Guillermo Lasheras, la última promesa de la factoría Netflix: “La gente dice que soy un señor. Lo soy, y a veces un poco señora también”

Con barba de unas semanas y el pelo más corto el parecido con Timothée Chalamet se desdibuja. “Me han confundido con él a menudo, una vez llegué a seguir el rollo a unas chicas en una discoteca”. Pero a su llegada a la sesión de fotos de ICON en la que posa con joyas y relojes de Bvlgari, Guillermo Lasheras (Malgrat de Mar, 2001) destila un estilo muy parecido al actor neoyorquino, con una levita impoluta y el cuello vuelto que personifica al dandi del siglo XXI. Se muestra pletórico y hablador, su representante acaba de confirmar las dos próximas entregas de A través de mi ventana y hay que celebrarlo. Formar parte de la gran apuesta nacional de Netflix para 2022 ha puesto por fin su rostro en la palestra tras un buen puñado de audiciones, series de televisión y un filme con Daniel Monzón. Esta adaptación televisiva del ‘boom’ literario creado por Ariana Godoy supuso para Lasheras un reto en su carrera –”los millones de fans del libro dan respeto”, confiesa –algo que asumió con naturalidad pero sobre todo entusiasmo. Convertirse en nuevo chico Netflix con todo lo que conlleva también es un motivo para estarlo.

Su primera experiencia frente a una cámara vino con un anuncio de Chetos. Eso solo puede llevar a algo bueno. Era el tercer casting que hacía en mi vida y empezó como una confusión. Recuerdo que vino a buscar mi madre al cole para llevarme corriendo a la grabación porque se habían confundido de Guillermo y habían llamado a otro en vez de a mí…

Teníassolo once años, ¿ya veía claro que lo suyo era la actuación? Desde pequeño fui muy payaso, montaba mis propias obras de teatro en mi pueblo con los compañeros de clase. Cuando me subí por primera vez a un escenario me encantó.

¿Creció en un mundo afín? Qué va, mi madre es ama de casa y mi padre es soldador. Vivimos en Malgrat de Mar a una hora de Barcelona y apenas habían ido allí, hasta que comenzaron los castings de publicidad.

De ahí llego la comedia infantil Big Band Clan y, este febrero, la película A través de mi ventana, la gran apuesta nacional de Netflix para 2022. Háblenos de su personaje, Yoshi. Yoshi es un tío pasional, que siente mucho amor por la vida y por sus amigos, y esto le pone a menudo entre las cuerdas, pero siempre desde el humor.

Su personaje está enamorado de su mejor amiga, Raquel. ¿Ha pasado en la vida real por una situación similar? Todos hemos tenido un buen amigo o amiga con la que existe una tensión no resuelta, pero al nivel de Yoshi no lo he vivido. Y espero que no me pase.

La película está basada en el boom literario de Ariana Godoy con legiones de fans wn todo el mundo. ¿Esto generó mucha presión a la hora de encarnar a uno de sus personajes principales? El libro fue una herramienta fundamental para trabajar mi personaje que en realidad se basa en dos papeles del libro, Yoshi y Carlos. Pero al final se trata de una adaptación, aunque intentes ser lo más fiel posible para estar a la altura.

¿Es de ese tipo de actores que se ciñen al guion o de los que aporta sus propias ideas? En A través de mi ventana tuve la suerte de trabajar con Marçal Forés, te da mucha libertad para conducir a tu personaje. Hay una secuencia en la que Yoshi y Raquel bailan juntos, pero la canción original no me encajaba, y pedí que la cambiaran por Camela. Y así se quedó.

¿No es usted un poco joven para conocer Camela? Si yo te contará lo que escucho…

Cuente, cuente. Ahora estoy viciado con una actuación de Rocío Jurado, Déjala correr… Es maravillosa, no paro de escucharla.

¿Está preparado para todo lo que implica ser ‘chico Netflix’? Lo llevo bien, no es bueno ponerse más presión de la que ya tiene. Si tienes un entorno estable que te conoce bien no tiene por qué pasar nada. Los mensajes que recibimos o las fotos que nos piden por la calle nos lo tenemos que tomar como una muestra de agradecimiento. Son los aplausos que reciben los actores en el teatro.

Hace dos años rodó con Daniel Monzón en un formato bastante diferente, sin tanto presupuesto pero con otros alicientes creativos. ¿Cómo quiere enfocar su carrera? Al final todos aspiramos a representar personajes que te conmuevan y tengan mucho recorrido, pero no siempre es así. Cada rodaje representa una oportunidad distinta, en el caso de A través de mi ventana me ha proporcionado estar en una plataforma que te cuida muchísimo y cuenta con un equipo con gran valor humano. Pero si me preguntas que me gustaría hacer ahora mismo sería una película con Rodrigo Sorogoyen que fuera totalmente distinta.

¿Por qué todos los actores quieren trabajar con Sogoroyen? Ya, ya, estamos deseando que nos toque y nos maneje.

¿Qué es lo más pesado de los rodajes? Yo los disfruto mucho, la verdad. Me gusta mucho trabajar, incluso cuando se acaban mis secuencias soy de los que se queda hasta que termine todo el rodaje.

¿Es usted uno de esos actores empollones? Qué va, no me suelo preparar mucho los guiones. Soy de hecho un poco desastre, cuando llego al rodaje siempre pregunto “¿qué se rueda hoy?” porque no me sé ni el orden de las secuencias.

¿También se considera disfrutón en la vida? Sí, muchísimo, me gusta vivir las cosas y pasármelo bien.

Además tiene, en paralelo, una productora especializada en publicidad, videoclips y música en directo. Sí, me metí en ello de pequeño. Ahora estamos con la producción audiovisual y de artistas del festival ARTS d’Estiu, en Pineda del Mar.

En tu Instagram cuenta, además, que pinta los fines de semana. Alguna vez entre semana también. Lo hago desde pequeño, de hecho cuando me preguntaban qué quería ser de mayor decía que pintor. Hace poco he dado más caña al asunto, he montado un taller en mi pueblo donde pinto y hago escultura.

Sigue viviendo allí con sus padres, ¿no es usted de ciudad? Sí, pero me gusta que mi campo base sea Malgrat de Mar. Allí tengo mis cosas y la playa al lado, es donde estoy más cómodo aunque por rodajes o reuniones al final viajo casi toda la semana. Vivir allí me permite coger perspectiva, así cuando voy a la ciudad la exprimo al máximo pero dosifico. Madrid es como Ibiza, hay fiesta cada día.

¿En las fiestas también se va el último? Sí, pero no soy de discoteca, sino más de casa con mi gente. Tampoco voy de after, no bebo, ni fumo. Yo estoy de fiesta a base de colacaos, la gente se piensa que me meto algo, pero nada, lo que pasa es que soy un hooligan y aguanto hasta las tantas solo con agua.

Tienes más de medio millón de seguidores en Instagram. ¿Cómo lo gestionas? Yo lo tengo para mostrar mi trabajo, a nivel personal mantengo mi anonimato, soy un tío tranquilo al que le gusta ir a la montaña y pescar.

Pues por las fotos que subes cuesta imaginarlo, pareces un insider de la moda y se te ve que entiendes del tema. ¿Cómo definirías tu estilo? La gente dice que soy un señor, que lo soy, y a veces un poco señora también. Me encantan esas mujeres de la calle Serrano que se arreglan y van envueltas en pieles para ir a comprar 200 gramos de jamón York.

Un chándal o con quechuas como que no… En el anonimato sí, de hecho tengo una carpeta en el móvil que pone “Yo, perro flauta” con mis looks de montaña, vistiendo bambas rotas para ir a pescar o coger castañas.

¿Cuántas veces te han dicho que te pareces a Timothée Chalamet? Muchas, sobre todo cuando llevaba el pelo más largo y sin barba.

¿Sería tu icono a seguir? Me parece un buen referente, sobre todo, a nivel internacional. Ha conducido muy bien su carrera y escoge papeles brillantes. Trata los personajes con una gran sensibilidad y resulta muy natural. Sin hacer nada transmite mucho.

¿A dónde te gustaría llegar, dónde te ves en un futuro a corto plazo? Quiero hacer de todo, combinar la interpretación con la producción cultural o como si me da por hacer tai chi. Soy una persona que en cada momento hace lo que le apetece, sin más. Y eso me hace feliz.

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