los ministros de Exteriores de los 56 países musulmanes que forman la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), con el fin de dar una respuesta conjunta a la crisis provocada por los atentados.

"El drama de los atentados ha servido como pretexto a Occidente para incrementar los sentimientos hostiles contra los musulmanes", afirma Jatamí.

Ayer, los talibán pidieron el respaldo de esta organización ante un posible ataque de EE UU y, aunque todos los países musulmanes, salvo Irak, han expresado su deseo de colaborar en la lucha antiterrorista y han enviado sus condolencias a Estados Unidos, sus poblaciones no opinan lo mismo y aún quedan dudas sobre la postura que países como Irán tomarán si se materializa la amenaza de ataque.

En este sentido, el líder supremo de la revolución iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ha condenado las eventuales represalias militares de EE UU contra Afganistán porque "sólo provocarán una nueva masacre".

Un joven estudiante musulmán pega carteles llamando a la guerra santa en la localidad de Quetta, al suroeste de Afganistán.
Un joven estudiante musulmán pega carteles llamando a la guerra santa en la localidad de Quetta, al suroeste de Afganistán.AFP
Mapa de situación de Afganistán.
Mapa de situación de Afganistán.EL PAÍS.ES

Hezbolá se solidariza con las víctimas

En su primer comunicado oficial tras los atentados del pasado martes en Estados Unidos, la guerrilla libanesa Hezbolá ha expresado hoy su simpatía a las víctimas del ataque, pero ha instado a "no ceder ante el pánico que EE UU ha querido expandir en el mundo para tener las manos libres para responder por todos los medios, invocando la lucha antiterrorista"

"Nos sentimos apenados por la muerte de cualquier inocente asesinado en cualquier parte del mundo", ha manifestado el grupo guerrillero en un fax enviado a la agencia Reuters.

"El pueblo libanés, que conoce el sabor de las masacres sionistas de Qana y otras que la Administración estadounidense se ha negado a condenar en el Consejo de Seguridad de la ONU, conoce que mejor que nadie el dolor y la agonía de aquellos que pierden a sus seres queridos", ha añadido Hezbolá.

Más de 100 personas murieron en la aldea de Qana, al sur de Líbano en 1996, durante un ataque de aviones israelíes contra el país. Hezbolá ha sido uno de los miembros más activos de la lucha para que Israel terminase su ocupación del país, retirada que tuvo lugar en 2000, tras 22 años.

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