El ‘locomía’ rojo, la chupa de Los Planetas o la bata de hospital de Tilda Swinton: los trajes que hoy pueden ganar un goya
Las nominadas al mejor diseño de vestuario escogen el modelo favorito de sus películas y comparten los secretos detrás de su confección que podrían llevarlas a alzarse con el galardón esta noche
Estos cinco conjuntos no brillan tanto como los vestidos de la gala, algunos ya ni se conservan y, sin embargo, son los únicos que esta noche optan a llevarse un verdadero galardón: el premio Goya al mejor diseño de vestuario. Detrás de ellos se esconden cientos de horas de trabajo, homenajes secretos y todo tipo de simbologías. Para desentrañar sus misterios, hablamos con las diseñadoras nominadas. En las cinco películas, todas ofrecen un desfile particular con decenas de modelos para los personajes, pero les hemos pedido que se queden solo con uno. El más difícil, el más representativo o simplemente el favorito.
De la chupa de cuero de Jota de Los Planetas al traje torero de Locomía, hemos organizado nuestra propia alfombra roja previa a la ceremonia. Antes de empezar, advertimos de que va a tener poco que ver con los desfiles de gala convencionales. Por aquí también van a pasar conductores de autobús orgullosos de lucir su uniforme de trabajo (El 47), referentes intelectuales ansiosos por estrenar su primer vestido de baile (La virgen roja) y hasta una reportera de guerra recién salida del hospital (La habitación de al lado). Que gane el mejor.
Disco, Ibiza, Locomía, Ester Palaudàries y Vinyet Escobar
La elección de las diseñadoras Vinyet Escobar y Ester Palaudàries era clara. Tenía que ser el icónico traje que Xavier Font vistió en la presentación del primer sencillo de Locomía en 1989. “La estética con la que inician es rompedora y esto se debe a Xavier Font, ideólogo del grupo y diseñador de los trajes”, comenta Escobar. Para hacer justicia al original, mezclaron tejidos sintéticos con tapicería y decoraron hasta el último detalle con pedrería, flecos y los bordados típicos del mundo taurino. Una de las mayores sorpresas se la llevaron buscando las botas altas. Contactaron con unos zapateros teatrales que resultaron ser los mimos que confeccionaron el calzado de Locomía y conservaban la horma original. Así que el actor Jaime Lorente luce exactamente el mismo modelo que Font.
Pero no todo iba a ser ceñirse a la realidad. Las diseñadoras reconocen que, a diferencia del grupo, donde todo era más aleatorio, asociaron el color rojo al personaje de Font. “Decidimos crear un código de color para hablar de la evolución de la banda. A medida que el éxito crece y con ello la profesionalización, Xavi pierde, en cierto modo, su personalidad e idiosincrasia y pasa a ser ‘el rojo de Locomía’ en vez de Xavi Font artista e individuo”, añade. De ahí que en la escena de conciliación por los derechos del grupo su personaje sea el único que aún se aferra al traje.
El 47, Irantzu Ortiz y Olga Rodal
Desde que Irantzu Ortiz y Olga Roldán leyeron el guion supieron que querían potenciar el “hiperrealismo” de la historia. “Cualquier decisión estética que tomáramos, que las hay, tenían que ser sutiles y no distorsionar ni interferir con esa realidad”, comenta Ortiz. Uno de los retos más difíciles fue encontrar el uniforme exacto de los autobuseros de Barcelona a finales de los años setenta. No pararon hasta dar con una asociación de conductores jubilados que les facilitó fotografías de todos ellos, incluso con el mismo autobús 47. Aún así no encontraron prendas que se asemejasen lo suficiente a la forma y color de la realidad, de modo que decidieron replicarlas. De ahí el hiperrealismo.
“Confeccionamos las camisas de todos los uniformes, las teñimos y luego las ambientamos para que tuvieran el efecto de haber sido utilizadas durante mucho tiempo. Las lavamos muchas veces, las lijamos suave y pintamos ciertas marcas de uso en cuello y puños”, explica. Sobre esta base, cada personaje hacía suyo el uniforme. En el caso del Manolo Vital, con la cadena al cuello, la chaqueta marrón de ante y las gafas de sol. Elementos imprescindibles para rematar la armadura de este héroe popular que decide secuestrar su autobús para defender el barrio de Torre Baró.
La habitación de al lado, Bina Daigeler
No será el look más llamativo de la película, pero Bina Daigeler tiene claro por qué escoge la bata morada y el batín azul del hospital del personaje de Martha. “Los trajes de Valentino son de Valentino, pero esto demuestra el verdadero trabajo de mi profesión”, asegura. Su objetivo era partir de referentes reales para luego elevarlos al tono de fábula de la película. Para ello empezó pidiendo batines a varios hospitales neoyorquinos y, sobre este modelo, elaboró sus propias versiones con diferentes telas, colores saturados y un diseño a medida del físico de Tilda Swinton.
“Era necesario que se sintiera arropada en esas escenas tan vulnerables. Martha afronta el final de la vida debido al cáncer, una enfermedad que nos afecta directa o indirectamente a todos, y para mí era muy importante homenajear a las víctimas y cargar el vestuario de sentimiento”, confiesa. El look armoniza a la perfección con el resto de la habitación e incluso con la nieve rosa de una de las secuencias más oníricas de la película. En inglés o español, la obsesión cromática de Almodóvar sigue siendo la misma.
La virgen roja, Arantxa Ezquerro
El caso de Arantxa Ezquerro es especial. Su modelo, aunque solo aparezca en una secuencia, encierra la esencia de la película. “Tenía que ser el vestido rojo. Está lleno de connotaciones por el momento político, la madurez y la pasión de la protagonista”, cuenta. Con esta prenda Hildegart Rodríguez escapa del control de su tiránica madre que la tiene recluida escribiendo ensayos en plena eclosión de la Segunda República. Por eso Ezquerro sabía que tenía que cuidar hasta el último detalle.
“El foco estaba en remarcar la cintura y la espalda, que hasta ese momento Hildegart no había podido mostrar. Además la falda está hecha con gasa natural para que con cada paso se infle y dé tal sensación de libertad que parezca casi que está levitando”, explica. Aunque partiendo de inspiraciones de la época, el diseño es completamente suyo. “Buscamos las curvas y el relieve, todo lo contrario de las líneas rectas de la ropa de la madre”, destaca. Aunque el vestido, como la protagonista, corre peor suerte en la ficción, Ezquerro se ha propuesto impedirlo en la realidad. “Pedí a la productora que lo custodiasen. ¡Con lo que costó sería una lástima que se perdiera!“.
Segundo premio, Lourdes Fuentes
La chaqueta de cuero que lleva El Cantante en la película tiene casi tanta historia como la del verdadero Jota, vocalista de los Planetas. Cuando repasaba las fotos del legendario viaje de la banda a Nueva York para grabar el disco, Lourdes Fuentes se enamoró de la cazadora y decidió convertirla en la seña de identidad del personaje. “Buscamos por todas partes pero no aparecía, al fin la encontramos en una tienda de segunda mano de Madrid”, confiesa. A lo largo de la película la combina con todo tipo de jerséis básicos y deportivas. “Jota tenía una estética grunge noventera muy tirada pero en realidad también utilizaba marcas. Así que algunas veces le poníamos antiguos zapatos de la mili y otras, zapatillas Converse“, detalla.
En principio estaba previsto rodar en Nueva York pero, dadas las dificultades del rodaje, se planteó cancelar esa parte. Finalmente lo consiguieron, pero solo pudo ir un jefe de cada equipo. Así que Fuentes viajó cargando ocho maletas con la ropa de toda la banda. “El mismo día que llegamos nos pusimos a rodar, pero nos dio igual. Estábamos todos muy ilusionados”. Más que aquella primera foto que le había inspirado, consiguieron recrear la grabación entera del disco fundacional del grupo, Una semana en el motor de un autobús.
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