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La guerra en Gaza expone cómo X suspende en desinformación desde que la compró Elon Musk

Los cambios en las políticas de seguridad y moderación de contenidos del empresario tras la adquisición de Twitter provocan que la plataforma se convierta en una fuente mucho menos fiable que antes

Un ciudadano palestino inspecciona lo que queda de su casa tras un bombardeo en el norte de Gaza.
Un ciudadano palestino inspecciona lo que queda de su casa tras un bombardeo en el norte de Gaza.Ahmad Hasaballah (Getty Images)
Clara Angela Brascia

La reapertura del conflicto armado en Gaza ha puesto en evidencia la incapacidad de X (la red social antes conocida como Twitter) para frenar la difusión de desinformación, que se ha multiplicado en los últimos días. Los expertos en verificación de datos lo relacionan con la llegada de Elon Musk: en el último año, la compañía flexibilizó las reglas de la plataforma, despidió a la mayoría de las personas que se ocupaban de verificar bulos y restableció cuentas que en algún momento estuvieron censuradas por saltarse las normas. Además, unos meses antes del conflicto, X eliminó el acceso a una herramienta de datos que era gratuita para los académicos y que se empleaba para identificar las cuentas que se dedicaban a difundir información falsa. Los expertos en verificación de información aseguran que la avalancha de falsedades nunca ha sido igual.

“Siempre que hay algún tipo de crisis, bien sea nacional o internacional, hay un pico de desinformación. Pero en este caso estamos comprobando que hay, en general, más desinformación y que llega más lejos”, reconoce Clara Jiménez, cofundadora y CEO de Maldita, una fundación española sin ánimo de lucro dedicada a la verificación de datos. Jiménez explica que el nuevo modelo de pago tampoco contribuye a generar claridad. De hecho, las publicaciones de los usuarios que tienen una suscripción premium —que pagan ocho euros al mes a cambio de tener el check azul, entre otros servicios— son impulsadas por la plataforma y aparecen entre los primeros tuits cuando se buscan informaciones sobre la guerra. “Las cuentas con Twitter Blue se posicionan mejor en el muro y en respuestas, y eso los desinformadores lo saben y lo aprovechan”, critica Jiménez. Antes de la llegada de Musk, la verificación estaba reservada a las cuentas de personas conocidas e influyentes, entre ellas también a los periodistas que trabajaban en medios conocidos y con muchos seguidores, lo que dotaba de veracidad las noticias que compartían.

Desde el verano, el sistema de moderación de la plataforma depende de las “notas de la comunidad”, unos comentarios escritos y valorados por un grupo de voluntarios que han sido previamente aprobados. Las notas se publican después de alcanzar un cierto umbral de votos útiles de “personas con diferentes puntos de vista”, según explica X, pero no aclara ni el criterio que se utiliza para formar parte de esta comunidad, ni cómo se eligen las publicaciones que es necesario verificar. La plataforma solo publica las notas que han recibido suficientes votos a favor por parte de usuarios que habitualmente no están de acuerdo en sus valoraciones, con el fin de garantizar transversalidad ideológica. Una vez en abierto, la nota puede seguir siendo puntuada, incluso por usuarios no registrados que la vean; también pasa que una nota ya publicada acabe por desaparecer posteriormente.

En una publicación de la cuenta Community Notes, la empresa reconoce haber difundido más de 500 notas sobre el conflicto palestino-israelí. También afirman haber eliminado cuentas afiliadas al grupo terrorista Hamás que habían sido creadas recientemente y que estaban actuando “contra decenas de miles de publicaciones por compartir medios gráficos, discursos violentos y conductas de odio”.

Vídeos y fotos de otros conflictos

En los últimos días, sin embargo, en lugar de encontrarse con información verificada, los usuarios de X han presenciado una cantidad sin precedentes de imágenes y vídeos sacados fuera de contexto que no se corresponden a lo que está pasando en Gaza e Israel. Por ejemplo, se hizo viral un vídeo que pretende mostrar a un militante de Hamás disparando un arma montada en el hombro y atacando a un helicóptero israelí. Sin embargo, como señaló el periodista de la BBC Shayan Sardarizade en un hilo que recopila mentiras sobre el conflicto, se trata de un fragmento del videojuego Arma 3. Sardarizade asegura que en X “siempre hay mucha desinformación durante los eventos importantes”, pero que “la avalancha de publicaciones falsas de los últimos días, muchas de ellas difundidas a través de Twitter Blue, es otro nivel”.

También los vídeos de unos niños israelíes en jaulas secuestrados por Hamás son falsos. El equipo de Maldita ha rastreado la procedencia de las imágenes procedentes de TikTok —ya no están presentes en esta plataforma, pero siguen en X— demostrando que el vídeo fue compartido días antes de que Hamás lanzara su ofensiva sobre Israel. Otros bulos que están corriendo como la pólvora son los vídeos de bombardeos y derrumbes de edificios de otras guerras, que se están reutilizando para que parezca que han sido grabados estos días.

El mismo Elon Musk no ha hecho más que empeorar la situación. Como viene haciendo habitualmente desde que compró Twitter, el empresario recomendó seguir la información sobre los ataques de Hamás y la guerra de Israel contra la milicia islamista a través de cuentas que se ha demostrado que difundían contenido falso. “Para seguir la guerra en tiempo real, @WarMonitors y @sentdefender son buenos”, escribió Musk en una publicación el domingo por la mañana en la cual invitaba sus 150 millones de seguidores a aportar más sugerencias.

Ambas cuentas difundieron en mayo la mentira de que había habido una explosión cerca de la Casa Blanca, mientras que la cuenta @WarMonitors suele publicar comentarios antisemitas en X, como señalaron diferentes usuarios debajo de la publicación de Musk. Por ejemplo, el año pasado la cuenta contestó a un mensaje del rapero Kanye West (ahora conocido como Ye) hablando de una “abrumadora mayoría de las personas en los medios y los blancos zin0nistas”. Musk eliminó su recomendación poco después, aunque en el poco tiempo que estuvo publicada alcanzó más de 11 millones de visualizaciones. El mismo día, Musk intentó corregir el error con otro tuit: “Como siempre, trate de mantenerse lo más cerca posible de la verdad, incluso en el caso de cosas que no le gusten”.

La desinformación generalizada que está circulando en X no ha pasado desapercibida tampoco a la Unión Europea. En una carta urgente publicada en X este martes, el comisario de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, advirtió de que, tras los ataques de Hamás contra Israel, la red social se está utilizando para difundir noticias falsas y contenidos ilegales. “Tenemos informes de fuentes cualificadas que avisan de contenido potencialmente ilegal que circula en su servicio, pese a los avisos urgentes de las autoridades pertinentes”, dice la misiva de Breton, una de las voces más duras contra Musk y los incumplimientos constantes de Twitter. Bajo la dirección del empresario, la compañía abandonó el código voluntario contra la desinformación para cumplir con las normas comunitarias que dictan que las empresas de redes sociales deben responder a las quejas sobre contenido ilegal en un plazo de 24 horas.

La respuesta de Musk al comisario no tardó en llegar: “Nuestra política es que todo sea un código abierto y transparente, un enfoque que sé que la UE apoya. Enumere las violaciones en X a las que alude para que el público pueda verlas”. Al día siguiente, el perfil de Breton amanecía con un tuit irónico en el cual compartía su recién estrenada cuenta en Bluesky, la red social creada por un antiguo director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey.

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Sobre la firma

Clara Angela Brascia
Reportera italiana asentada en Madrid desde 2019. Después de pasar por las secciones de Local y Sociedad, ahora escribe reportajes de Tecnología y Salud. En eldiario.es ha escrito sobre temas sociales y económicos. Graduada en Literaturas Comparadas por la Universidad de Turín y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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