Israel rechaza las críticas internacionales y decide seguir atacando a los palestinos
El Gobierno israelí acepta el despligue de observadores en la ciudad palestina de Rafah
Aunque el ataque iba dirigido tan sólo contra tres de los ocho muertos, el Ejecutivo israelí lo considera un éxito y se ha limitado a "lamentar" la muerte de dos niños y otros tres civiles, mientras que rechazaba vehemente las críticas de la comunidad internacional.
Ayer, Reino Unido y Francia, entre otros, habían criticaron duramente a Israel por la operación, que Estados Unidos calificó de "excesiva, reprobable y altamente provocadora" y que hoy ha vuelto a condenar la UE.
Mientras tanto, en Nablús, más de 120.000 personas han asistido esta mañana, en un ambiente de tensión y al grito de "al Kasam (venganza)", al funeral por los ocho fallecidos en el ataque.
Los dos dirigentes de Hamás muertos son, hasta el momento, los responsables de mayor rango caídos en un ataque israelí. Además, los dos niños, de 5 y 8 años, se cuentan entre las víctimas más jóvenes de entre los más de cien pequeños palestinos muertos en un año de conflicto.
Este ataque, que supone un recrudecimiento en la crisis que sacude la región desde hace diez meses y que se ha cobrado ya 600 víctimas mortales palestinas y 140 israelíes, disipa toda esperanza de mantener en pie la tregua lograda con intermedicación de la CIA el pasado 13 de junio.
Claman venganza
Las organizaciones radicales palestinas han jurado una rápida y dura venganza. Un miembro de Al Fatah, la Brigada de los mártires de Al Aqsa, ha anunciado que, a partir de ahora, sus ataques estarán dirigidos también contra intereses estadounidenses, aunque Al Fatah, movimiento presidido por Yasir Arafat, se ha desmarcado de estas amenazas.
Por su parte, Hamás ha instado a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a "enfrentarse militarmente a los israelíes". En un comunicado, Hamás considera "inadmisible que no utilice las decenas de miles de armas que tiene para impedir las masacres cometidas por los israelíes".
Sin embargo, todo indica que el presidente palestino, Yasir Arafat, intenta evitar a toda costa que se produzca algún atentado que vuelva a inclinar la balanza de la opinión pública internacional a favor de Israel.
En este sentido, militantes de Hamás se han enfrentado esta mañana en Gaza con policías palestinos, que intentaban impedir que los radicales atacaran con morteros los asentamientos judíos de la franja de Gaza.
En Hebrón, el Ejército israelí ha matado a tiros a un palestino y ha herido a otros dos que les estaban lanzando piedras. Otros cuatro jóvenes palestinos han resultado heridos en Ramala, en enfrentamientos con las tropas israelíes.
Además, esta noche varios hombres escapuchados han matado a tiros a un palestino sospechoso de colaborar con Israel y han herido gravemente a otro en Cisjordania.
Psicosis en Israel
En Israel, mientras tanto, continúa el estado de máxima alerta declarado por los servicios de seguridad en los últimos días y con el que el Gobierno ha justificado la operación de Nablús.
La psicosis está provocando que incidentes pequeños sean magnificados fuera de toda proporción. Es el caso de la explosión hoy de un cartucho de dinamita dentro de un tubo metálico en un lugar despoblado de Jerusalén que ha sido divulgado por la Policía como "atentado terrorista cerca de un importante hotel".
La otra cara de la moneda es la aceptación por parte de Israel de una propuesta del Gobierno egipcio para el despliegue de una fuerza de observadores estadounidenses en los alrededores de la ciudad palestina de Rafah, en la franja de Gaza.
Rafah, una ciudad dividida entre Egipto y la franja de Gaza, es uno de los principales puntos de fricción entre los soldados israelíes que vigilan la frontera y los milicianos palestinos de un campo de refugiados cercano.
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