Jeanette: “Me dijeron: en España no se sale así en televisión. Tienes que comprarte un vestidito”
Nunca pasa mucho tiempo sin que alguien descubra las canciones de Jeanette, la última vez, en el gran desfile de Carolina Herrera en Madrid. A sus 74 años y a punto de comenzar gira, ella sigue casi tan joven como cuando empezó. Y rebelde


Cada poco tiempo una muchedumbre vuelve a corear Porque te vas. Ya sea en el festival Sonorama o en los Goya, ya sea cantado por otros o por su intérprete original e inolvidable, Jeanette (Londres, 74 años). La última vez fue en el cierre del gran desfile de Carolina Herrera en Madrid el pasado septiembre: el clásico triste de José Luis Perales, con arreglos de Rafael Trabucchelli —y cantado por Jeanette—, atronó en la Plaza Mayor de Madrid. “Carolina Herrera iba a hacer aquí en Madrid el desfile que normalmente hacen en Nueva York y buscaban una canción emblemática de España. Y como Porque te vas es una de las canciones más vendidas y conocidas en el mundo, que fue un número uno en toda Europa y en América, pensaron que era idónea. Y yo encantada, fue alucinante. Aquello sonando en la Plaza Mayor me dio escalofríos".
No era la primera vez que la artista veía como su voz servía a las pasarelas. Ya había cantado antes en una, en el EGO de Cibeles en 2011. “Eso es algo que ya hacían en Francia, pero aquí, en España, yo fui la primera”. A la artista, que habla con ICON por teléfono desde Alicante, le gusta reivindicar que ha sido la primera en muchas cosas. Volverá a hacerlo algunas veces más durante la charla. Tal vez, tras décadas en la música, es consciente de que no debe esperar a que la reivindiquen otros, aunque lo estén haciendo desde hace tiempo. Cuando charlamos, es la víspera de su cumpleaños. “Mañana cumplo yo, hoy cumpliría John Lennon”, remarca. Al día siguiente, cuenta, su mánager, amigos y otros cantantes se reunirán en una casa en Santa Pola y le harán una paella para celebrar los 74.
Uno diría que sus canciones, con sus melodías, su producción suave, rítmica y etérea, hacen que la gente se sienta guapa. Tal vez por eso la llaman para los desfiles. ¿Lo ha pensado alguna vez? No tengo ni idea, no sé que es lo que ven en ellas cuando me llaman para cosas de moda. Recuerdo que David Delfín me dijo en su día que también era muy fan mío. Recuerdo que cuando canté en Cibeles con Juan Duyos yo buscaba canciones con ritmo, que se adecuase a la manera de caminar de las modelos, pero me dijeron: “¡No, no! ¡Tú canta como siempre y las modelos caminarán como tengan que caminar!“.

¿Ha sido una artista muy preocupada por su imagen? Sí. Siempre estoy buscando ropa para actuar, porque no es muy fácil encontrar ropa para el escenario. No es lo mismo que buscar un traje para una boda. La ropa de escenario es otra cosa. Y encima soy muy delgada y no todas las firmas tienen mi talla. Salir bien vestida es una señal de respeto a tu público. He visto muchísimos cantantes que han salido en jeans y una camiseta. Y bueno... si son rockeras... a mí me encantaría salir en vaqueros y deportivas, ¡qué cómodo! Pero yo no doy esa imagen.
Está a punto de iniciar una gira. Sí, estoy preparando todo para la gira que va a empezar a empezar en diciembre e iremos por España, por América, por todas partes. Me acabo de hacer una sesión de fotos impresionantes para la gira, me han puesto guapísima. Últimamente estoy haciendo más de modelo que de cantante.
Su repertorio es enorme, ¿no se cansa de cantar los mismos grandes éxitos que la gente quiere oír? No, en absoluto. A veces la gente me pregunta cómo aguanto viajes de 20 horas para cruzar el Atlántico, el cambio horario... pero a mí me gusta mucho viajar. De jovencita quería ser piloto, no sé si lo sabías. Cuando me subo a un avión siento una libertad... siento que soy libre, me voy a ir a otro país, otra cultura, ¡otra odisea! Y nunca sé lo que me espera porque voy a veces a países... complicados.
¿En qué sentido? No todo es Boston y Los Angeles, por decírtelo de esta manera. Pero me lo paso muy bien, no tengo jet lag, no me canso. A pesar de la edad que tengo estoy muy en forma, y eso que yo soy la única de todos mis amigas que no va al gimnasio.
Usted triunfó, tal vez, porque no había nadie que cantase igual. Sí, yo era muy diferente. Primero, porque venía de Estados Unidos y no hablaba nada de español. Fue en 1962, un año antes de que matasen a Kennedy. Y llegué con una mentalidad muy americana. Cuando empecé a hacer mis propias canciones con la guitarrita era una música que que no se hacía aquí en España. Y cuando conocí a los chicos de Pic-nic ellos se dieron cuenta, sobre todo [el guitarrista] Toti Soler, de que lo mío era especial. Yo reconozco que no tengo una voz de estas que... Mira, Manuel Alejandro dijo una cosa que siempre me ha impresionado: “Nunca he conocido una voz tan pequeñita pero que dijera tanto”.
Tal vez lo habitual en la industria cinematográfica es que haya grandes voces que transmiten poco o nada. Mira, hay ejemplos como Bob Dylan. Bob Dylan canta horrible, hay que decirlo, no es una voz agradable. ¡Pero dice algo! Y Leonard Cohen tenía una voz super aburrida, pero mira donde llegó. Hay muchas voces que quizás tienen un timbre especial que llega a la gente. Me acuerdo de Luis Eduardo Aute, que no era una gran voz, pero transmitía. Creo que eso es lo que ha pasado conmigo. Bueno, y además fui la primera que salió en vaqueros en la televisión en España. Mi compañía discográfica me echó la bronca, me llamaron para decirme: “En España no se sale así en la televisión. Tienes que comprarte un vestidito”.
Imagino que sería un shock para usted llegar de los Estados Unidos de los sesenta a aquella España en blanco y negro de los sesenta. Fue horrible, me costó mucho tiempo adaptarme. Recuerdo llegar a Barcelona sin hablar nada de español, aquellas calles estrechas y los Seat 600, ¡ese coche que parecía para para minusválidos! En Estados Unidos las calles eran anchas y los coches parecían limusinas. Y llego a España y todo es pequeño, estrecho... Recuerdo que un día iba con mi hermana, que solamente tenía dos añitos, yo tendría 12, y me perdí. Yo preguntaba, me miraban, me hablaban en catalán, yo no entendía nada y nadie me ayudaba. Me fui a una gasolinera y pregunté a un señor y él no quería más que ligar conmigo. Pasaron seis horas, empezó a llover, al final encontré la casa y le dije llorando a mi madre: ”¡Vamonos a Estados Unidos!“. ¡Y quería una hamburguesa, pero aquí no había nada de comida americana! Era una edad muy complicada para cambiar de de vida. Menos mal que mi madre me metió en un colegio americano y ahí más o menos me pude adaptar. Al cabo de de un año ya hablaba perfectamente español, pero con un acento que no se me ha ido.

Le ha dado personalidad. Pero mucha gente me dice: es una vergüenza que lleves tanto tiempo aquí y todavía no hables bien español. Aún me equivoco a veces con las palabras femeninas y masculinas. Digo la mapa y es el mapa.
Pese a ser estadounidense jugó con muchos idiomas y géneros. Tiene una canción con aires brasileños y con parte de la letra en portugués muy bonita, Deixa essa gente falar. ¡Es muy buena esa canción! Pero nunca la canto en los conciertos porque no llegó a ser conocida. En aquella época la música francesa y la música italiana llegaban mucho a España. Se conocía a Sylvie Vartan, a Françoise Hardy, Adriano Celentano... Así que Hispavox decía: vamos a grabar Soy rebelde en francés porque queremos editarla en Francia, o en inglés porque queremos que salga en Inglaterra, ¡si canté Soy rebelde hasta en japonés! No es tanto que yo quisiera experimentar con géneros e idiomas, es que el negocio de las discográficas funcionaba así.
Le he oído hablar con cierta amargura de un álbum de música disco que le invitaron a grabar en Alemania. Esto a mí nunca me gustó. Fue una idea de [la compañçía discográfica] Ariola, que envió a Alemania y a Holanda para grabar con productores musicales que eran números uno, pero yo no me sentía en mi papel, no me sentía bien, no me gustaba nada. Gracias a Dios esas canciones no llegaron a ser realmente conocidas aquí ni pasó nada con ellas, menos mal. Poco después grabé con Manuel Alejandro Corazón de poeta y me volví a sentir yo misma.
Y luego tiene esa rareza en su repertorio que es Viva el pasodoble. Esa no la quería grabar tampoco. Me dice Manuel Alejandro: “mira, mi primer pasodoble”. Y le digo: “¿Y la voy a cantar yo? Dásela a Rocío Jurado”. Y me dice: “Si lo canta Rocío Jurado no tiene gracia, lo vas a cantar tú”. Y con Manuel Alejandro tú no puedes discutir. Es así y punto, así que dije: “Maestro, vale”. Recuerdo que la estaba grabando con la letra delante de mí, en un atril, y tuve que parar y decirle: “Mira, no entiendo nada. ¡No entiendo de chicuelinas, no entiendo de toros, no entiendo de verónicas y no entiendo nada!”. Pero bueno, la canté en algunos conciertos que he hecho por ahí. Una vez la metí en mi repertorio en una gira por Colombia y al llegar a una frase hay una frase que dice “viva lo español” me pitaron [risas]. Ahora mucha gente cree que la canción era para Rocío Jurado, pero no. Manuel Alejandro la escribió para mí.

Creo que esto también le pasó con Soy rebelde, que la detestó al principio. Es usted rebelde de verdad. Es que a mí me enseñaron la versión de una chica mexicana que la había grabado antes. Y tenía una de esas voces que decíamos antes... [se pone a cantar el estribillo con estilo artificioso y grandilocuente]: ¡Yooo sooooy rebeeeeeldeee! Y yo dije: qué horror. ¿Como voy a cantar esto si no tiene nada que ver conmigo? La canción era horrible. Entonces, después de darle muchas vueltas, me metí en el estudio y lo grabé. Y cuando lo escuché me dije: coño, esto está muy bien. Esa canción no llegó a ningún sitio con la voz de la mexicana, pero conmigo llegó a todo el mundo.
En el documental Soy rebelde hay una escena particularmente conmovedora en la que, al final de un concierto, un grupo de mujeres de edad parecida a la suya le dan las gracias por sus canciones, como si hubiesen significado algo más que canciones para ellas. A ver, todas mis canciones tienen algo que ver con el amor, el desamor, la tristeza, la no sé qué... yo soy una mujer muy independiente, lo he sido toda mi vida y ahora que soy viuda aún más. Quizá mis canciones, para algunas personas, sí podrían haber reflejado de alguna manera esa independencia en su vida particular. Quien me ha escrito canciones, como Jose Luis Perales o Manuel Alejandro, veían en mí un personaje y para ese personaje iban haciendo las canciones. Pero yo nunca he tenido intención, realmente, de reivindicar a las mujeres de alguna manera. El otro día me dice un amigo: siempre has cantado canciones tristes. Y le dije: pues tienes razón. Pero yo, realmente, soy una persona contraria a la tristeza. Soy positiva, alegre, abierta, todo lo contrario a la imagen de niña sosa y tímida que la gente ha tenido de mí.
Usted empezó su carrera siendo compositora y tuvo algunos éxitos escritos por usted, pero después lo dejó. ¿Por qué? En la época de Pic-nic y todas las canciones eran mías, pero cuando empecé en solitario y Soy rebelde tuvo tanto éxito me presentaron a José Luis Perales. Y la cosa siguió así. A veces, en algún elepé, he metido una canción mía, pero yo me dejé llevar por el compás de la vida. Mis canciones eran más folk y yo he seguido escribiendo, pero las compañías discográficas no daban ni un duro por ellas. Te voy a contar una cosa increíble: tenía tres canciones impresionantes que había escrito Riccardo Cocciante y a las que yo puse letra. Y las discográficas no creyeron en ninguna. ¿Sabes quien acabó grabando una de las canciones? Celine Dion. Entonces yo ahí dije: a tomar por el culo. Aquí nadie entiende nada.
¿Hay alguna artista joven en la que vea algo de usted? Hay muchas artistas de estas nuevas. El otro día, en el desfile, conocí a Amaia. Tiene también una voz muy suave. Y Aitana hizo una versión de Frente a frente conmigo muy bonita. Hay muchas artistas jóvenes con voz similar a la mía. Rebeca Jiménez canta de maravilla, Rozalén, Rosalía...
Parece que ahora hay una reivindicación de su música. Selena Gómez, una de las artistas más escuchadas del mundo, ha versionado este año El muchacho de los ojos tristes. Bueno, la parte que canta ella es nueva. Y otras chicas cantan el estribillo tal cual. Han hecho una versión más moderna, pero yo estoy viendo que la mía tiene mucho más éxito. No quiero ponerme medallas, pero hay muchísima gente que ha hecho versiones de mis canciones. Bunbury, Bisbal... ¡El otro día me mandaron un vídeo de una chica árabe cantando Porque te vas! ¡Ha llegado a todas partes! Del Porque te vas no te puedes imaginar la cantidad de versiones que hay, pero nadie, nadie, nadie ha superado la mía.
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