Usted pagará por esto
El asesinato, el secuestro y los ataques a la población civil deben ser perseguidos judicialmente y castigados
El próximo día 21, los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea deben decidir cómo reaccionan ante el secuestro del vuelo 4978 de Ryanair, de Atenas a Vilna, obligado a aterrizar en Minsk cuando atravesaba el espacio aéreo de Bielorrusia a fin de poder detener a un joven periodista opositor que viajaba en él y a su novia. El caso es aterrador, sentará un precedente y afectará a todo el mundo: todos pagaremos en el futuro si la trampa que ha orquestado el dictador que dirige Bielorrusia desde hace 27 años tiene éxito y Alexandr Lukashenko se sale con la suya.
Liberar al periodista secuestrado, Roman Protasevich, y a Sofía Sapego debe ser el objetivo prioritario del Consejo Europeo. La suerte de Protasevich es la del periodismo y, si él cae, se abrirá un enorme agujero en el ejercicio de una profesión que, pese a todas las críticas, sigue siendo imprescindible para el mantenimiento de la democracia o al menos de movimientos y luchas a favor de ella. Protasevich debe ser liberado, y el repugnante periodista que en funciones de torturador le “entrevistó” y aireó su “confesión” ante las cámaras de la televisión bielorrusa debe ser expulsado de cualquier foro europeo, al igual que los representantes de la cadena oficial ONT.
El asesinato político, el secuestro del opositor, las matanzas de civiles en guerras no declaradas siguen teniendo lugar con una intolerable levedad en nuestro mundo occidental. “La insoportable facilidad de matar”, tituló sus crónicas el historiador Arie Dubnov, harto de comprobar cómo el Gobierno israelí organiza operación militar tras operación militar para mantener bajo control los territorios palestinos ocupados.
Son situaciones complicadas, aseguran los expertos. Pero no lo son. No lo son el asesinato, ni el secuestro, ni los ataques sobre población civil. Son hechos que deben ser perseguidos judicialmente y castigados. “Complicado” es un adjetivo que se utiliza con regularidad, explica Dubnov. “El latín complicare, que significa ‘plegado’, sugiere algo compuesto por partes interconectadas que deben desplegarse para ser entendidas”. Pero sólo es útil calificar una situación de “complicada” si uno se compromete a desplegar el paquete, está dispuesto a examinar su contenido y a sorprenderse por lo que se encuentra escondido en su interior. “Si uno se consuela simplemente llamando a algo complicado sin desentrañar las capas, permanecerá ofuscado”, lamenta Dubnov.
Ofuscada estará la Comisión si no atiende a lo acordado el pasado día 9 por el Parlamento de Estrasburgo y empiezan a exigir sin rodeos el cumplimiento de los principios en los que se basa la Unión. Si no acaba con la insoportable levedad con que contempla los continuos ataques al Estado de derecho en Hungría y Polonia. Los eurodiputados han dado un paso más y han acordado llevar a la propia Comisión ante la Corte Europea de Justicia si no pone en práctica antes del plazo de dos semanas el acuerdo de despojar de fondos de la Unión a los dos países mientras no respeten el principio del Estado de derecho, tal y como prevé la norma que entró en vigor el pasado 1 de enero.
Los eurodiputados desatan el paquete: 1) la UE se basa en los valores del respeto de la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías, consagrados en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea (TUE); 2) cualquier riesgo evidente de que un Estado miembro infrinja gravemente los valores consagrados en ese artículo no afecta únicamente al Estado en el que se materializa, sino que también repercute en los demás, en la confianza mutua entre ellos y en la propia naturaleza de la Unión; 3) la Comisión y el Parlamento activaron el artículo 7, apartado 1, del TUE en relación con Polonia y Hungría, respectivamente, tras la determinación de un riesgo evidente de quebrantamiento grave de los valores en los que se basa la Unión. Polonia ha sido oída en tres ocasiones, y Hungría, en dos, sin dar respuesta satisfactoria a las demandas.
La cuestión es simple. Si no se hace nada, alguien pagará por todo esto. Y ese alguien es usted.
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