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Trabajar cansa
Columna
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Un libro nunca debería prohibirse

Que nos estemos planteando que quizá en algunos casos sí hay que censurar obras literarias, llevarlas antes a un juez o un fiscal a que les den el visto bueno, es para que salten las alarmas, y no saltan

'El Odio' libro de Luisgé Martín
Íñigo Domínguez

Perdí pronto la esperanza de que el debate sobre el libro de Luisgé Martín siguiera siendo interesante. Nada más enriquecedor que oír un punto de vista que no se te había ocurrido, pero en España enseguida se disparan paranoias de derecha e izquierda, se alinean los bandos. Que si el autor escribía discursos para Sánchez y entonces, ya se sabe, qué catadura moral va a tener este hombre. Que si escribir ese libro, publicarlo, venderlo y hasta leerlo es ser cómplice de violencia vicaria. Es una especialidad ibérica, irse a los extremos para cerrar filas, llevarse el premio al empleado del mes y mirar mal a quien no te sigue.

Dudo de que quien dice que hay que boicotear a Anagrama y que no comprará en su vida uno de sus libros tenga algún libro de Anagrama en casa, es más, dudo de que tenga algún libro. No consigo imaginar a un lector que ame los libros deseando el cierre de una editorial. Aunque quizá ya hay lectores así, tal como va el mundo, y harán vídeos tirando libros a la basura. Estas multitudes indignadas henchidas de principios dan un poco de miedo. Así que sospecho que no tengo una opinión muy popular sobre el tema. Creo que solo hay una pregunta: ¿un libro, una obra literaria, puede prohibirse o no? En mi opinión, no, nunca, no hay peros, y luego cada uno es libre de tener la peor opinión posible, o denunciar, y que la justicia decida si hay delito y lo castigue si es el caso. Esto solía ser muy claro, pero con el lío que se ha montado tuve que llamar a amigos por si estaba loco y no pensaba lo que tenía que pensar. Que nos estemos planteando que quizá en algunos casos sí hay que censurar libros, llevarlos antes a un juez o un fiscal a que les den el visto bueno (sobre todo con algunos jueces y fiscales que hay en España), es para que salten las alarmas, y no saltan.

Es muy difícil hablar del caso concreto, por lo terrorífica que es la situación de la mujer que ha presentado la denuncia, y emotivamente cualquiera está de su parte, pero en abstracto significa que priman los sentimientos de una persona sobre los derechos de todos. Si cualquier libro que duela o moleste a una sola persona se puede prohibir, apaga y vámonos. Igual que la ofensa a los sentimientos religiosos pretende imponer a los demás lo que siente un individuo. Es así como entran en sintonía los exaltados de derecha e izquierda, aunque no coincidan en quién no tiene derecho a hablar.

Se dice en este caso que el autor tendría que haber actuado así o asá, pero creo que un artista hace lo que le da la gana, incluso transgrede la ley si le parece y acepta las consecuencias. Luego acertará o se equivocará, y esta vez parece claro en qué se ha equivocado, y se le juzga por su obra —severamente, en este caso—. Luego el tiempo dirá: era un miserable, o un loco, o tenía razón, o era un adelantado a su época. Incluso una condena judicial con el tiempo puede ser absurda. Hay mil ejemplos. Eso si no cae en el olvido, que es lo normal. En resumen, creo que al autor le tiene que dar igual lo que digan los expertos y los catedráticos; y la editorial, si cree en lo que hace, debería pasar de jueces y fiscales y publicar el libro, y asumir lo que venga. Temo que para la víctima la única manera de no sufrir más, si eso es posible, es que nadie publique nunca un libro sobre el tema ni entreviste al asesino, algo que no puede ser; pero a todos nos tranquilizará saber que se sigue publicando todo, hasta un libro que aún no sabemos si es bueno o malísimo, y que puede ser despreciable, o ajeno a las ideas o a la sensibilidad de uno, pero que nadie te obliga a leer.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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