“Es chulo y prepotente, pero no puedes dejar de mirarlo”: cómo Conor McGregor se convirtió en un fenómeno fan
El luchador irlandés, que acaba de interpretar al villano del éxito de Prime Video ‘De profesión, duro’, ha conseguido que el público le adore pese a su imagen de hombre violento y hortera
Resulta paradójico que la primera vez que Conor McGregor (Crumlin, 35 años) aparece en Road House: De profesión duro esté desnudo. Si hay algo que le define fuera del octógono, aparte de su volcánico carácter, son sus originales atuendos. El estilo McGregor, tan hipermasculino que raya la parodia, parece extraído del story board de un film de Guy Ritchie y podría definirse como el cruce perfecto entre un Peaky Blinder y un tronista. Tan aficionado a los tatuajes como a los complementos, a ser posible de oro y poco discretos, a McGregor le encantan los trajes de tres piezas estampados y ultraceñidos, mejor si están diseñados por Gucci, Dolce&Gabbana o David August. Este último fue el responsable del traje de 10.000 dólares que McGregor lució en rueda de prensa previa a su mediática pelea contra Floyd Mayweather y en el que la raya diplomática era realmente una sucesión de letras formando la expresión “Fuck You” (que te jodan). August es también su socio en August McGregor, una marca inspirada en el estilo del luchador porque, como ha afirmado, “todos quieren ser un poco como yo. Y no los culpo. Si fuese otra persona, yo también querría ser como Conor McGregor”.
La desnudez de McGregor en la película de Doug Liman no dura demasiado: tras unos cuantos mandobles marca de la casa se hace con un vistoso outfit completo dejando tras de sí un rastro de huesos rotos y cosas en llamas. Una entrada triunfal en el cine. La interpretación parece una continuación lógica a su carrera, opina Iván E. Fernández Fojón, crítico de cine experto en cine asiático, marcial y de acción y responsable del blog especializado Ronin. “El magnetismo y el carisma del luchador irlandés es indudable. O lo amas o lo odias, y por eso mismo su personaje en la película, Knox, es muy cercano al McGregor de la UFC (siglas de Ultimate Fighting Championship, la organización de artes marciales mixtas en el mundo que alberga a las mayores estrellas de este deporte). Chulo y prepotente, quizás demasiado, pero creo que la película tiene un toque de cómic que favorece que Knox sea así, todo un espectáculo excéntrico y agresivo. Quieres que Dalton (Jake Gyllenhaal) gane, pero no quieres que deje de salir Knox en pantalla”.
Algo a lo que contribuye la teatralidad de las Artes Marciales Mixtas, un deporte, pero también un espectáculo adrenalínico y vociferante. “No podemos olvidar que la propia UFC se nutre de esas dosis de espectáculo, con los enfrentamientos en los pesajes y esa especie de creación de personajes que recuerdan la faceta menos realista de la lucha libre,” señala Fernández Fojón.
El irlandés es una de las sorpresas de una película que ya se puede considerar un pequeño fenómeno, al igual que sucedió en los ochenta con la original, protagonizada por Patrick Swayze. La película de Doug Liman se ha convertido en la producción de Prime Video más vista en la historia de la plataforma, lo que justifica el cabreo del director por la inexplicable ausencia de la película en salas de cine. Supuestamente la estrella es Jake Gyllenhaal, pero todas las miradas estaban puestas en el único hombre que ha conquistado dos títulos de la UFC en distintas categorías, y seguro que no pocos deseaban su fracaso.
No es el primer luchador que se pone ante las cámaras: The Rock, John Cena y Dave Bautista ya acumulan títulos relevantes, pero ninguno tiene una imagen pública tan polarizante como la de Notorious, el nombre con el que también se conoce a McGregor y que robó al rapero Notorious B.I.G., cuyas canciones suele escuchar para motivarse. Para Javier García, propietario del gimnasio de artes marciales mixtas Kontact Sport, en el que ha entrenado a más de un campeón de España, lo que le hace especial es que su forma de luchar es como su forma de ser. “Lo que le hace distinto a todos los demás es su combinación perfecta dentro de la jaula y fuera de ella, ser una persona muy carismática y fuera de lo común”, apunta García. “Se ha consolidado como un luchador único. Es muy odiado y muy querido y esa dualidad es la que le consagra como una de las figuras de los deportes de contacto más conocida a nivel mundial”.
Una visibilidad que ha ayudado a conocer un deporte que algunos cuestionan por su violencia y que en España ha logrado un nuevo impulso gracias a la figura del hispano-georgiano Ilia Topuria, flamante campeón del peso pluma de la UFC, la principal liga de artes marciales mixtas.
Entre los que no aprecian demasiado ni la artes marciales mixtas ni a McGregor encontramos a su compatriota Liam Neeson. “Ese pequeño duende, Conor McGregor, le da a Irlanda mala fama. Sé que está en forma y le admiro por eso, pero no lo puedo entender”, declaró a Men’s Health. ”No puedo soportar las Artes Marciales Mixtas. Para mí es como una pelea de bar. Sé que los profesionales dicen: ‘No, estás equivocado, entrenamos durante meses’. ¿Por qué no agarras una botella de cerveza y golpeas la cabeza del otro tío? Es el siguiente paso de la UFC”. En contra de lo que cabría esperar, McGregor no se presentó en casa de Neeson con un bate de béisbol, se limitó a tuitear: “Orgulloso de ser irlandés, siempre”, acompañado de un emoji de la bandera irlandesa.
Irish proud - always. 🇮🇪
— Conor McGregor (@TheNotoriousMMA) February 3, 2023
El historial de escándalos de McGregor es tan amplio como su palmarés. Explosivo y marrullero en el octógono y fuera de él, ha protagonizado algunos altercados que han terminado en comisaría. En 2018 irrumpió en la sala de prensa de la UFC para intentar agredir a su archienemigo, el ruso Khabib Nurmagomedov, ante la imposibilidad de alcanzar su objetivo, persiguió su autobús y destrozó una luna tras lanzarle una valla, un carrito y un cubo de basura. Hirió a dos luchadores y tras entregarse a la policía de Nueva York fue acusado de tres cargos de asalto y un delito contra la propiedad. Su condena incluyó una disculpa pública y terapia para manejar la ira. No resultó muy efectiva. Al año siguiente tuvo que llegar a un acuerdo extrajudicial con un hombre al que había sustraído el móvil después de que tratase de fotografiarle. Meses después volvió a ser noticia al filtrarse un vídeo en el que se le veía asestando un brutal puñetazo a un anciano que no aceptó su invitación a un chupito de whisky en un pub de Dublín.
“Me equivoqué, tenía que salir aquí y disculparme públicamente”, declaró en un vídeo en el que lucía por primera vez una camisa de su talla. “Este hombre merecía pasarlo bien en el pub y no terminar de la manera en la que lo hizo”. De nuevo el propósito de enmienda no duró demasiado: en 2021 se peleó con el rapero Machine Gun Kelly en la alfombra roja de los premios MTV Video Music Awards.
MGK & McGregor going at it at the VMA’s pic.twitter.com/MNCtgkJdIw
— MMA Gone Wild🥋 (@mmagonewild) September 13, 2021
Su historial delictivo no merma ni un ápice el fervor de sus fans. Para entenderlo es tan importante conocer sus logros deportivos como la manera en la que llegó a convertirse en un deportista de élite. El pequeño McGregor iba para futbolista, pero el bullying que sufría por su cuerpo enclenque le hizo fijarse en los deportes de contacto. Se veía como un chimpancé que se convirtió en un gorila, como declaró en el documental Conor McGregor: Notorious (disponible en España en SkyShowtime). A los dieciséis años dejó el colegio y empezó a trabajar como fontanero con su padre. Cuando tuvo claro que había un futuro para él en las artes marciales mixtas se centró en ellas a pesar de que ni en su familia, ni en su barrio, ni en Irlanda era un deporte arraigado.
En la puesta en marcha y consolidación de sus objetivos siempre ha estado presente Dee Devlin, su pareja. Se conocieron en una fiesta en 2008 y meses después él le envió una solicitud de amistad a través de Facebook. Llevan juntos desde entonces, tienen cuatro hijos y es el gran pilar de su vida. “Mi novia trabajó muy, muy duro. Está conmigo desde que no tenía absolutamente nada, sólo un sueño que le contaba a ella. Si no fuera por ella, probablemente no estaría donde estoy hoy, así que definitivamente me encanta mimarla”, confiesa en Notorius.
En 2013, durante uno de sus exuberantes discursos, se comparó con Van Gogh. “He perdido la cabeza haciendo este deporte. Como Vincent van Gogh. El dedicó su vida al arte y perdió la cabeza en el proceso, eso me ha ocurrido a mí. Pero que le jodan. Cuando tenga ese cinturón alrededor de mi cintura y cuando mi madre tenga una gran mansión, cuando mi novia tenga un coche distinto para cada día de la semana, cuando mis hijos tengan todo lo que quieran… entonces habrá valido la pena. Entonces estaré feliz de haber perdido la cabeza. ¡Moriré como un viejo loco!”.
Incluso para alguien tan ególatra habría sido difícil imaginar que años después sería el primer luchador de la UFC que conquista el cinturón en dos categorías distintas y uno de los más célebres de la historia de las artes marciales mixtas. También uno de los hombres más adinerados. El chaval que cuando empezó a interesarse por el deporte cobraba el salario social, algo menos de 200 euros, coronó en 2021 la lista de deportistas mejor pagados, no sólo por las desorbitadas sumas que recibe por sus combates también por el éxito de aventuras empresariales como su marca de whisky, que lanzó en 2018 y vendió tre años después por 130 millones de euros.
La carrera de McGregor está repleta de grandes resurrecciones, casi como una película del género que ahora protagoniza. Hay momentos épicos: su debut, en el que ganó por K.O. en su primer asalto, la victoria ante José Aldo en apenas trece segundos o su victoriosa revancha tras la inesperada derrota frente a Nate Diaz. También instantes dramáticos, como la derrota ante Khabib Nurmagomedov que terminó como una pelea campal entre los equipos de ambos o la grave lesión de tibia y peroné que lo tiene en dique seco desde 2021. Pero si algo captó la atención del mundo fue el circo montado alrededor de su pelea contra el campeón de boxeo Floyd Mayweather, un evento que suponía el debut del irlandés en un deporte que sólo había practicado como amateur.
Para muchos era una pantomima. “El combate es un insulto para el deporte, para el boxeo y para la UFC. Cada deporte merece respeto”, protestó el boxeador mexicano Juan Manuel Márquez. Una pantomima muy lucrativa por la que Mayweather ganó alrededor de 280 millones de dólares y McGregor, 130. La atención generada por las personalidades de ambos astros tuvo un impacto descomunal, por algo McGregor es una de las debilidades de Dana White, el polémico presidente de la UFC. La derrota ante Mayweather dejó secuelas más profundas que muchas de sus cicatrices y evidenció la decadencia del campeón. Cada semana surgen noticias sobre su retorno que aun no se han materializado. Según White el problema es que Conor no necesita el dinero porque ya es “jodidamente rico”. Opinión que que comparte Javier García: “Ya no tiene el hambre que tenía cuando empezó, con lo cual difícil ver a verlo otra vez en lo más alto de las MMA”.
Sin duda, su vuelta supondría hablar de nuevo de cifras descomunales. Mientras, tanto tal vez el éxito de Road House, del que ha presumido en sus redes sociales, le marque un nuevo camino. Otro deportista de carácter, Éric Cantona, encontró una segunda vida en el cine con excelentes críticas. También la actuación del irlandés ha suscitado elogios. “McGregor interpreta de manera muy natural a un villano diabólicamente extravagante, incluso a veces roba el espectáculo a Gyllenhaal”, escribió Adrian Horton en The Guardian. Fernández Fojón también considera que esta incursión en el cine puede no ser la última del luchador. “Que haya saltado al cine en una película de estas características es positivo de cara a un futuro, ya sea como villano, o como héroe, aunque en este sentido, debido a su personalidad, lo veo más complicado”. McGregor sabe que no necesita ser un héroe para que todas las miradas estén puertas en él. Sólo necesita ser Conor McGregor.
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