La historia detrás de las cuatro mejores tartas del planeta
Se elaboran en Centroeuropa desde hace siglos y han sido adoradas desde sus orígenes por reyes, papas y archiduques. Te descubrimos cuáles son
Sacher
Visitar Viena y no probar la tarta Sacher es, para muchos, el octavo pecado capital. Considerado como uno de los dulces más espectaculares del mundo, un manjar al alcance de unos pocos y una receta imposible de imitar debido al recelo con el que ha ido pasando de generación en generación, esta tarta de chocolate salió en 1832 de las manos de Franz Sacher, padre del fundador del hotel homónimo ubicado en el centro de Viena. Sacher, que por entonces era aprendiz de repostería, consiguió deleitar a un selecto grupo de invitados del príncipe Klemens Wenzel von Metternich con este postre. Entre sus ingredientes principales, cacao puro en polvo, chocolate fundido, azúcares de varios tipos, almendras y mermelada de albaricoque.
Baumkuchen
La primera recta de la que se tiene constancia procede de un libro de cocina de 1426. El Baumkuchen es una joya de la pastelería alemana que solo sirve el histórico restaurante Horcher en España, desde 1943. Su elaboración es muy compleja, pues necesita un horno especial y la receta lleva nada menos que 75 huevos. El nombre significa literalmente ‘pastel de árbol’, porque al cortarlo, su interior cilíndrico y esponjoso recuerda a las anillas de los troncos. Cuenta Elisabeth Horcher que ya su bisabuelo lo servía en el Horcher de Berlín, que era el postre más exclusivo de Alemania y que lo llamaban el rey de las tartas. Por eso, al venir a Madrid, siguieron manteniendo la tradición.
Napoleonka
El popular pastel de crema polaco es una variante de la milhojas francesa. Con dos capas de hojaldre rellenas de crema batida o nata montada espolvoreadas con azúcar glas, cuenta la leyenda que al papa Juan Pablo II le gustaba con un chorrito de licor, y que así nació la versión ‘borracha’ de este dulce también conocido como kremowka o cremeschnitte, en alemán. Puede que no se trate más que de un chisme falso, pero lo que sí es cierto es que aquel papa, nacido en Wadowice, un pueblo pequeño en el sur de Polonia, no dudaba en hacer público su amor por esta tarta, hasta el punto de que en algunos sitios se la conoce como ‘pastel de crema papal’.
Apfelstrudel
Las raíces del strudel o pastel de manzana se sitúan en la antigüedad, en el baklava armenio. La primera receta fue llevada, al parecer, por los invasores otomanos a Viena. Fue allí donde este postre terminó de definirse hasta convertirse en el más popular del antiguo Imperio Austrohúngaro. En sus orígenes, este hojaldre relleno de compota de manzana, azúcar, canela, pasas y pan rallado, cocinado en el horno, servía sobre todo de alimento para la gente pobre. La clave de su elaboración no ha cambiado: hay que elegir las manzanas con mejor aroma y textura para conseguir ese toque ácido que lo hace tan especial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.