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ENSAYOS DE PERSUASIÓN
Columna
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Gaza: la desinformación como arma de guerra permanente

El conflicto armado entre Israel y Hamás va a tener efectos en la democracia, el futuro, la economía y la opinión pública

Guerra de Israel en Gaza
Un grupo de palestinos heridos en un hospital de la ciudad de Gaza, el 17 de octubre. Abed Khaled ( AP / LAPRESSE )
Joaquín Estefanía

1. Consecuencias sobre la democracia. La distancia entre lo que siente la opinión pública de la guerra entre Israel y Hamás y lo que perciben los gobernantes va aumentando, independientemente de los acontecimientos concretos. La primera, con los palestinos; los últimos, con Israel. Ello es más acentuado en los países árabes. Se observa en las manifestaciones. No se puede soportar permanentemente una tensión así entre la calle y las instituciones sin debilitar el sentido profundo de la democracia. La razón de Estado a la que se alude en el conflicto contradice la sensación de una buena parte de la ciudadanía (ideológicamente transversal) de una pasividad oficial ante los abusos de Israel y su reiterado incumplimiento de los mandatos de la ONU. Según analistas no sospechosos de simpatías con un grupo autocrático y terrorista como Hamás, Israel ha tenido más margen de maniobra que ningún otro país en lo que atañe al terrorismo de Estado.

Los aparatos ideológicos israelíes (el cine, la televisión, los libros, los periódicos, las webs, las redes sociales, etcétera), tradicionalmente muy poderosos, están perdiendo por ahora la guerra de la propaganda. La prueba es la escasa credibilidad de su inocencia en el caso del hospital bombardeado de Gaza pese a las palabras de Biden poniéndose de su parte.

2. Consecuencias sobre el futuro. El odio va a mantenerse de generación en generación. Con comunidades reducidas a cenizas, aniquilación de familias enteras, mutilación de cadáveres, hambre, sed y todo tipo de privaciones…, ¿cómo convivir? En España hubo una guerra civil entre los años 1936 y 1939: ochenta y pocos años después, en cuanto se rasca un poco aparecen rasgos de guerracivilismo. Desde la creación del Estado de Israel en 1948 no han funcionado ni los pactos ni las guerras para lograr la paz. Ni el propio conflicto de su formación como Estado, ni las guerras de los Seis Días y del Yom Kippur, ni las intifadas, ni los Acuerdos de Oslo, ni la aparición de una Autoridad Palestina Independiente, etcétera, lo han conseguido. El ataque asesino de Hamás, el bombardeo del hospital de Gaza, los movimientos de centenares de miles de personas en el gueto de la Franja se unen en el imaginario colectivo de lo peor del horror a las masacres de Sabra y Chatila en los años ochenta.

3. Consecuencias sobre la economía. La economía política está sustituyendo a la política económica, así como los politólogos han reemplazado a los economistas en la primera línea del análisis. Las previsiones macroeconómicas de todos los organismos y gobiernos se están quedando inmediatamente viejas, y las del futuro inmediato van a depender de dos elementos: la duración del conflicto y si éste se amplía al resto de los países de la zona, empezando por Cisjordania y Líbano, y de si Irán entra de lleno en la guerra. Por el momento, las bolsas de valores van resistiendo, pero el precio del petróleo sube (afectando a los demás precios) y aumenta día a día el coste del transporte de crudo en todas las rutas; las tarifas de los fletes han experimentado un incremento de dos dígitos desde el pasado 7 de octubre. Una generación de ciudadanos podría experimentar otra sacudida más: en apenas 15 años, la Gran Recesión, la pandemia de la covid y el Gran Confinamiento, la guerra de Ucrania, y la guerra de Oriente Próximo. ¿Quién lo resistirá?

4. Consecuencias para la desinformación. La desinformación como arma de guerra continua; la profesionalización de las redes de desinformación. La Comisión Europea ha anunciado una investigación a X —antes Twitter— por los contenidos que en ella aparecen de la guerra de Gaza. Ese anuncio fue anterior a las divergencias sobre el bombardeo del hospital. Según los expertos, se están utilizando videojuegos manipulados, películas de ficción, imágenes de conflictos antiguos, material de guerra por inteligencia artificial, etcétera, para construir relatos alternativos, falsos e interesados.

Mientras tanto, la invasión de Ucrania ha pasado a un lugar secundario. En un telediario cualquiera del pasado jueves, hasta el minuto 23 no se comenzó a hablar de su existencia.

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