¿Se puede interpretar al marido de la reina siendo republicano? Tobias Menzies, Felipe de Edimburgo en ‘The Crown’, responde
En ‘Roma’ o en ‘Juego de tronos’ el actor ha demostrado que puede dar vida a todo tipo de personajes de moral ambigua. Ahora repite como el consorte de Isabel II en la exitosa serie de Netflix, que regresa hoy
Es uno de esos actores cuya versatilidad le permite construir múltiples personajes complejos que, al verle, uno no imaginaría que estaban dentro de él. Su Bruto de la serie Roma (HBO) reflejaba toda la pusilanimidad, astucia y mezquindad imaginada en esa figura histórica. En Juego de tronos, Tobias Menzies (Londres, 46 años) aportó a Edmure Tully una personalidad contradictoria en sus lealtades y demonios internos. El papel de su vida, sin embargo, le ha llegado con las temporadas tercera y cuarta (que Netflix estrena hoy) de The Crown. Menzies, que nos atiende por teléfono, se mete en la piel de Felipe de Edimburgo, el esposo de Isabel II, para extraer su elegancia, altivez, cinismo y conciencia de jugar un papel fundamental en la estabilidad emocional de la familia real y de la propia monarca.
¿Tiene que gustarte Felipe de Edimburgo para interpretar ese papel? No, no es necesario que sientas simpatía por el personaje, pero sí tienes que tomártelo en serio. Creo que la serie se propone hacer eso con todas las personas que componen la familia real. No es necesario estar de acuerdo, en un sentido político amplio, con la institución, pero sí intentar ponerte en su piel para entenderles. Para comprender por qué son como son o por qué toman las decisiones que toman.
¿Ha cambiado su visión de la familia real británica? Antes de incorporarme a la serie no había dedicado demasiado tiempo a pensar en ellos. Diría que me considero más republicano que monárquico, aunque no de un modo militante. Para mí eran solo parte del mobiliario, del paisaje nacional. Al construir el personaje me he sumergido en sus vidas y he llegado a apreciar lo duro que trabajan, lo serio que se toman su función.
No es lo mismo interpretar a alguien que aún vive, y ocupa la posición que ocupa, que a un personaje histórico pero lejano en el tiempo como Bruto. La serie tiene una enorme cantidad de ficción, y mi contribución, en este aspecto, es la de aportar una atmósfera, una tonalidad, en el modo en que interpreto las líneas que me corresponden. Es verdad que de Bruto no hay ninguna grabación, ni de audio ni de vídeo. No sabes cómo hablaba o cómo se movía y tienes mucha más libertad para interpretar el personaje. En el caso de Felipe hay una enorme cantidad de grabaciones y de entrevistas. En la conciencia pública existe una percepción precisa de cómo es, cómo habla, cómo se mueve… Pero nunca he pensado en ello como una limitación. Era más bien un desafío.
Hay cierto consenso en afirmar la elegancia del personaje. ¿Cómo la buscó usted? Pude observar mucho al personaje para copiar sus gestos. Sobre todo el modo en que mueve sus manos. Utilicé también muchos de los trucos que había empleado Matt [Smith, que interpretó al personaje en las dos primeras temporadas], y también tengo que otorgar mucho crédito a Amy Roberts, la diseñadora de vestuario. La ropa que creó para mí me permitió aparecer con enorme elegancia. Eso ayudó mucho. Felipe es un hombre que tiene un componente dandi. Le gusta su ropa, le gusta su aspecto con ella puesta. Es algo que contribuye al modo en que todos ellos rellenan su papel público. Son figuras ceremoniosas. Se ponen estos... disfraces, podríamos decir, para representar al Estado y la corona.
¿A qué diría que responde el éxito mundial de la serie? El drama familiar es el más antiguo de todos los dramas. Viene de los griegos. Las luchas entre maridos y mujeres, hijos y padres, son narrativas muy clásicas. Pero parte del éxito de la serie también tiene que ver con el hecho de que aborda una institución que está muy alejada de nuestra cultura actual y la presenta de un modo sobrio y equilibrado. Creo que se evita una crítica excesiva, aunque la crítica exista. Se les refleja de un modo muy cuidadoso, y el drama viene del intento de mostrar cómo es posible que una familia interactúe dentro de una institución como esa. Por eso lo público y lo privado se entremezclan constantemente en la serie.
¿De dónde diría que viene su versatilidad como actor? Hago mucho teatro, donde es común transformarse en muchos tipos de personas diferentes. Y también tiene que ver, claro, con que no soy una estrella. Cuando ofrecen a Brad Pitt o a George Clooney una película, lo que buscan es que incorporen su carisma al papel. Son ellos los que aportan el material de trabajo, en vez de buscarlo. Son actores con habilidades y talentos diferentes.
Boris Johnson y el Brexit. El Reino Unido se ha vuelto extraño para el resto del mundo. Me resulta difícil expresar una opinión autorizada, porque creo que hay mucha complejidad detrás de todo este debate. Yo voté por la permanencia, creo que nos habría ido mejor como país dentro de la Unión Europea. Pero también creo que estamos obligados a tomarnos en serio la decisión democrática que adoptó este país, y las razones que había detrás de ella. Hay comunidades enteras que se consideraban abandonadas, la globalización ha tenido un duro impacto en muchas regiones. Un montón de gente está luchando por salir adelante. Sienten que han perdido su vitalidad, y tienen una idea de cierta pérdida del pasado. Puede que abandonar la UE sea una respuesta equivocada a esa realidad, pero hay que abordar el problema, hay que hacer algo al respecto de ese grupo de personas que piensan que ya no cuentan.
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